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Gavrilo Princip, mi amigo.

 

Aires de impaciencia, por el telegrama del Foreign Office, al que me aferraba con un ligero temblor de manos. Subí arrebolado las escaleras de mi piso en pleno centro de Belgrado, y con la intriga por conocer su contenido. Normalmente, las comunicaciones se producían mensualmente, así pues, recibir más de cuatro telegramas aquella semana, me sumió en la congoja. Solamente recordaba un trasiego semejante a mi llegada a los Balcanes como corresponsal del The Times. Entonces, los bárbaros de Unificación y muerte acababan de asesinar al Rey Alejandro I  y a su mujer, la reina consorte, Draga Mašin


De Desconocido - http://www.srpskidespot.org.yu/ and the German and Dutch Wikipedias, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1414242
El Rey Alejandro I y su esposa asesinados. 

Como era de esperar, los cuerpos de los reyes serbios mutilados y arrojados por el balcón de palacio, causaron conmoción y sensación a partes iguales por medio orbe. Alguien del Foreign Office, cuyo nombre conozco en clave, pero que llamaremos Héctor por las sempiternas prevenciones de los servicios secretos, gustó de mis crónicas y fichó a este reportero para algunos cometidos de exteriores en los Balcanes. A consecuencia de aquellos hechos luctuosos que tuvieron lugar en 1903, quedó en el aire una idea de que los serbios se conducían en sus cuitas de manera violenta. Por ende, mis relatos entre las fieras serbias cuando retornaba de vacaciones a Londres, fueron de lo más demandado por mis antiguos vecinos de Chelsea. Sí, todo era muy embarazoso. De milagro había sobrevivido me escuchaban todos esos rostros ebúrneos, que me circundaban y envidiaban mi piel bronceada  en las playas dálmatas. 



De Desconocido - http://humus.livejournal.com/2181956.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32723529
Princip, rodeado

La realidad era que no me aburría en el ejercicio de mi corresponsalía, ni como informante del servicio de exteriores. Mi recibimiento no fue más que el comienzo de unos sucesos trágicos. Serbia era un país bisagra, pretendido por todos. Se fueron los turcos, y los eslavos se dedicaron a borrar enseguida su legado. De sus más de ochenta mezquitas, apenas quedaba una en toda la urbe de Belgrado, me repetía con orgullo mi vecino, Pedja  Marković. Los rieles de su bigote apuntaban al cielo. 


De John Tenniel - Punch, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2975294
Turquía acechada por Rusia, con Inglaterra de moderadora, tras la cerca de madera. 


- Somos la vanguardia del cristianismo, Atticus. - Me dijo con sus casi dos metros de altura. Últimamente se le había esfumado esa sonrisa perenne, y mostraba cierta resignación. - Créame, sire, soy patriota eslavo, pero desairar de ese modo a los austriacos, tendrá consecuencias irreversibles. - Las cancillerías europeas trabajaron a marchas forzadas aquel verano de 1914, con el fin de evitar la guerra, que se mascaba en el ambiente, tras el magnicidio del Archiduque Francisco Fernando y Sofía Chotek.  Cogí mi libro de claves, una vez que aparté mi canotier y mi bastón, en la entrada de mi coqueto apartamento.  Mientras descifraba el telegrama, saqué de una caja metálica con un grabado del puerto de New Haven, unas hojas de té verde. Así somos los británicos, montamos un gabinete de crisis delante de una taza de té. Volví a leer el telegrama. Mis superiores me pedían que investigase los hechos del atentado, y luego, debía regresar a Londres, donde informaría personalmente al director de Servicios exteriores.


De Achille Beltrame - Cropped version of Copertina della Domenica del Corriere Anno XVI n. 27 del 5-12.7.1914 illustrata da Achille Beltrame. File:Beltrame Sarajevo.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=29686990
El magnicidio de Sarajevo, que cambió completamente la faz del siglo XX.


