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Salter, testigo privilegiado y trashumante del siglo XX.

 

James Salter pertenece a esa prosapia de una intelectualidad trashumante, que recorrió el espinoso siglo XX, repleto de conflictos, con los ojos abiertos y afán de reproducirlo en artículos. Para lo cual era preciso, un Macallan, no demasiado aguado, una Underwood, y una cajetilla de Lucky Strike. Periodista, piloto, se topó con todos los nudos gordianos que delimitaron la política de centuria tan compleja.  Además, acercó el Viejo Continente de forma muy introspectiva a los americanos. En quemar los días, que es un prontuario de esos artículos,  nos resulta memorable esa escena, en la que con barcazas surcan el golfo de Manila, donde las huellas de la guerra todavía permanecen incólumes. Zafándose de las chimeneas de cargueros hundidos, la herrumbre del óxido en toda esa chatarra, mientras los céfiros repletos de vida que soplan desde la gran urbe, le trae el rumor de esa grisalla manilense. 


Editorial Salamandra
El excelente compendio de Salter, un periodista y novelista excepcional.

 

La resurrección interior vino después, en Europa. La lucha en el Pacífico había sido dura, lejos de romanticismos y misticismos. Pero en el recuerdo le ahogan lo tedioso que resultaba el tiempo. Jornadas marinas que se tornaban infinitas, dada la distancia que separaba los frentes, que les hacía bogar contra la casmodia, de isla en isla. Entonces, la recepción de los nipones que como samuráis bravos, preferían a la parva a la cobardía de la rendición. Se desencadenaba el infierno en las islas, las palmeras quedaban desnudas por la intensidad del fuego. En Okinawa, asegurar los abastos, se tornó en toda una epopeya. En las retinas de Salter, el barro y los mosquitos.


De Post-Work: User:W.wolny - https://arcweb.archives.gov/arc/, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=197310
Desembarco en Okinawa. 


 Esa resurrección interior de la que hablábamos, no llegó hasta su traslado a una Europa que derruida pretendía resurgir de sus cenizas. Aquietado por el ruido del combate, que es lo que más sobrecoge, poco a poco el periodista sale de su cascarón. Con los dólares la oportunidad de vivir a lo grande, es más plausible, aunque a la población francesa se le racione el acceso a cualquier bien. Por ende, la moneda americana es percibida por los franceses más recalcitrantes como el instrumento de dominación más absoluto. Jean Paul Sartre y su mujer con aspecto de monja, Simone (Lucie Ernestine Marie Bertrand) de Beauvoir se quejan de la americanización de la sociedad francesa, con sus trajes siempre oscuros, el humo del tabaco que los corona, en el café.  Todo tiene un precio, a poder ser, en dólares.


De Unknown. Copyright holder is Archives Gallimard at Paris, Archives Gallimard no longer exists - Schwarzer, Alice: Simone de Beauvoir, Reinbek, Rowohlt, 2007, ISBN: 978-3-498-06400-6, S. 68, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4241763
Sartre y de Beauvoir, incómodos menos con ellos mismos. 

 El gobierno también corteja a los yanquis por la necesidad de divisas. Hasta una mujer de talle de cristal, ojos verdes aguamarina, y labios fruncidos prestos a un ósculo, con ropas de Coco Chanel, se aviene al acompañamiento de los americanos. Basta con unos dólares, que se podrá llegar a la intimidad, es decir, al trato carnal para ser más preciso. Por eso antaño, Tío Sam despertaba simpatías, habían liberado el país.  Con todo, cuando llega Salter a Francia, los americanos se pagan las mejores mujeres. Además, ellos viajan con todo desenfreno, gracias a que no se atienen a los racionamientos de gasolina, comen en los mejores restaurantes que pagan con la moneda fuerte, que todos desean (proverbial su viaje en las páginas de Quemar los días por los Castillos del Loira).  Encima, en la radio escuchan que Inglaterra desvía mercancías a Alemania, pero no se acuerda de sus antiguos aliados. Falsificaciones estadísticas, las peleas entre el partido comunista y el MRP, el francés está harto con esa simulación de la realidad, que no es ni por asomo de próspera como la pintan las autoridades.


De Bundesarchiv, Bild 183-19000-2453 / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5422342
Schuman, padre de la UE, y político más destacado del MRP.


Enseguida, Salter toma un tren a una Roma fantasmagórica, que es la siguiente parada de su viaje. Rescoldos una vez más,  del reciente fuego fatuo de la contienda le acompañan. Cada vez que penetra más en tierras italianas , más desprovisto se encuentra de su otro yo.   Sin embargo, la incursión no deja de ser prometedora. Visitará a los artífices del fenómeno cinematográfico, que asombra al mundo. El gran Fritz Lang se rinde al neorrealismo italiano, y la dirección le parece un juguete ante la fuerza de esos realizadores que no es capaz de captar en sus filmes. 


