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Do cristal a cinza



Se acerca el final de toda una Liga, con tres equipos aferradísimos a las primeras posiciones y una horquilla de un punto, tan parva que cualquier desenlace se nos antoja posible. Estábamos con estos trances cancheros tomando un café en La Alameda de Osuna y la humareda del cigarro de mi amigo Manuel Ontiveros pululando sobre nuestras cabezas, cuando me preguntó jocoso, con una sonrisa que cuelga de su fino bigote de galán, que quién creía que iba a ser el próximo campeón de Liga. Mi amigo está representando en los escenarios el papel de un sufrido padre de familia, y el bigote parece un postizo, en una cara apenas apergaminada. A veces Ontiveros suelta unos zurriagazos, que como cancerbero de sus difíciles paradojas, me deja sin habla. - Pues no lo sé, Ontiveros, puede que hasta la última jornada tampoco lo sepamos. No soy Rappel.


- Si lo fueses, Muna, sabríamos quién no sería el campeón.- Me dijo envuelto en el misterio.


- ¿ Y cómo es eso, Manolo?


- Rappel no acierta ni una, y así podríamos por lo menos descartar a uno de los tres.


- ¡Qué malo eres, Lolo!- Le reprendo cariñosamente. 

- Ojalá la gane el Madrid, Muna. - Repone revelando en un fantasioso gesto, la felicidad que le abrumaría de acertar más que en sus vaticinios, en sus esperanzas, veremos si vanas. 

- Eso esperamos.- No sé por qué, pero azotado con la inesperada varita mágica de la imaginación del polifacético y gran literato Alvaro Cunqueiro, me descuelgo de la alborbóla del café. Sueño entonces que podría convertirme en Ulises y mi amigo Manuel Ontiveros ser un Orestes que aunque estuviese muerto o no,  lo importante fuese lo que ambos creyésemos. Plagados de anacronismos en una mesa que rebosa objetos tecnológicos como el IPAD de mi amigo donde lleva el guión que se tiene que aprender o nuestros teléfonos móviles,  el mito brotaría en plena Alameda de Osuna del siglo XXI, de tener una abigarrada imaginación cunqueiriana. ¿Realismo mágico? Tampoco, simplemente Cunqueiro. Pero el lector se preguntará que extraña idea habría abrigado mi mente para resucitar a este genial escritor, que cuenta con demasiados pocos adeptos si nos atenemos estrictamente a la grandiosidad de su literatura. El autor de Las crónicas del Sochantre, azuzado por la necesidad de cuartos se metió a director de El Faro de Vigo durante cinco largos años, suponemos que para él muchos más, debido a lo ingrata que le resultaba la tarea. Se movía como pulpo en un garaje cuando surgían las rencillas y celos lógicos de una redacción, o resolvía las cuestiones más burocráticas con verdadero pesar. Por no hablar de las mortificantes reuniones que con el objeto de organizar las noticias y la portada, se le hacían demasiado plúmbeas a quien aguardaba con avidez el momento de coger el lápiz y el papel para escribir sus ocurrencias. 