Sabía que la Mano negra o Unificación y muerte, estaba metida en el ajo. Más tarde, logré enterarme de más detalles de la mano ejecutora,  Gavrilo Princip, un nacionalista serbobosnio. Gavrilo tenía muchas ínfulas y se creía destinado a lograr una hazaña grande. Tal vez porque por su tamaño petiso había sido rechazado en numerosos empleos, lo que hirió profundamente su ego. Eso me contó un conocido suyo, al que llegué y que en mi condición de inglés, se atrevió a hablar conmigo, después de asegurarle que no saldría ningún dato que permitiese vislumbrar su identidad. Estaba tremendamente asustado, puesto que había recibido la visita de miembros de seguridad del estado, preguntando cuál había sido su papel en el atentado. Ninguno, pero creía que no salía vivo de aquel interrogatorio. Aún con el ojo morado y el labio tumefacto, no pude más que dar por buenos sus temores.

- Gavrilo Princip, mi amigo. Lo siento por él. ¿Sabe dónde se encuentra  el parque Košutnjak? - A las  afueras de Belgrado le repuse. Allí, en medio de su arboleda y de las fauces de sus veredas,  Gavrilo acudía en solitario a continuar con sus prácticas de tiro, que realizaba en los lugares más recónditos. No soportaba las chanzas de sus compañeros de milicia, que durante la instrucción en Vranje, se habían mofado de su mala puntería.


By Magyshadow - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=49047113
El Parque Košutnjak, a las afueras de Belgrado.


-Es un parque muy popular, le dije que estaba loco. Los servicios del estado por aquí, se las gastan de una manera, ya me ve y eso sin hacer nada. Me retiré porque no veía nada claro. - Continuó mi interlocutor, que se mostraba más locuaz. La historia en muchos casos apenas alteraba la vida cotidiana, así pues, con afán lúdico, los belgradeses atravesaban las puertas de Košutnjak.  Algunos amantes cogidos de la mano, también  madres que cuidaban de sus bebés, o comerciantes de medias, que venían a la casa matriz de Belgrado a proveerse de material. Entre esa barahúnda, asomaba Gavrilo, con un pitillo en los belfos y buscando el sol rozagante de mayo, para luego adentrarse en la fronda del parque. Cualquiera de esos paseantes, podrían haber descubierto a Princip o haber escuchado alguno de sus disparos. 


De Unknown photographer, 1910s - http://www.srpskatribina.net/forum/viewtopic.php?p=353178, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32749333
Reunión de la famosa Mano negra.


- Es un parque muy hermoso, y demasiado concurrido. Pero me decía que se iba a lugares donde apenas pasaba nadie. Viajaba continuamente de Sarajevo a Belgrado. En el último momento, las autoridades serbias se percataron de la conspiración en el propio seno de su organización y quisieron pararla. Cayeron ostias por todos lados, créame, señor, pero llegaron demasiado tarde, desafortunadamente. -  Un visaje de melancolía en mi confidente, también de incredulidad. - Y tanto que mi amigo mejoró la puntería. No me lo quería creer cuando leí su nombre en el periódico. Casi me da un patatús, señor Fincher. - Gavrilo se consideraba un anarquista, con su rostro aceitunado, y ese fino bozo de bigote. Soñaba con un atentado que cambiase la faz de nuestras sociedades. El primer intento contra los Archiduques austriacos perpetrado por Nedeljko Čabrinović con granada de mano, resultó fallido porque la ignición retardada permitió al ayudante de cámara arrojar el artefacto lejos del automóvil. Luego vino la recepción del Ayuntamiento con la torpeza del Alcalde, que recién acontecida la primera intentona, con heridos graves por la bomba, habló de la calurosa acogida que habían dispensado sus ciudadanos a los herederos del Imperio Austrohúngaro. 


Distintivo de las milicias que organizaron el atentado. .