De Joost Evers / Anefo - Nationaal Archief, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=35390998
El gran Fritz Lang, rendido al neorrealismo italiano, como medio orbe. 

En el dietario de Salter, la entrevista de su gran muñidor en las sombras que a pesar de todos los reconocimientos, vive sus horas más bajas. Mucho renombre pero anda por todos los lugares con unas fojas de un guion definitivo. Nadie le hace caso a Cesare Zavattini. Qué balbucea con esa mirada melancólica quejas en inglés. La amargura ha borrado cualquier indicio de juventud, con un pitillo cosido a los labios, proclama a Salter que a un autor lo definen más lo que no ha escrito. Ya ha comenzado otro guion pero eso de ir de fiesta en fiesta como una prostituta social, vendiéndose con risas forzadas, para su carácter umbrío es el no va más. Aun cuando, qué decirle a quien ha escrito el guion de obras fundamentales de la cinematografía, todos magistrales, como El ladrón de bicicletas, Milagro en Milán o Umberto D. Como sabemos, Zavattini vuelve a encaminarse años después, sin embargo, no logrará el eco de esas sus primeras obras. 


De Hans van Dijk para Anefo - Nationaal Archief, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=40857410
 Zavattini, escritor y guionista, artífice del neorrealismo italiano. 



Y en mi caso como humilde testigo de esa conversación en la que media las páginas del ejemplar de Quemar los días, recuerdo flashes de un Ernesto Sabato que se refería a su manía  con el soplete, por supuesto metafórico y las correcciones. Cuánta de su obra no llegó a sus anaqueles, por tirar a la papelera centenares de páginas. O la exquisitez de Luois Aragón Bretón, El coño de Irene, que deshojo como un platanero hasta reducir las casi mil páginas que había creado febrilmente y trocarlas en poco más de doscientas fojas. También en un viaje por los Castillos del Loira, y cómo se exhibía las hojas escritas por Balzac y corregidas con pluma con su letra menuda, característica. Cuando no le entraba el arrebato y tiraba por la borda, en este caso el río Loira, el trabajo de meses. Estoy seguro de que Zavattini no tenía razón, era más el enojo del momento de no poder colocar un guion que consideraba mejor que cualquiera de sus éxitos. En cualquier caso, ha sido tanto lo que hemos perdido por el llamado soplete. Hasta la postrera voluntad de Franz Kafka a Max Brod, en la que solicitaba que se quemara toda su obra, nos habría dejado un siglo XX completamente diferente. 

 

Comentarios

  1. De entrada, decir que se me había pasado Valentino, y eso que entro periódicamente a ver si has colgado algo, pero está visto que se me ha pasado.
    Lo siento.

    Hay narraciones que saben compensar el paso del tiempo. Creo que Salter domina el lenguaje y puede hacerlo con total nitidez en Quemar los días.
    No es sencillo, pero él, puede hacerlo, y lo hace desde su entrada como cadete en una academia militar hasta ya la madurez de su vida. Tuvo la fortuna de conocer mucha gente, y que esta gente fueran, como él, fuera de series.
    Supo, y mira que es complejo, separar lo coetáneo de lo contemporáneo.

    Soy de tu opinión, y creo que si se hubiera conservado toda la obra de todo artista, nuestra visión hubiera cambiado notablemente. Ahora estoy pensando en Modigliani, por ejemplo, ya ves que no pienso en Bolaño, o Sábato, que bien pudiera, pero está claro que hay personas que buscan la perfección, cuando lo que hacen ya es perfecto.
    Un placer y otra vez mis disculpas por no haber visto tu entrada sobre Valentino, aunque te diré que poco o nada podría haber aportado, dado que el cine y yo, salvo Ulises Dumont, tenemos una relación mas bien fría.
    salut


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  2. Salter me parece uno de los grandes del periodismo, que descubrí hace años por casualidad. En una selección de biblioteca, creo que estuvo propuesto para el Príncipe de Asturias, y aparecía su novela Todo lo que hay, que me hizo viajar a la Guerra del Pacífico. Fue ver Quemar los días y no desaproveché la ocasión. Se convierte en un excelente testigo, con su prosa novelística y acertado ojo crítico, de la posguerra europea y japonesa. El retrato del Tokyo desolado, lleno de plagas por culpa de las aguas fecales e intentando resurgir de tanta destrucción, me resulta conmovedor.