Fútbol, gastronomía y destino en las manos de Cunqueiro

Sin embargo, todavía añoran los más avejentados ejemplares gallegos sus columnas, donde Cunqueiro producía las más raras alquimias y los más arbitrarios mejunjes ( no se puede llamar de otra forma que ejemplares a los lectores de periódico de papel, en extinción, quizá para no tanto lamento de los sufridos árboles, pero sí de los fatigados plumillas que cada vez ven menos retribuida su labor). Con una literatura gozosa, entremezclaba el exoterismo, el deporte, la gastronomía y el mito. Fue antológica aquella columna en la que con una demediada Liga, el título en juego y los títulos no menores de evitar el purgatorio del descenso, Don Álvaro echó unas cartas de tarot con las que intentaba predecir los resultados finales de todos estos avatares ( ¿se entiende porque hemos sacado a Cunqueiro de su injusto ostracismo? Quizá nos revele el próximo campeón de liga). En realidad se trataba de una sección, en la que aprovechaba además para con unas llamaradas de erudición, mezclar leyenda, liga, tarot y fútbol; el caso es que en uno de sus últimos vaticinios de la temporada, le salió en las cartas que el Depor se quedaría embarazado. No sabemos si le salió la vena celtiña, que atesoraba y que en algunas ocasiones provocó las diatribas más acerbas contra su persona. Como cuando razonó que en la antigua Galicia habría menos celtas que socios del club de Vigo, lo que hizo que muchos nacionalistas que compadrearon con el padre de las letras gallegas, recobraran la memoria y le recordasen su oscuro pasado falangista ( curiosamente nunca se afilió al partido de José Antonio como hicieron otros arribistas). Es su sino, ser perseguido por todos. Por desviacionista y como reza en el espléndido artículo de La Voz de Galicia tras su muerte donde nos dan cuenta de su periplo personal y vuelven a resucitar su pasado falangista http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2015/07/12/alvaro-cunqueiro-expulsado-madrid/0003_201507G12P14993.htm

Sin duda más embarazoso que al Depor le resultó al escritor gallego recomponer su propio puzzle personal. Se precisarían denodados esfuerzos, lucernas que abismasen luz en tan ignoto enigma, aunque su transformismo o cambio de chaqueta si somos menos indulgentes, si es que en realidad fue, tuvo más bien lugar por un instinto de supervivencia, tan común en un entorno demasiado bélico. La hiel que se derramó a consecuencia de nuestra contienda, hirió sus ojos sensibles  a tanta desdicha provocada. Así, su periplo personal se nos revela menos sorprendente. De galleguista aparente y casi terne, en Álvaro Cunqueiro todo puede ser un espejismo puesto que se interpretará de diferentes formas su cercanía a los sectores más religiosos de aquel partido embrionario del nacionalismo gallego durante la II República o sus simpatías hacia las posiciones más vehementes que defendían las tradiciones ancestrales de tan legendaria tierra en esta misma formación política. Sin embargo, el aldabonazo que supuso en las conciencias de todos, el inicio de nuestro conflicto, convierten al incipiente escritor en un medroso periodista, que a medida que va saliendo de la madriguera, muestra una sintonía más acorde con los gustos de los nuevos dueños de Galicia. Parece querer reajustar las piezas de su propio puzzle, a fin de dar un retrato más amable a la Comisión Depuradora que tantos desvelos produjo y tantos expedientes revisó con pulso firme. Eran los tiempos en los que una purga originaba los peores presagios, desde que te fusilasen a una lenta consunción, con la que ajeno a cualquier actividad económica y a la caridad que podría delatar a los altruistas, se tornaba en una lucha contra el hambre. ¿ Se acuerdan de la Nana de la cebolla de Miguel Hernández?



Cunqueiro y su Mondoñedo natal, gentileza de
commons.wikimedia.org/wiki/User:Barfly2001

Después de todo, el transformismo de Cunqueiro tuvo éxito, aparte de unas largas vicisitudes que le hicieron guardarse más tiempo del previsto en la nevera, para que su docilidad estuviese más asegurada. En todo caso, su salida del ostracismo vino de la forma más inesperada. Para salir de la molicie, Cunqueiro había editado en solitario un periódico muy literario y proclive a los nuevos amos de su tierra. Tanto descolló que sus ecos, de un excelente trabajo, llegaron a Dionisio Ridruejo que buscaba nuevos talentos para su revista Vértice, donde el gran escritor gallego se "trovaría" con otros personajes como el gran Gonzalo Torrente Ballester, uno de los mejores novelistas del siglo XX. Pero lo que dejó patidifuso a los prebostes que venían con talonario en ristre dispuestos a fichar a toda la redacción de aquel periodicucho de tirada exigua, fue que Don Álvaro sostuviese toda la redacción y llevase todo el laburo hecho a las prensas. Cunqueiro es el periodista orquesta que nos recuerda a Giménez Caballero y su Gaceta Literaria De ahí su salto a periodista estrella del ABC, hasta que tuvo un tropiezo con la Embajada francesa, un capítulo de su vida envuelto de misterio. Parece ser que tuvo  mucha ligereza al aceptar ocho mil pesetas de la legación francesa a cambio de que escribiese una serie de columnas donde promocionase al país galo que tan mala prensa tenía en la España franquista. No se supo nada de los artículos, y Don Älvaro había disipado buena parte del dinero. El régimen lo resolvió expulsándole del ABC y proscribiéndole con una nota que llegó a todas las redacciones, con la que le prohibía ejercer la profesión Sin duda, se había condenado muy duramente la ligereza de Don Álvaro, que fue venial y se podría haber conducido a algún tipo de arreglo. No obstante, su regreso a la patria chica de Mondoñedo le sentaría muy bien a su postrera carrera literaria.

