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Crimen sin castigo

Creímos escuchar a Vitali Shentalinski una entonación sarcástica en un ruso, que por lo demás resultó bastante cavernoso. De barba descuidada, las arrugas le recorrían en forma de bolsas  los ojos , lo que confería al escritor tártaro una vitola más de bonvivant que de intelectual . Su discurso en cualquier caso había sido bastante grave. También revoloteaban e n el estudio de radio    las réplicas de  César Vidal , más regordete y bajito de lo que reflejan las fotografías, seguramente retocadas. A salvo de las cámaras de televisión y del maquillaje, una capa cerúlea se entreveraba en la cara del famoso locutor. Quizá la desaparición de los medios del señor Vidal, sea uno de los misterios más extraños acaecidos en las ondas: independientemente de que no fuese santo de nuestra devoción, en aquella entrevista dio muestras de su buen ruso y de erudición. Tampoco sabemos si la leyenda urbana de su capacidad para despertarse con una novela en sus brazos cada poco tiemp...

Aperturas de ajedrez y literarias.

Dicen que las aperturas de ajedrez, aparte de ingeniosas y bellas, pueden desatar a posteriori todo un compendio estratégico, y en el fondo determinan el desarrollo de la partida. Casi como un haiku , cuando más condensadas llegan a ser más desbaratadoras de las defensas del rival. La más común y popular sería la apertura Ruy , llamada así en honor del cura que la pergeñó hace cinco siglos, a la que se le suceden como centellas la defensa Morphy , la Steinitz y como juego de posibilidades infinitas, toda una miríada de alternativas y subalternativas , que crecen en ramificaciones eternas cada una con los nombres de sus creadores ( http://ajedrez.about.com/od/openings/tp/TopOpenings.htm ) . En cualquier caso, la sencillez es la clave de una hermosura que se nos escapa a los legos en juego tan valiente en el que empeñamos nuestra inteligencia y  que generó antaño prodigiosos beneficios a su creador y un quebradero de cabeza para su riquísimo mecenas, que tras su promesa, se debió...

Hablemos de literatura, por favor.

Lejos de nuestro ánimo ser sentenciosos, ni mucho menos campanudos a propósito de la literatura del exilio,  ya que los tropiezos de algunos articulistas indocumentados que tocaban de oído sobre nuestra posguerra han sido muchos y muy clamorosos. Sin embargo, en el ámbito internacional uno de los exilios que se han transformado en lugar común, cuando hablamos de disidencia con mayúsculas, fue el protagonizado por el premio Nobel Thomas Mann . Normalmente encabeza profusas reflexiones que pontifican sobre el asunto; luego se vierten otras ingentes cantidades de tinta referentes a los disidentes soviéticos, que vivieron con dignidad pese a que las autoridades cercasen sus moradas con cámaras y micros, llamados chicharras en el argot, que registraban so pretexto de la seguridad nacional, las conversaciones más anodinas de la vida de los enemigos del régimen ( la temida Stasi , Staatssicherheit , que llegó a tener a un millón de funcionarios en nómina en su cenit, por otro lado tan b...

La Isla del Segundo Rostro

Era un mamotreto voluminoso de hojas amarilleadas, cubierto además por una pátina de polvo. Olvidado en un anaquel todavía más apartado, cuando cayó en mis manos fue como abrir una caja de música, que te musita encuentros del pasado que parecían muy lontanos. En cierto modo la sensación que me había provocado aquel ejemplar, guardaba semejanzas con el regusto que deja la magdalena al mismo Proust por la resaca de remembranzas que desempolva. En aquella ocasión  me vino el rostro jocundo de mi padre y las carcajadas cuando se embebía en el interior de La Isla del Segundo Rostro de Albert Vigoleis Thelen . Ávido lector, Luciano que así se llamaba él, releía cada año esta novela que estaba con las cubiertas algo ajadas por su uso. Aún me parece ver su figura oronda bañada por la luz cenital de la cocina y la cabeza gacha, leyendo hasta que los párpados se le cerraban de cansancio (sabemos que leer y comer en la compañía de un libro es de mala educación, pero los dos, será por los ...

Einstein juega al Príncipe y al mendigo

No todos los iconos del siglo XX bordearon y se rebozaron en el mal, como nos ha insinuado un diligente lector. Siguiendo su razonamiento, nada desdeñable, esa mirada tan escéptica sobre nuestros congéneres es más bien fruto de nuestro pesimismo. Por tanto, la breve resaca que nos deparó la publicación de Sed de mal , con un protagonista como Al Capone, grado casi superior de la perversión, nos hizo enfocar desde otra perspectiva el problema de la fama, tan prefabricada y efímera en nuestros tiempos modernos. Que se lo digan a Roscoe Arbuckle , actor del cine mudo tan célebre que el propio Lenin le suplicó una audiencia, porque se tronchaba con sus películas. En cuanto su figura fue objeto del repudio general al ser acusado del homicidio de Virgina Rappe , sólo el genial Buster Keaton , dio cobijo y consuelo a su amigo. ¿Qué fueron de las palmadas que le daban en la espalda a Fatty en los días de vino y rosas? Sin duda la amistad de Keaton y Arbuckle es de las relaciones más entrañ...

"Nostradamus" Napoleón despierta a América y Rusia

De sobra son conocidas las mañas del general corso en el campo de batalla: gran estratega hasta que se topó con el Duque de Wellington , había cosechado sin embargo a lo largo de una dilatada trayectoria bélica, muchos sinsabores ( los laureles postraron a toda una poderosa Europa). Como la perdición de divisiones enteras que después de tomar Moscú , se batieron en una retirada que el General Invierno y el desorden de las tropas, convirtieron en un reguero de muertes. Nadie entendió el caos que prendió en las filas del gran ejército francés; la murria que acogota a las masas cuando luchan desesperadamente contra la grandes dimensiones inasibles de la naturaleza rusa, quedaron fielmente reflejadas en la magistral Guerra y paz de Tolstoi . Sin quererlo fueron un precedente de las tropas nazis, que no escarmentaron a pesar de la tozudez de la historia, que nos desvela muchas enseñanzas conservadas en formol, pero audibles para quien las quiera escuchar, pese a que sus reverberos se ...

Yo también amé a Ava Gardner

Infamantes ojos verdes de Ava Gardner que suplicaban ser amados e invitaban  al pecado en un país, que aún se debatía en una larga posguerra y en un carrusel de penitencias. Lugar de crisantemos, gasógenos, cartillas de racionamiento, y contención. Por eso en Madrid todavía rememoraban la estela del Buick azul de Manolete como si fuese la cola de una nave espacial, no vano, los transeúntes se paraban en seco, para admirar el venero de su chapa metálica en pleno Paseo de Recoletos . La economía entretanto había cobrado lentos impulsos tras el delirio de la autarquía gracias a que el Plan de Estabilización , que trajeron los tecnócratas de López Rodó , comenzaba a rendir frutos ( asimismo trajeron las bases para la posterior crisis bancaria).Se entiende entonces que la llegada de Ava Gardner en los años cincuenta fuese como un ciclón. La estampa de una mujer con sus curvas y labios suculentos, nada desdeñosos, que se paseaba garbosamente y se dejaba ver en los tendidos, despertan...