    En cuanto a las obras inacabadas o como aquellas que podrían no haber llegado nunca. Bolaños, otro perfeccionista abusivo, porque apenas quedaba conforme con ninguno de sus textos. O Kafka, qué habría sido de la literatura sin él, me compadezco de nosotros, gran Tot, de solamente pensar en esa posibilidad. Harold Bloom, el eximio crítico, desdecía al común de los entendimientos del americano medio, que pensaba que el siglo XX había sido el siglo de Picasso. No, de Kafka, decía ufano, y va demostrando en su libro, que ese extrañamiento que nos produce lo acaecido en semejante centuria, sería indiscernible sin esa lente kafkiana. Un placer, Tot. Por cierto, la entrada del Anillo de Valentino es bastante antigua. Habrá salido por ser la más popular. Hace poco, por esos misterios de la red, ha circulado con mucha fuerza, dentro de lo que puede hacerlo una entrada de blog. También desconozco las razones. Quizá porque lo paranormal, el glamur del cine y la misteriosa vida del primer galán del celuloide, como su muerte, sean un reclamo muy atractivo. Un abrazo, y cuídate.

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  3. Mmmm.. cómo me gustó! Aunque creo que a James Salter le ocurrió como a muchos escritores y artistas en general, tuvo que morirse para que se le reconociera como una de las grandes plumas norteamericanas – seguro que tú no- precisamente hace unos 9 o 10 años, que creo fue cuando murió, leí un artículo que contaba que con ocasión de su 90 cumpleaños, reunió a sus amigos más íntimos para celebrarlo y además, el éxito de su última novela, escrita dos o tres años antes All that is, después de más de 30 desde la anterior , se dejó agasajar, disfrutó de la velada y seis días después, como si ya hubiera hecho todo y conseguido todo lo que se puede hacer y conseguir en este mundo, sufrió un paro cardíaco y falleció. La verdad es que hizo, vivió muchísimas cosas. Curiosamente en la única novela que he leído de él, la que he mencionado antes, Todo lo que hay, al contrario que él, su protagonista, Philip Bowman, es un hombre normal y corriente, el típico americano medio, con su mente, convicciones y aspiraciones enmarcadas en la más pura convencionalidad americana de la época. La novela comienza bajo la cubierta de un barco que navegaba hacia Okinawa, cuando ya la guerra tocaba a su fin. Salter parte de la Historia, utiliza sus acontecimientos, como telón de fondo, ahí, mientras la Historia se desliza abrupta, sin miramientos, va transcurriendo, la intrahistoria, lo que realmente le importa al autor. Lo que sucede en el interior de los personajes, en la conciencia, el corazón de los soldados, del soldado que él fue. El destino de sus personajes, de una sociedad noqueada reconstruyéndose sobre las ruinas, a sabiendas de que será imposible recuperar el mundo anterior a la terrible contienda y es a partir de ahí, lejos de los actos heroicos, al regresar a lo conocido, lo cotidiano, cuando empieza la gran aventura de la vida. Todo puede suceder, todo puede explotar, vendrán buenas y malas cosas, pero la vida de las gentes proseguirá: Trabajarán, amarán, soñarán, sufrirán decepciones, pérdidas y también destellos de luz, de conocimiento, que les ofrecerán consuelo. Tendrán gestos generosos, serán traicionados, se vengarán… Así, una y otra vez, generación tras generación. Y es precisamente esto, la sensación de río que transcurre, de humanidad que nos trasciende como individuos, lo que creo consigue reflejar con absoluta maestría Salter, absolutamente recomendable esta novela y sí tienes razón, fue un absoluto perfeccionista de la escritura, su segunda esposa cuenta, que cuando se escribía con su hijo, le reeditaba las cartas, vamos, que se las devolvía corregidas jajaja y en medio de estos deliciosos bizcochos de letras que haces, siempre trufados de grandísimos personajes, zas! nombras al gran Cesare Zavattini que junto a Vitorio de Sica fueron los padres del neorrealismo italiano con esas maravillosas películas que tan bien retrataron la Italia de la posguerra, pero que al contrario que Salter, que enmarcaba su obra en medio de la gran Historia, estos artesanos del cine elaboran sus preciosas creaciones en el micromundo, ese pequeñito en el que un padre y su hijo buscan desesperadamente la bicicleta que le han robado, porque con ella les han robado su futuro y mientras luchan por él, ese hombre honrado ve como su amor propio y todo en lo que cree se derrumba ante la mirada infantil de un niño, que aun hace más dura la desventura.. y lo dejo ya, que me dejo ir y no paro y es que… siempre te lo digo, tus historias son como matrioskas, mil historias en una: ) mil gracias y un fuerte abrazo SERGIO… y no, desgraciadamente ayer se asomó el sol un ratito, nos acarició con sus rayos, pero hoy... se nos ha vuelto a ir : )

