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Mostrando entradas de enero, 2017

El Golem de Meyrink

La noche se cierne sobre las callejuelas de Praga, vestida con sayo lunar y repleta de misterios indecibles. Pueblan las tabernas los seres más extraños, noctívagos de vocación, que murmuran que la criatura había existido, mientras tomamos unas cervezas calientes, porque el invierno checo se ha presentado con toda crudeza. Los zancos resbalan y no es difícil que se trencen las piernas mientras se camina por las aceras nevadas de Staré Město , para al cabo de unos segundos desmoronarte en el duro empedrado. Lo peor es que el viejo judío de los dientes mochados que tenemos delante, se reafirma en que ha visto su sombra, paseando más allá de la medianoche. Nadie le había invitado a sentarse con nosotros, pero como buen gorrón, nos escamotea unas  Pilsner Urquell  a cambio de alguna de sus historias. Cuentan de él que fue escritor, aunque perdió todo punto de mesura cuando se dio de bruces con la bestia. Desde entonces,  deambula como una cometa, en busca del aire que le insufla el alco

En el Umbral de la literatura

Lejos de la semblanza, puesto que Marco Antonio Núñez , bloguero, rompió moldes con esta entrada dedicada a uno de nuestros escritores preferidos  , Francisco Umbral , que casi convertiríamos en canónica, puesto que rescata el espíritu socarrón del escritor madrileño, resucitado en Valladolid y que mendigando a veces por Salamanca, donde recordaba sus fachadas bombardeadas de plateresco y de tedio, se hizo periodista y escritor. Más que abundar como decíamos en rasgos de su carácter, o de una vida sembrada de  anécdotas gloriosas, queríamos rememorar una glosa de una vivencia propia y relacionada con uno de los mejores poetas y narradores de nuestro tiempo (1) . Recuerdo entonces el Café Central  , sumido en la penumbra previa y anunciadora del jolgorio nocturno, repleto de claves jazzísticas . Ruido de vasos, cubertería, que el garzón ponía en orden; más allá, murmullos de conversaciones y nuestra amiga Anita, una periodista granadina, con deje metalizado porque había reeducado s

Las torres de Londres ( "Ser o no ser")

Imaginemos a un individuo solitario, imbuido en los sueños más peregrinos. Camina con pisadas desvaídas por la City, donde se le amontonaban en la cabeza miles de parámetros, con los que  predecir el futuro: matemáticas fractales, paseos aleatorios. ¡ Vanas ilusiones! Aquellas tribulaciones acompañan sin embargo al joven, que se quiere hacer un hueco en la industria financiera. Pretende inventar algo diferente a la distribución normal o de Gauss, dado el problema de las colas largas ( no es una producción erótica lo que le carcome la cabeza). Os puedo asegurar que aquel imberbe iba con la cabeza gacha mascullando números, embutido en un terno, hasta que alzó la vista y se topó con las poderosas  Torres de Londres . Poderosas por lo evocadoras que le resultaron. En el fondo, le  daban mala espina por el trágico final de los dos príncipes, que risueños si acaso principiarían en otros juegos ajenos al poder, cuando fueron asesinados. A pesar de que la controversia de quién fue el asesin

Persona non grata

Siempre es dificultoso nadar a contracorriente. Cuando te acompaña la soledad más absoluta, y el eco de la voz de Jorge Edwards , que tañía con la hermosura del hablilla de los chilenos, se convierte en un soliloquio en una isla en la que sólo se murmura entre dientes, para no ser declarado un apestado por los servicios de inteligencia castristas. Hasta un  Pablo Neruda , receloso y repudiado por las autoridades cubanas, le dice que aguarde un tiempo, y que se deje llevar por la prudencia. Su discípulo/subordinado en la legación parisina,  Edwards, le había informado de su decisión de publicar un libro, Persona non grata , que relatase sus desencuentros con la dictadura cubana, cuando ejerció no sólo de encargado de negocios del gobierno de Salvador Allende , sino que recibió el cometido de abrir la primera legación americana en tierras caribeñas, en 1971. Todo un desafío al Tío Sam , que no se andaba con chiquitas, como más tarde comprobó el ejecutivo de Allende y con el que se pre

La Krakatita (el Azogue, 100 megatones de post)

" El hombre jamás será esclavizado por las máquinas si al hombre que maneja las máquinas, se le paga bastante bien "  Karel Capek ¡¡¡ Casi sin darnos cuenta hemos llegado a las cien publicaciones del Azogue !!! Para celebrarlo haremos un pequeño guiño a la literatura fantástica checa, una gran desconocida sino fuese por el empeño de unas pocas editoriales románticas, que a pesar de la barrera de la lengua, se atrevieron a desafiar cualquier corsé económico o presupuesto previo, para que brillase por puro romanticismo una literatura que vale sus quilates en páginas inolvidables. Dentro de este género, aunque no figurase en el panteón de los antihéroes literarios,  Prokof , el personaje de la novela   La Krakatita (1) ,  merecería aparecer o cuanto menos tener un pedestal como valiente, carente por supuesto de cualquier épica. Hablamos de un inocente pero gran científico, que descubre la krakatita por casualidad, tras una gran fumarola que mana abruptamente en su labora

Muertes de perro

Boquiabierto, y luego con una sonrisa socarrona, se dirigió un asistente a Don Francisco, tras la conclusión de la conferencia. Ojos todavía alucinados, pues lo que había contado el escritor granadino en su disertación, se correspondía exactamente con la realidad de su país. - Usted refleja exactamente la realidad de mi país. Conoce muy a fondo los entresijos de nuestra política.- Aludía a la ficción de  Muertes de perro  que es atemporal y revela fogonazos visionarios para el lector, incluso el contemporáneo (1). El admirador compungido de  Francisco Ayala –parecía un Cristo lánguido de un retablo barroco -   hablaba de su país,  Nicaragua,  y decimos compungido porque nuestro escritor granadino le repuso que jamás había estado allí. Tratando de salir de su íngrima zozobra, insistió que había personajes de la vida política nicaragüense perfectamente retratados en la novela. Sin embargo, como afirmaba el intelectual español, no se había inspirado al menos de forma consciente, en n

Sobre escritores y tumbas

El frío azulado de París se cernía sobre las espaldas recias de un joven, que caminaba aterido sin rumbo. Había disimulado su desconcierto como sólo se logra en una gran ciudad, donde los destinos personales son como ínfimos granos de arena, aunque el recuerdo de aquellos días, todavía le sobrecogía. Casi cuarenta años después, en 1974, conquistaría esta urbe con una novela devastadora, con la que curiosamente cerraba su ciclo narrativo,   Abbadón, el exterminador . Una pieza hecha de retazos, que invaden las retinas de los lectores, con hechos verídicos de la historia argentina, esquirlas filosóficas lanzadas al desgaire, y pinceladas de una imaginación, que ya fue descollante en  Sobre héroes y tumbas (que por momentos nos trajo a la mente al gran Robert Artl por esa capacidad de crear mundos y personajes oníricos, v.g. El Astrólogo ) . El mundo de los ciegos, según la maledicencia, era una referencia velada al gran tótem de las letras argentinas, Jorge Luis Borges, con el que lo