Sabemos que por esas ironías  del destino, Gavrilo tuvo una segunda oportunidad que no desaprovechó. El Archiduque había decidido visitar a los heridos de la bomba, y la confusión de su chófer que se desvió del camino previsto por seguridad, le hizo pasar por una cafetería donde Princip ahogaba sus penas. El nacionalista serbobosnio creyó soñar en cuanto vio la silueta del Graft Sift asomando por el paseo del cauce del río.  Se abalanzó con sus ojos aún más grandes a por el automóvil, y disparó hiriendo de muerte a los archiduques. Me contaron algunos de los testigos, que Francisco Fernando imploraba a Sofía que no se muriese, para que cuidase de "los chicos". Se desató la guerra como sabemos, y a mí me cogió desembarcando en el puerto de New Haven. Vi el horror, dibujado en la expresión del policía de las aduanas, que comprobó rutinariamente mi pasaporte. 


De Desconocido - Archive photo, Sarajevo. Scanned from the 1954 edition of "Sarajevski Atentat" by Vojislav Bogićević., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15649613
Nedeljko Čabrinović, mártir de la causa de los eslavos del sur.


Aquí no acaba la historia. Durante la guerra me trasladaron a cubrir Egipto, donde necesitaban informantes, y mi cobertura de periodista resultaba perfecta en un lugar más candente que los Balcanes, y en el que podíamos golpear mejor a nuestros enemigos, los turcos. La contienda más sangrienta de la historia acabó. Y me picó la curiosidad, a pesar de las epopeyas que viví mientras duraron las hostilidades. Algo me azuzaba, de tal forma que moví mis hilos para poder entrevistar a Gavrilo Princip en el presidio de Terenzin. Los permisos me llegaron demasiado tarde, puesto que Princip murió. La burocracia austriaca es machaconamente insistente con los papeles, o debía creerme la versión de su abogado, de que los austriacos  no querían que viese al magnicida hecho una piltrafa de cuarenta kilos, consumida por la tuberculosis.  

No obstante, un día me llegó una nota de un psiquiatra, un tal Martin Pappenheim, que había tenido cuatro entrevistas con el asesino de los Archiduques y que quería verse conmigo. En nuestro encuentro, me dijo algo que no me permite salir aún de mi perplejidad, dado que en ninguna de las entrevistas, el señor Princip mostró arrepentimiento salvo en el caso de la muerte de Sofía Chotek. Sobre todo, me incomodaba el hecho de que Princip  consideraba que la Gran Guerra habría tenido lugar más tarde o más temprano. Ni un remordimiento por semejante sangría, en la que él en parte, había tenido algo que ver. 


De Trabajo propio, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2138818
Celda de Gavrilo Princip, cuatro años encadenado a una columna. 








Comentarios

  1. La historia es irracional, no puede ser sometida a procesos de verificación ni se puede repetir con el proceso de ensayo-error. La historia es irreversible y sucede solo una vez y ello acentúa la irracionalidad de sucesos que nadie podía augurar. La épica personal de Gavrilo Princip le llevó a pasar, realmente, a la historia y le hizo vengarse de su pequeño tamaño. Su nombre aparece urbi et orbi como el detonante de la vorágine que desencadenaría la Gran Guerra, y no solo eso sino que la Segunda Guerra Mundial es solo la segunda parte de la primera. El mundo fue transformado totalmente por un agente que intervino en el momento justo y el lugar adecuado, y todos somos herederos suyos. Cayeron imperios, se produjeron revoluciones, se liberaron las mujeres, se extendió el jazz y el consumismo se intensificó, la ciencia se aceleró por efecto de las guerras y las armas mortíferas a que dieron lugar... No logró poca cosa el anarquista serbio con su disparo a quemarropa contra un blanco fácil. Tal vez todo hubiera sido lo mismo sin su participación -solo faltaba una tea encendida para incendiar los Balcanes y toda Europa-, pero a él le cabe la gloria incierta de haber precipitado la irracionalidad de la historia hacia destinos que nadie en su momento pudo haber imaginado. A mí me fascinaba la historia cuando estudié Filosofía y Letras, no sé por qué me decanté por Filología -se apoderó de mí la Literatura- pero sigo leyendo crónicas del siglo XX para intentar comprender. Siempre he leído historia con pasión. Y la epopeya de Gavrilo Princip despierta en mí todo género de dudas sobre el alcance de una pobre vida individual para cambiar la historia, y parece que no es imposible, especialmente ahora cuando leo un largo ensayo sobre un insurgente antirromano en el siglo I de nuestra era que difundió una religión milenarista que traería el Reino de Dios a los judíos. Y como en el caso de Gavrilo, cambió la historia. Un ensayo muy interesante el tuyo, mezcla de crónica e indagación histórico-social. Saludos, Sergio.