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  4. Enorme semblanza, a las que nos sueles tener acostumbrados,María. Imposible condensar mejor a una de las figuras señeras del periodismo americano. Testigo de una época llena de asechanzas. Yo lo descubrí hace unos años entre una selección de autores, que creo que optaban como candidatos al Premio Príncipe de Asturias. Y luego fue encontrarme con Quemar los días y abalanzarme a por él porque sabía que era una promesa de buenísima literatura y un testimonio de primera magnitud. La novela que leí entonces fue la de Todo lo que hay, y me dio una visión más certera de la que nos componemos los lectores de historia sobre un conflicto y sus dimensiones, en este caso geográficas.

    Zavattini, para mí, es uno de los grandes artífices no del neorrealismo italiano, sino del cine como máxima expresión artística. De esas obras maestras, no sabría con cuál quedarme. Lo tienen todo.Critica social y de lo cotidiano y la abrupta realidad, que puede ser la de cualquier buscavidas como el caso del Ladri di biciclette, un auténtico comecome para el espectador. Seguro que el sol se esponja gozoso, para acariciar a esas hadas y duendes gallegos. Cuídate, María.

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  5. Beauvoir veía el existencialismo como una filosofía que permitía a los individuos encontrar sentido en un mundo absurdo. La cultura de masas y el consumismo, asociados con la americanización, eran vistos como fuerzas que alienaban a los individuos y les impedían encontrar un significado auténtico.

    Aquí debemos discernir que es el concepto de "alienación" para Simone.

    Me explico: Para ella la existencia está atravesada por el dolor, y uno de los dolores es "no ser reconocido", porque para ella "se existía de manera diferente a la que se pensaba" (*)
    Para Simone la vida es un riesgo, y solo le interesa la existencia humana. ¿Qué me pasa?, es la pregunta dramática.

    La vida es una experiencia dolorosa "Aggere sequitur esse" y no está en nuestras manos reconducir nuestra existencia, porque estamos dentro de un colectivo y en él se produce la pérdida de nuestra identidad. El hombre deviene en mercancía. Eso es la alienación.

    Ahora el nexo entre el existencialismo y el neorrealismo:

    Sí hurgamos más, y nos vamos al neorrealismo italiano, nos daremos cuenta de que pintan la vida como un drama, (no hay película neorrealista que no sea un drama, acaso una tragicomedia, pero trágica en todo caso), porque la vida es "un drama". El ladrón de bicicletas es la prueba más fehaciente de ello.

    La alienación se nos puede dar de varias maneras: Social, aquí la lucha de clases; política, sociedad civil y estado; económica, plusvalía y valor de cambio; religiosa, resignación, injusticia social, valor trascendente...; filosófica, interpretando la realidad falsamente...( y aquí Simone , donde queda bien dibujada en tu entrada).

    (*) Introducción a los existencialismos. Enmauel Mounier

    Un abrazo muy fuerte

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  6. Cómo complementas el texto, proverbialmente, Tot. Vistiendo y dando ese bagaje filosófico a Simón de Beauvoir, y encontrando el verdadero trasfondo del neorrealismo italiano. Muchas gracias,Tot, por esas pinceladas magistrales. Cuídate.

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  7. No conocía la vertiente periodística de James Salter, pero sí la de narrador excelente tras leer dos de sus novelas, la prestigiosa Juego y distracción y Años luz. Tu entrada me hace deseable remediar mi desconocimiento de su faceta de periodista en el periodo de la guerra mundial así como de su recorrido por la Europa de la posguerra, una Europa devastada, pero que en pocos años se levantaría de sus cenizas creciendo exponencialmente porque los años cincuenta y sesenta fueron de expansión y frenesí económico. Sin duda, haber visto Europa tras la guerra, ver el París liberado tras la ocupación nazi ante la que la divina pareja Beauvoir-Sartre (en este orden) no hicieron nada salvo estar tan panchos hasta que, ya seguros, sacaron toda su artillería anticapitalista y antiamericana y procomunista. Son años de heridas sangrantes que produjeron una eclosión creativa muy interesante. Las tres películas de Vittorio de Sica que has citado son formidables. Recuerdo que cuando mi hija Lucía tenía once años le pasé El ladrón de bicicletas para su desolación. Iba a pasarle Humberto D, pero me arrepentí a tiempo. Creo que su huida del cine de autor vino de aquellas sesiones con su adorado papá -en aquel tiempo-. Estos días leo la monumental Postguerra de Tony Judt de más de mil seiscientas páginas y me ha servido para revisar la evolución de Europa tras la contienda mundial en un recorrido apasionante. Lo que más me ha sorprendido es la rápida recuperación del continente, en especial del máximo país derrotado y dividido que fue Alemania Federal en contraste con la depresión británica del país ganador de la guerra. Tuvo que ser una experiencia espléndida para James Salter como reportero. Te recomiendo, si no la has leído, Juego y distracción. Es una novela muy destacada si te gusta el autor. En cuanto al neorrealismo italiano, no cabe duda de que es de una riqueza extraordinaria. Creo que he visto todas las obras interesantes de esta tendencia. Sin embargo, ahora no suena para nada el cine italiano salvo el del comunista Nanni Moretti que ha filmado buenas películas. Nada más me suena de italia.

