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Mostrando entradas de abril, 2023

La dolce Viva

 “ Si quieres saberlo todo sobre Andy Warhol, solo tienes que mirar la superficie de mis cuadros, mis películas y a mí, y ahí estoy. No hay nada detrás”. Andy Warhol E ra un joven gacetillero entonces, algo palurdo. Se me notaba el deje de Iowa, y mis manos rudas de granjero. También en que se marcaba la badana de un sombrero caro, regalo de mi madre, en lugar de mi caperuza de paja. Qué hacía en las nubes del Chicago Tribune, surgido de la nada, en la época que no se paraba de hablar del Nuevo periodismo como de una epifanía literaria. El reportero Noonan, veteado de arrugas, por eso de estar casi siempre con el entrecejo fruncido, me dijo que no creía en esas mierdas creadas por Norman Mailer. Pegaba un trago a su petaca, una chupada a su cigarrillo, se frotaba su barbilla arenosa, para después de todo ese ceremonial, soltarme una directa al hígado. - ¡Qué se vaya al diablo toda esa caterva de drogatas! Los jóvenes sois muy influenciables, pero qué carajo es ése de que la novela ha

Una impotencia no tan real

  S e retiró su Fedora, que puso entre las perneras de rayas de su pantalón. El señor Sitges cabalgó sobre sus patas, preso de un nerviosismo y frenesí por defender a su cliente malogrado, mientras aguardaba su turno en la antesala de la biblioteca del Doctor Gregorio Marañón . La primera vez muchos años antes, dudó de si se acordaría de él y de sus pesquisas alunadas. Aquella herencia por la que acudió a ese mismo gabinete a solventar unas rencillas que le costaron sonoras acusaciones de antipatriotismo. Con vano desdoro para lo que había establecido como su  causa más noble. Ni siquiera estimaba en igual grado a los niños de la inclusa  de Valencia para los que había destinado una renta. La causa de Don Enrique le nublaba la razón. Era la época del error Berenguer , que a la sazón le había acarreado según el filósofo Ortega y Gasset , la pérdida de la corona a Alfonso XIII . Caricatura del doctor Gregorio Marañón - ¡Qué dictablanda, dictadura, señores! ¡Auto-ri-ta-ris-mo! - En el va

La Santa Compaña

  A l abrir mis párpados, fui consciente de que no seguiría siendo el mismo. Había vuelto de una pesadilla en la que fantasmas discurrían por  trochas inverosímiles. Cuando corrí con la certeza y el pavor alabeado en mis labios, en medio del bosque de eucaliptos y por entre los médanos,casi no me salía la voz. – ¡Era yo, era yo! -           ¿Qué dices, Luso? – Me preguntó Casilda que parecía declamar con el acento argentino tan cantarín. Estábamos en la pieza que hace de nuestro gabinete, y en la que nos enclaustramos escapando del alboroto establecido como norma por nuestros chicos adolescentes. Ella se me acercó con su andar clueco, sus pechos irreverentemente grandes y el cigarrillo apostado en sus belfos. – Parece que estás en otro lugar. ¿No me hacés caso? ¿Has terminado con el ordenador? – Asentí con la cabeza, con aires de vacuo entusiasmo, porque sabía que había vivido eso. Repetiría por conocido lo que iba a decir, pero Casilda se adelantó con la noticia que concernía a nues

La última farra de Barrymore. Walsh y Errol Flynn

  -          A mí me gustaría que me montase Errol. - Dijo la más blonda de las muchachas, de unas piernas más largas que un sueño  y sobre las que se erigía muelle, gracias a su entusiasmo. Hizo un gesto lleno de voluptuosidad, como si a horcajadas se subiese a los lomos de un corcel, que era ella misma. Ebria derribó algunas copas llenas de Moët & Chandon.  -          -         No la líes, Adele, y qué graciosa, tú te quedas con Robin Hood, y yo me follo a Juan sin Tierra. - Era cierto que John Barrymore tenía la vacilante palidez de los alcohólicos. Una gran apostura, y la frente bruñida de sudor. Su parloteo gangoso, que distaba de los  papeles de galán, malvado eso sí, que solía interpretar en la gran pantalla, pero la priva le deformaba el habla. Y le hizo perder facultades. En María Antonieta , el reparto fue consciente de sus limitaciones.  Cómo no, si durante el rodaje le apuntaban las frases con  grandes carteles. Las neuronas y el alcohol. Olvidaba párrafos enteros d