De la imaginación de Alvaro Cunqueiro se han dicho muchos lugares comunes, aunque no los suficientes para premiar su originalidad. Al punto que se ha recalcado que sólo Cunqueiro se parece a Cunqueiro de la forma más atinada. Ya en su bautismo poético, con guiños nostálgicos a una Galicia extinguida si no es en la erudición de este hombre, rescató las formas de la trova gallega . Capaz  con su pluma de arraigar el mito universal en una aldea remota de Galicia, se sacó de la chistera la fabulosa Merlín y familia, que en nuestro caso supuso una de las sorpresas más maravillosas que nos ha dado la literatura. Cunqueiro sonaba  en los prontuarios literarios a reminiscencias de vieja falange. En sus libros el mito se ha hecho carne en un tiempo presente. Revive  en un limbo atemporal a Merlín o a Ulises en Las Mocedades de Ulises . El novelista gallego comprendió que en el mito yacen las convulsiones más íntimas del ser humano, las únicas inmunes al tiempo. Así Merlín es tan plausible como las bateas que cercenan el horizonte de la indómita Galicia.  

  



La Galicia de las mil primaveras

Siguió sorprendiéndonos con su maestría en Las crónicas del Sochantre, en la esplendorosa y quizá más gustosa personalmente Vida y fugas de Fanto Fantini, cuya eterna fuga nos hace apiadarnos de nosotros mismos y nuestra realidad. En nuestro macerados cuerpos de cuarentones, la magia de Cunqueiro puede convertirnos por unos segundos en un Ulises que mendiga una oportunidad en su periplo por las editoriales, hasta que hallemos nuestra Ítaca. Si nos resulta increíble cómo nos hemos vanagloriado de un colosal Gabo, en Cien años de soledad,  o nos recreamos con un Joyce más ajeno, a algunos se nos siguen escapando las razones por las que Cunqueiro que es tan original o más que ellos, y tampoco escribe peor que cualquiera de los dos, se encuentra arrumbado en el desván de los grandes ignorados de la literatura. A vuelapluma, nos lo explicaríamos por varias razones, en primer lugar, que como él confesase, su lengua de escritura fue el gallego, lamentablemente minoritaria. En segundo lugar que no tuvo mucho predicamento en vida, fue juzgado de forma inmisericorde por chaquetero según qué óptica y de desviacionista por otros. Su obra quedó por tanto casi sin promoción en su tiempo, aunque recibiese algún premio destacado. Por otra parte, su capacidad y originalidad de expresarse en muchísimos registros, le ha hecho dificilmente traducible ( algo parecido ocurre con Joyce, dependiendo de la traducción y al traducirse, pierde mucha fuerza). Como juega con el mito, en muchas ocasiones para entender su finísima ironía, debemos venir preparados y conocer cuando menos la leyenda o como en el caso del Incierto señor Don Hamlet, Príncipe de Dinamarca, tener un buen conocimiento del libreto de Shakespeare. Todo esto sumado convierte su obra casi en una reliquia, que en cambio, admite muchas lecturas. Aunque no se asusten, porque se puede leer a Don Álvaro sin tener tantos conocimientos previos, su lectura como la de los grandes genios, siempre es fácil. Otra cosa es si queremos escarbar en los profundos vericuetos de su ironía que el conocimiento nos pondría a nuestro alcance. De todas formas, como habíamos prometido revelar el futuro de la Liga, digamos que no vemos en las cartas el embarazo del Depor. Si parece claro que el desenlace será  embarazoso para cualquiera de los dos equipos perdedores. Y por favor, señores políticos, antes de enredar leánse y aprendan las biografías y méritos de los que pretender purgar de sus callejeros. 


