A ires de impaciencia, por el telegrama del Foreign Office, al que me aferraba con un ligero temblor de manos. Subí arrebolado las escaleras de mi piso en pleno centro de Belgrado, y con la intriga por conocer su contenido. No rmalmente, las comunicaciones se producían mensualmente, así pues, recibir más de cuatro telegramas aquella semana, me sumió en la congoja. Solamente recordaba un trasiego semejante a mi llegada a los Balcanes como corresponsal del The Times. Entonces, los bárbaros de Unificación y muerte acababan de asesinar al Rey Alejandro I y a su mujer, la reina consorte, Draga Mašin . El Rey Alejandro I y su esposa asesinados. Como era de esperar, los cuerpos de los reyes serbios mutilados y arrojados por el balcón de palacio, causaron conmoción y sensación a partes iguales por medio orbe. Alguien del Foreign Office, cuyo nombre conozco en clave, pero que llamaremos Héctor por las sempiternas prevenciones de los servic...
Un viaje por la historia y la cultura