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    1. Como siempre, Joselu, son impecables tus reflexiones. A mí me embruja también ese castillo causal de hechos que se dan en la historia. Parecía que la suerte estaba echada, más allá de que la espita de Princip desencadenase el ocaso de una civilización. Más de un siglo después, parece que Europa se resiste a entender su minúsculo papel en el escenario internacional actual.

      Hace poco leí un ensayo histórico, que dejaba un hueco a dos episodios que sin duda marcarían la historia de Europa. Una es la sucesión de Von Bismarck como factótum del gobierno por Leo Von Caprivi. Un estupendo organizador, pero sin la perspicacia y clarividencia del Canciller de Hierro. Es curioso cómo en 1890 el viejo político alemán creía perentorio construir un orden que garantizase la paz. Esgrimió que la siguiente guerra al contrario de lo que muchos creían, sería más larga de lo que pudieran resistir las economías de las potencias europeas y comportaría el declive definitivo de Europa. Estas reflexiones se las hizo a un periodista inglés, Sir Beatty Kingston, corresponsal del The Daily Telegraph. En ese libro también se aborda el asesinato de Sarajevo , desde la perspectiva de los terroristas y de los serbios, cuyos servicios secretos, supieron y trataron de evitar el atentado. Una parte que desconocía de este episodio tantas veces contado. Lamentablemente, no llegaron a tiempo. Y es que se había organizado en las mismas entrañas de los cuerpos de seguridad del estado, donde la Mano negra contaba con auténticos adeptos. Un placer leerte,Joselu, como tus hondas reflexiones sobre la historia, que suscribiría el propio Von Bismarck.

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  2. No recuerdo a ningún corresponsal inglés salvo al propio Churchill antes de meterse a político, pero creo que él lo fue en África, aunque no sé si después de Egipto te quedaste por allí; ) No creo te personificaras en él para contarnos este episodio tan trascendental de la historia. Es genial esta imagen… “Mientras descifraba el telegrama, saqué de una caja metálica con un grabado del puerto de New Haven, unas hojas de té verde. Así somos los británicos, montamos un gabinete de crisis delante de una taza de té” … Esta parte de la historia me la sé muy bien porque estudié en un colegio alemán ( con monjas de toda Europa y tuve una profe de historia serbia que además de buenísima, nos enseñó historia casi como quien cuenta un cuento… Verás, Serbia, a caballo entre la proximidad del Imperio Austro-Húngaro y la ambición rusa, no conseguía salir de la situación de subdesarrollo y pobreza en la que vivía y fue entonces cuando su apocado rey Alejandro I, se enamoró de la que luego sería su esposa Draga, a la que el pueblo -profundamente tradicional- odiaba porque la consideraban una advenediza que lo había engatusado, con su belleza, siendo mucho mayor que él y además famosas por sus embustes y maquinaciones de falsos embarazos al no poder darle descendencia ¡vamos! que le tenían muchas ganas y todo esto provocó el caos en ese país que terminó con su cruel y macabro asesinato, antes del siguiente y crucial atentado de los archiduques en Sarajevo, lugar nada casual. Como sabes, Sarajevo era la capital de la provincia de Bosnia-Herzegovina, anexada arbitrariamente por los austrohúngaros, con muchísima población de origen serbio que ansiaba unirse a la Serbia independiente y a partir de aquí, se montó todo el fregado. Por un lado el imperio austrohúngaro – el gobierno de Viena- tuvo la excusa perfecta para atacar Belgrado y absorber Serbia como había hecho antes con Bosnia-Herzegovina, asegurándose el respaldo de Alemania para bloquear a Rusia, a la que le importaba un pito Serbia, lo que quería era pararle los pies a Rusia y Francia, enfrentada a ellos desde la triple entente que formaban Rusia, Francia e Inglaterra. Es más, antes del atentado de los archiduques, Alemania ya tenía planeado atacar a Francia, que la veía crecer y armarse como a Rusia, así que que el atentado de los archiduques fue la excusa perfecta para sus planes. Para Rusia Serbia era importante, no solo para mantener el equilibrio si no de poder su propio prestigio como potencia en los Balcanes y además en caso de un conflicto con Austria, distraería allí a una parte del ejército austríaco. La única duda es qué haría Inglaterra, que obviamente se colocó al lado de Francia, porque no le interesaba tener a los alemanes ocupando los puertos belgas u holandeses y de la costa Francia puesto que ello pondría en peligro su acceso al Canal de la Mancha, vital para su supervivencia. Y así se armó todo el puzle de la primera guerra mundial. Siempre se escoge a un pobre infeliz para cometer el trabajo sucio en caso de magnicidio y eso fue lo que hizo Gavrilo Princip, un insignificante nacionalista Bosnio que como Oswald con Kennedy, no fue más que la marioneta propicia que pasó a la historia, siempre tiene que haber un chivo expiatorio, al servicio aun sin saberlo, de oscuros y complejos intereses, tal y como siempre sucede. Estupenda tu recreación SERGIO, es más, te va mucho el perfil de english gentleman sujetando una taza de té jaja Un abrazo muy fuerte!!!