Comentarios

  1. Pues sí, ignorado sí que está el buen literato gallego, incluso yo misma sabía de él, pero vagamente, pues nunca leí nada suyo. Habrá que buscar algo de su pluma para poder apreciarlo con justicia. A ver si encuentro algo en la biblioteca pública de mi ciudad, que es donde encuentro muchas de mis lecturas o si no, lo que de él haya en internet, preferentemente que sea poesía, que es el género que más me interesa.
    Gracias por toda esta valiosa información, Sergio. Besos y feliz finde, que ya está casi aquí.

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  2. Gracias por el comentario.Siento decirte que su poesía es muy difícil de encontrar y si acaso en gallego.Te recomendaría en cualquier caso su narrativo,porque en mi caso que soy poco fantasioso,me metió en su aldeana odisea y disfrute cada escapada de Fanto Fantini.Es sorprendente su imaginación,no hay nada igual en la literatura,por lo menos de lo que he leído.Espero que te haya gustado la entrada.A mi me gusta la narrativa,pero la dejo para otros foros.Aquí pretendo rescatar del injusto abandono a grandes autores o saciar mi curiosidad a la vez que escribo.Una publicación te obliga a repasar y a aprender mientras la preparas y me da ideas para crear en otros géneros.

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  4. Nos dan ganas de leer a Álvaro Cunqueiro con tu hermoso alegato.

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    1. Gracias por el comentario.De eso se trata,que se lea más a este gran maestro olvidado de forma injusta si nos atenemos a sus méritos literarios.

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  6. Posiblemente uno de los mejores escritores en lengua gallega y castellana. Quizá el ser bilingüe y que no fuese un escritor más nacionalista fueron algunas de las causas penalizantes. Cunqueiro vivió en una época en que se le exigía a la literatura lo que no le correspondía: compromiso social por un bando.
    Como gallega agradezco que le hayas dedicado una entrada tan meritoria y merecida. Es excelente! En casa conservo algún libro, resultado de obligada lectura cuando era estudiante; sin duda, tengo una deuda con él que procuraré enmendar pronto.
    Asimismo, agradecerte por tus mensajes en Anonyma Veneciana. Últimamente he estado más limitada de tiempo pero sigo por aquí. Gracias.
    Un abrazo Sergio y por supuesto nos seguimos leyendo:)

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  7. Sí,echábamos de menos tus brillantes entradas.He de reconocer que dos mujeres me han sorprendido en este enmarañado mundo de los blogs,donde a veces hay mucho ruido y es complicado encaminar tus intereses.Una de ellas eres tú,de la que siempre cabe aprender algo y Emma Sanguinetti.Respecto a Cunqueiro,lo leí por primera vez hace diez años y me dejó noqueado con su literatura.Esta a la altura de los grandes expresos europeos.Para mí no tiene nada que envidiarles y es infinitamente original.Otra cosa que creo que le perjudicó en las altas y herméticas estancias oficiales,fueron sus devaneos con la gastronomía de la que hizo género literario y sus frivolidades como la que relate del fútbol y el Tarot.Para mí no son estupideces o frivolidades,gracias a su barniz erudito,va abriendo camino a la literatura en lugares insospechados como una columna literaria.Incluso dicen que estos episodios embarazosos para un académico,le cerraron las puertas de la Academia de la lengua española,que han hollado tuerceletras en comparación con Don Álvaro.Para mí es uno de los casos más injustos de la literatura.

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