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    1. Juego y distracción me falta de este autor,Joselu. Qué descubrí por casualidad hace unos años, por esas selecciones que hacen las bibliotecas. Fue un descubrimiento total como novelista, y es cuando vi este ejemplar, que no dude en sacarlo para disfrutar de él. Hay una parte que es la hedonista que me interesa menos, aunque la juzgo notable. Y otra en la que se ciñe más a la posguerra europea que es la que me ha encantado, completamente recomendable. Hay algún autor destacable en el cine actual italiano, el famoso Tornatore, pero incomparable con ese período de creatividad absoluta, que fue el neorrealismo. En muchas ocasiones rodadas en los propios escenarios donde tuvieron lugar los conflictos. Más tarde vinieron autores con sello propio, como Fellini y Sergio Leone aunque firmó sus mejores obras en un subgénero como el espagueti western, para mí en sus manos trascendió a la categoría de arte, y alguno más que se pierde en los laberintos de mi memoria.

      En cuanto a esa obra monumental de Toni Judt, la leí hace tiempo y me encantó. Me sirvió de contrapunto a obras como la de Anne Applebaum, demoledoras en cuanto a su análisis de los países que cayeron tras el telón de acero. A veces, por cierto, esos bautismos en un cine que no es demasiado propicio para mentes infantiles a pesar de ser muy inteligentes, son contraproducentes.

      Lo digo porque a nosotros una psicóloga que veía que nuestro hijo tenía algo diferente y nos aconsejó que siendo muy niño, habituarlo a ver museos. No salió el tiro por la culata, porque encima los vigilantes del museo estaban al acecho, y se generó una situación muy rara, porque el niño tampoco reaccionó a esos estímulos. Muchas gracias,Joselu por tus siempre excelsas reflexiones.

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  8. Las guerras acaban y cuando acaban nuestra insolente naturaleza, esa fuerza que nos ha dado la superioridad de cambiar el medio ambiente antes que amoldarnos a el. se muestra en toda su potencia. Los edificios derruidos son sustituidos por mejores edificaciones en la inmensa mayoría de las ocasiones, se hacen nuevas carreteras, los inventos para matar se adoptan para vivir mejor, más cómodos, más felices. Los cantos de guerra, los avisos de alerta, el nodo y la prensa política se convierten en cantos de amor, festivales de canción, diversión y despreocupación. Las familias crecen, los niños se vuelven jóvenes y buscan pareja y en poco las victimas que no tenían futuro son abuelos.
    Los observadores atentos plasman esto entre alborozados, lo suficientemente desentendidos y claramente beneficiados la inmensa mayoría de las ocasiones.
    El dinero y el comercio son los abonos para que esto sea realidad, por eso se valora tanto el dinero fuerte y es tan necesario el comercio.
    Somos una especie tan "triunfal" que moriremos de nuestro propio éxito y habrá siempre alguien que lo retrate, siempre lo hay.
    Un saludo.

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    1. Me ha gustado tu reflexión, aunque con ése tañido pesimista que late en tus palabras. Ese olvido que nos aboca a la contienda venidera, sin un asomo de dolor y plenos de inconsciencia, también nos permite vivir ajenos a un ánimo de revancha. Salter fue un estupendo cronista de aquella posguerra. Ahora estoy inmerso en la lectura de un ejemplar que trata la Primera Guerra Mundial y Crisis del 29 desde una perspectiva del capital y el marco conceptual del patrón oro. El dinero cobarde se tiñe de un sentimiento pacifista. Por interés, pero es curiosa la forma cómo cristalizan determinadas sinergias. Pronto lo abordaré. Un placer leerte,Daniel.

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