Ir al contenido principal

Una bala de sauco en el cuerpo de Bazille



 Una bala de sauco, que se retrepa en su tripa. El soldado de destino funesto se tumba agotado, y sus retinas unas cornalinas que dejaron de brillar testimonian que al sargento mayor de los Zuavos, se le ha escapado la vida. Lleva la guerrera tinta de sangre, le ha mudado el color, de rozagante a blanquecino. Pero el finado todo lo había aprendido a una velocidad endiablada en sus escasos veintiocho años. Casi premonitorio de un final trágico, desarrolló una carrera pictórica en poca más de ocho años. Para cuando se enroló en el ejército, Frédéric Bazille se había convertido en un maestro, de  un movimiento que todavía no había nacido. No en vano,  corrió mucho de ese París nocturno y dorado. Perdido en los brazos de mujeres de mal vivir, unas Shivas que no se arredraban por mucho que entonasen las muchachas que Bazille expondrá en el Salón del Louvre, y el implicado lo negase. - Qué digan lo que quieran los nuevos, pero el Louvre siempre seguirá siendo el Louvre.- Aseveran los expertos, ante unas corrientes excéntricas a los gustos académicos y que arrastran a las masas, ansiosas de novedad. Esa fiebre, se hace más notoria tras la muerte de Bazille. 


De Frédéric Bazille - cgfa.acropolisinc.com : Home : Info : Pic, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=379280
El infeliz Bazille, al que una bala nos privó 
de su talento en un autorretrato.

Porque de la derrota de Sedán (1870) emerge una Francia caótica, que otea en África su futuro, y rebusca en lo nuevo un efluvio distinto con el cual inspirarse. Surgen corrientes artísticas también como el Impresionismo, que se contraponen con el conservadurismo representado por el Salón del Louvre. Para los conservadores la clamorosa derrota habría de producirse por la carencia de valores patrios. Para nuestra historia, Bazille, con tan temprana muerte cae en un inefable olvido, ni siquiera es considerado un impresionista. Es verdad que la primera exposición del grupo tiene lugar cuatro años después de su muerte, en 1874, en la Rúa de los Capuchinos parisina. Como sabemos, el cuadro número 98, Impresiones al sol de Claude Monet, iba a dar nombre al grupo; eso y la perspicacia de un periodista de talante conservador, Luois Leroy, que abomina esos movimientos que aventaban la forma por el placer de hacerlo y es en esta actitud, en la que muchos de estos pensadores, creen que radica el mal de la patria ( en El Azogue recordamos en una entrada este episodio ) . El salirse de la norma, frente a un prusiano que se conduce al unísono entre la muchedumbre, esto nos valió la derrota.  


De Wilhelm Camphausen - Bismarck. Des eisernen Kanzlers Leben in annähernd 200 seltenen Bildern nebst einer Einführung. Herausgegeben von Walter Stein. Im Jahre des 100. Geburtstags Bismarcks und des großen Krieges 1915. Hermann Montanus, Verlagsbuchhandlung Siegen und Leipzig, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=129312
Von Bismarck y Napoleón III, los contendientes de la Batalla de 
Sedan.


Será el historiador de arte, Roger Max, el que rescatará al genio del sueño de los justos, y escogerá dos de sus pinturas para la Exposición Universal de París de 1900. Pero Fréderic Bazille nunca se habrá ido entre la camarilla de pintores impresionistas. Corren los años sesenta del siglo XIX, y Manet, Renoir y sobre todo Monet, los que se reúnen en alegre albórbola, con el fin de rendir el mundo con su arte nuevo, los que van a guardar un tierno recuerdo de su compañero de anhelos.Bazille era uno más de ellos. En los atelier de tan grandes y jocundos artistas, luce El almuerzo en la hierba, de Manet que escandalizará a la buena sociedad parisina por su escena sicalíptica, y se considera precursor de ese nuevo estilo, que se intuye entre las brumas pero que aún no ha llegado. Allí estaba y estará nuestro Frédéric, aunque la muerte prematura trunque una carrera de un pintor, que con veintipocos años, había logrado no obstante la cima de una madurez increíble. Muchos críticos piensan que Bazille es mucho más que una llamada al pie de la página de un libro de arte, y lo incluyen en ese grupo, desde los años veinte del pasado siglo. Con todo, es  en los años sesenta, cuando comienza una fiebre en Estados Unidos por sus cuadros. Una década antes, salen de su ámbito más local, Montpellier, y se comienza a conocer una obra que ronda los sesenta cuadros de producción, que conquistan el mundo. Qué sorpresa, un maestro desconocido del Impresionismo, que siempre estuvo allí y que merece por su deliciosa maestría, figurar en los anales de un grupo que cambió el arte. Monet le evocaba como el " dulce Bazille", que las mataba callando.  