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    1. Como siempre, chapó a tu espléndida explicación, María, en la que te dejas pocos cabos que atar. Y lo haces, es porque resulta imposible abarcar un hecho tan complejo. La idea de los periodistas camuflados y que realizaban otras actividades, para el servicio de exteriores, no es nueva. Por ejemplo, en la estupenda trilogía de los Balcanes de Olivia Manning, novela a caballo de la biografía y el género narrativo, se da una idea de la comunidad inglesa, sometida a las sospechas de todas las autoridades rumanas. Un profesor, seguro que realizará una tarea encubierta.

      La inspiración de la entrada parte de un ensayo de historia, en el que se aborda este episodio del asesinato de los Archiduques desde la perspectiva serbia. Según este relato, los propios serbios quisieron parar el atentado, cuando tomaron conciencia de que su ejecución sería inminente. Les faltó urdir e hilvanar el último punto de costura. Y se centra también más en los aspectos psicológicos de los autores de la conspiración. Lo que sí me llamó la atención fue que el autor material del magnicidio, no se compadeciese ni acusase un ápice de remordimiento. Digo a nivel personal. Como explicas muy bien, María, era una marioneta propiciatoria para un conflicto en ciernes. Y una vez más, grande y pequeña a la vez María, esa cascada de pactos y alianzas precipitaron a todos los actores al conflicto más cruel de la historia. Joselu lo clava. No se debe analizar la Primera y Segunda Guerra Mundial por separado, sino como un único conflicto. Un saludo, y cuídate.

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  3. ay ahora no me apresuro a contestar, Sergio. Intuyo a Joselu y a María,, cada uno desde su rincón, poniendo su hilo en el entramado de la historia que explicas, en este caso, la centro europea, siempre tan tupida.
    Desde mi punto de vista, nada alejado de las dos posturas anteriores y al lado de tu entrada, sólo veo la mano de las religiones, como siempre, con su dios y su patria, y su bandera.
    Veo serbios, bosnios, croatas, kosovares y albaneses, y veo ortodoxos con su patriarca, cristianos, musulmanes...Y veo que la historia, siendo historia se repite, y siempre como drama, porque ya se sabe que no acabará nunca, dado que el odio siempre se está regando con más odio.
    Todos peones de un juego donde las piezas importantes se enfrentaban de soslayo.

