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Mostrando entradas de enero, 2024

Gavrilo Princip, mi amigo.

  A ires de impaciencia, por el telegrama del Foreign Office,  al que me aferraba con un ligero temblor de manos. Subí  arrebolado las escaleras de mi piso en pleno centro de Belgrado, y con la intriga por conocer su contenido. No rmalmente, las comunicaciones se producían mensualmente, así pues, recibir más de cuatro telegramas aquella semana, me sumió en la congoja. Solamente recordaba un trasiego semejante a mi llegada a los Balcanes como corresponsal del The Times. Entonces, los bárbaros de Unificación y muerte acababan de asesinar al Rey Alejandro I    y a su mujer, la reina consorte, Draga Mašin .  El Rey Alejandro I y su esposa asesinados.  Como era de esperar, los cuerpos  de los reyes serbios  mutilados y arrojados por el balcón de palacio, causaron conmoción y sensación a partes iguales por medio orbe. Alguien del Foreign Office, cuyo nombre conozco en clave, pero que llamaremos Héctor por las sempiternas prevenciones de los servicios secretos, gustó de mis crónicas y fichó

El dilema de Lincoln y la esclavitud.

" Esa libertad perfecta por la que suspiran, es la libertad de esclavizar a otras personas ". Abraham Lincoln . "E l gran hombre " rezaba en murmullos, que cesaron súbitamente. Entonces, una súplica más personal. Su séquito, desparramado en los bancos de aquella capilla, a la que Abraham Lincoln solía acudir a orar en los momentos de descanso de su actividad febril en el gabinete, creyó escucharle llorar. ¿" El gran hombre " habría perdido la cordura? No dormía, y sin duda, estaban en una situación desesperada, en la que no cabían demorar más las soluciones, pero cuáles eran éstas, se preguntaban todos. Su gabinete caminaba por verdaderas ascuas y se dividía, creando un tole tole que ensordecía cualquier discusión.  Un presidente atribulado, ahogado en contradicciones.  - Estamos en situación de guerra, señor. Convendría limitar la libertad de prensa. - Le había sugerido unos minutos antes uno de los consejeros, que vestía canas en su barba. Una tentación,

Herzl, el sultán y su mediador.

  -N o es tan apuesto como dicen tus queridas comadres. ¡Y encima es judío! - Dijo con sorna el joven de aires patrióticos. Enseguida se ajustó el chaqué y se tocó levemente el ala del sombrero para saludar al General Perkins, que pasó por delante del matrimonio Boyle. La pareja todavía atónita, porque  asistieron a una de las famosas conferencias de  Theodor Herzl    en el Club de polo de Eastbourne.  Aquellas veladas habían tenido una estupenda acogida en las islas, pues era una forma de hacer mella en los adversarios galos, con los que se disputaban la hegemonía africana. Los recientes incidentes de Fachoda daban alas a    l a prensa británica, que  se había arrojado sin piedad a roer el hueso del escándalo  Dreyfuss , un falso culpable, que permitía poner en evidencia la arbitrariedad del sistema francés. Aparte de que en los británicos la repulsión hacia los descendientes de Abraham, no fuese tan acentuada como en el continente.  Herzl, por la época que hablamos. A continuación, A

Ignace Reiss, la muerte de un espía

S e le agolparon en tropel los reproches, por la indolencia que había mostrado hacia el caso de su marido, dado que  Elsa Reiss,  desde el primer momento, había visto las cosas claras. Portada del "liberador" Trotsky.   - Tenía que pasar, Elsa. Nos acostumbramos a caminar tanto tiempo en el filo. - Se disculpó a sí misma, con la certeza que le produjo leer el titular de ese periódico suizo. Hacía un par de días que no sabía nada de su marido, Ignace Reiss , mucho tiempo cuando andaba a la zaga el GPU . Por eso, la corazonada respecto a que ese ciudadano checo,  Hans Eberhardt ,  asesinado violentamente y abandonado en una cuneta de una carretera secundaria, conforme rezaba en el escueto artículo periodístico, era su Ignace. Pese a que el Ignace de las últimas semanas había dejado de ser él mismo. Repentinamente, el cabello albo y la mirada de los joviales ojos azules, se había apagado.  A raíz de que le enseñara  la copia de aquella epístola  dirigida al Comité Central , con