De Édouard Manet - twELHYoc3ID_VA en el Instituto Cultural de Google resolución máxima, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21855901
El famoso almuerzo en la hierba

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Sociedad de la Niebla

C asi en la noche de los tiempos La vuelta al mundo en ochenta días , nos metió los demonios de las prisas y el encanto de viajar por el mundo. De la tierra a la luna , mi preferida, había avanzado más de un siglo la posibilidad de que el hombre hollase nuestro satélite. Muchos científicos se frotan todavía los ojos por lo próximos que estuvieron sus cálculos ¿Cómo lo hizo? Se preguntan sesudos.  Con todo, Julio Verne lucía esquinado en mis anaqueles, cuando Manuel Ontiveros me sacó del amodorramiento. - ¿Nunca te has preguntado por qué se adelantó tanto a su tiempo? - Señaló jubiloso a la parte más arrumbada de mi librería, a los ejemplares de Verne. -           Tenía una imaginación proverbial. -           Podría ser.-   me dijo enigmático Manuel, que parpadeó gozoso porque todavía me tenía enganchado con el misterio sobrevenido.- Pero podría ser por otra cosa. En Veinte mil leguas se adelantó a la invención del submarino ¿ Tampoco te lo has preguntado,

Los comienzos del más grande

E l micrófono valorado en más de un millón de dólares>> secretaba el televisor, que se hacía eco de un reportaje dedicado a un  cantante muy famoso. Nosotros en el duermevela de la siesta, alzamos atraídos por la noticia un párpado, para que se nos revelasen  las formas del instrumento, pero apareció aquel bulto envejecido. Antaño había producido la dicha en millones de sus seguidoras y  tuvo en el hito del Teatro Paramount , una de sus paradas en el camino de la fama. Aquella noche en cambio, el fenómeno iba a actuar en el Santiago Bernabéu . A todos los italianos les brillaba una sonrisa al escuchar su nombre, pues a pesar de los esfuerzos de su madre, una genovesa que según la leyenda renegaba de su orígenes, Frank Sinatra nunca renunció a aquellas amistades de barrio y a otras más comprometidas y menos recomendables ( Salvatore Giancana , mafioso que controlaba el ocio nocturno en varias ciudades, entre otros).    Al fin y al cabo, Frankie era un medio italiano

El anillo de Valentino

H ace mucho tiempo había escuchado una historia sobre la muerte de Rodolfo Valentino,  que nos inquietó. Danzaban las luces de las linternas en nuestros rostros por un inoportuno corte de luz que había provocado un huracán, de las decenas que habíamos soportado en Cayo Largo en los últimos años. - Era el ídolo de vuestra abuela, y cuentan que hubo muchos suicidios entre sus admiradoras, tras conocerse su muerte. En los reportajes de la época, unos camisas negras quisieron hacer los honores al féretro, pero los contrarios se opusieron, por lo que se armó una gran trifulca.  El gran Rodolfo Valentino en plena ola de éxito. -           ¿Unos camisas negras, tío? – Pregunté con mis ojos abismados en el miedo más absoluto. El huracán y esos espantajos del pasado, tan presentes en aquella estancia.  -           Sí, de Mussolini, pero no murió de una peritonitis.- Nuestro tío acrecentó el misterio con las cejas arqueadas. – O sí, pero provocado por un anillo.  Cuentan que