    Cuando comentas a María que "No se debe analizar la Primera y Segunda Guerra Mundial por separado, sino como un único conflicto", añadiría que incluso se debe analizar el mismo conflicto introduciendo la guerra de los Balcanes, donde bosnios y croatas iban de la mano contra Serbia para acabar en un todo contra todos, pues al final afloraron los recuerdos de la primera y los agravios de la segunda.
    Y la guerra, la primera, el conflicto de Sarajevo, no ha acabado, Sergio, eso llevará décadas para cerrar, y dudo que se cierre como debiera.
    Todos tienen deudas y deudos sobre el tapete.
    Poco se de la historia de Gavrilo Princip, un títere al manejo de intereses, al igual , como bien dices, del tal Oswald con Kennedy, sujeto del que nadie se acuerda y que por lo visto se perdieron hasta las huellas dactilares, pero la historia es más interesante por lo que se desconoce y se supone que por lo que en sí ha resultado ser.
    Somos unos simples peones en un tablero grande, muy grande, de ajedrez, y si se nos ha de sacrificar para proteger al rey, se nos sacrificará.
    Un abrazo.
    Una entrada magnífica. Como era de esperar.
    Salut

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    1. Grande, Tot. Cada uno con vuestra pincelada, en tu caso, más en razonamientos filosóficos, para explicar el papel que interpretamos cada uno en ese gran movimiento que es la historia de la humanidad. En nuestro caso, el rol de humildes peones. Y es verdad, como dices, que las relaciones en los Balcanes siguen tan larvadas, que no sé si la quimera de la Unión Europea, tan perdida en estos momentos, que antes ha de encontrarse a sí misma. Los fundadores de la Unión precisamente querían bajo intereses económicos y de mercado aparcar las diferencias. Pero en mi opinión, han perdido la brújula, asumiendo como único norte algunos discursos, sin siquiera hacer un análisis de sus consecuencias. Bismarck pontificó que un conflicto, allá por el lejano 1890, haría que los europeos perdiéramos un liderazgo, que alcanzó su cenit en la Belle Epoque.

      Entonces, en 1914 curiosamente, se veía con simpatía por los contendientes de los años noventa del fenecido siglo XX, la solución de los eslavos del sur, que es lo que significa Yugoslavia. Las religiones en tu análisis certero, han producido cismas que no son reconducibles a estas alturas. Hay mucha hiel entre medias, que el Mariscal Tito logró disipar en apariencias, pero la herida siguió supurando una vez desaparecido éste. El papel de los nacionalistas croatas durante la Segunda Guerra Mundial, fue más que censurable. Un abrazo, Tot, cuídate.

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    2. Josif, el croata, lo permitía todo, salvo hablar de religiones en la Yugoslavia que dominaba con mano de hierro.
      Y todos intuían que a su muerte las cosas serían de diferente manera, pero lo que no se imaginaban es que aflorarían las heridas de la primera y la segunda mundial y que se vengarían los unos de los otros. Por ello, Sergio, digo que creo aquello no ha acabado, y si pudieran, al menos por los serbios y los croatas, tener la seguridad de una nación potente que los amparara, invadirían a su vecino.
      No dejaría de lado a Putin en este juego, a favor de Serbia.
      Un abrazo

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    3. Estoy completamente de acuerdo,Tot. Como la UE no trabaje más otras cosas,Serbia puede virar alentada por Putin hacia zonas más calientes de enfrentamiento. Hay una parte de los serbios que anhela entrar en la UE, y bajo su paraguas, olvidar un pasado de enfrentamiento. Pero la Guerra de Ucrania vuelve a agitar viejos fantasmas, como muy bien dices,gran Tot.

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  4. Hola Sergio. Perdona, pero no he tenido tiempo de leer esta entrada todavía. Solo vine por acá, para reportarme. Leí tu comentario en el blog de María en el que hablabas de la independencia del poder judicial como garante del estado de Derecho y de inmediato vine para acá, donde me he encontrado con un blog interesantísimo, del que acabo de comentar y leer la entrada acerca de Theodoro Herzl. Gracias por ser tan cuidadoso a la hora de escribir tus textos.
    De más está decirte que de ahora en adelante te sigo. Gracias y saludos desde Brasil

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    1. Yo también te seguiré. Me han sorprendido tus maneras narrativas. Luego entraré en el fondo de la historia. Un saludo, Alí.

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