Hablábamos en portugués de literatura, con el cansancio y la noche esculpida en nuestros rostros. Desgalichados, y foscos, sin duda, el Café Gijón nos inducía a una atmósfera literaria. Cómo ser inmune sino a lámparas que remedaban estalactitas, y al eco de conversaciones ahogadas en el tiempo. Hasta nos acordábamos de la historia de ese ilustre artista gafe, y de un incrédulo y no menos insigne periodista. El juntaletras peroraba que en el siglo de la ciencia, por supuesto el veinte, no cabía pensar en la mala suerte, lo cual era propio de perdedores.
Uno de los más grandes escritores del momento. |
- Cada uno se labra su destino. – Tenía las pupilas abismadas en su certeza, la del siglo de las luces, pero también de las sombras. No tardó en cambiar de opinión por cuanto bastó que se invocase el nombre del maula, que también frecuentaba el Gijón, que se estampó un automóvil contra el café, y casi arrolla su mesa. Las parcas abundan en cualquier sitio(1).
Entonces, el señor Rossas y yo, nos reímos con el recuerdo de esa anécdota. Me encogí de hombros y recorría las arrugas del rostro de mi profesor de portugués. Él hacía un repaso de la profecía del poeta Camoens, en la que se fundaba el Sebastianismo, como lo más cansino de la producción de Fernando Pessoa. - Me cansan esos nacionalismos vacuos, querido señor Munari. - Esta vez se dirigió a mí, en español, o castellano, como prefieran. Seguidamente me recomendó el relato del Banquero anarquista del autor luso.
El fabuloso relato, con las contradicciones de profesiones y convicciones aparentemente diferentes. |
De formación inglesa, estirpe delgada y de mundo, gracias a una familia de diplomáticos, Antonio Rossas, me sonreía, con ese pitillo bosquejado en sus labios. Seguro de sí mismo, me advirtió sobre la literatura española, que en el último siglo no había dado a nadie digno de mención. Mientras, seguro de sus ínfulas literarias, a fogonazos, me vino a la mente, no sé por qué, la escena en la que un Ernest Hemingway, que se entera de que su gran ídolo, Pío Baroja, agoniza en su lecho mortuorio, de tal forma que solicitó poder acudir a rendirle homenaje. Con su otrora amigo, John Dos Passos, nadie sabía el motivo del enojo mutuo, o sí, la desaparición de José Robles, discutían sobre los grandes de la narrativa española. Azorín, con esa voz aguardentosa de Ernest, también les era de mucha estima. El señor Rossas se regodeaba con ese yermo supuesto de nuestra literatura, en realidad una impostura.
El gran Pío, tan grande como los más grandes narradores europeos. |
-
Não há ninguém como Thomas Mann. A
montanha mágica só foi escrita uma vez.
-
Sem desmerecer os feitos de A Montanha
Mágica, eu, mestre, gosto mais de O Homem Sem Qualidades de Musil, ou A Ilha do
Segundo Rosto, de Albert Vigoleis Thelen. Também a trilogia Luta pela Vida de
Baroja é um dos picos narrativos.
-
Do último século, espanhol, somente
Vila-Matas. - No se apeaba de su apuesta literaria, no quería reconocer la gélida punta de su falta de razón en este debate.
Sin embargo, fue ése, un momento de epifanía, hará una veintena de años. Recuerdo el humo como un
halo de santurrón que se extendía en torno a la cabeza de mi profesor. Había
oído hablar del autor catalán, pero sin gran interés, y guiado por la
casmodia.
Robert Musil, uno de los imprescindibles del siglo XX. |
Quizá sea conveniente explicar, que el distinguido señor Rossas, dedicado a la edición, se topó con una oportunidad con mi empresa, en el rubro más plúmbeo de la literatura económica. Aunque me aclaró que de haber podido:” Já teria gostado de poder traduzir Vila-Matas para o meu idioma, mas a oportunidade de uma companhia como a sua.” El desembarco de una compañía del IBEX en Brasil, que reclamaba traducciones de documentos, contratos, y todo tipo de legajos, resultaba un vergel de pingües beneficios para su bolsillo. De paso, formaba en el lenguaje de Pessoa a algunos empleados, que lo requeríamos. Convengamos que desempeños, no del todo del gusto del señor Rossas, que le atraían más las musas.
Cómo no contagiarse de la atmósfera del Gijón (recreación en cera) |
- Você realmente tem talento para ser escritor. – Me apuntaba con la ascua de su colilla moribunda y con triste consuelo. Por aquellas fechas se podía fumar, no crean en el anacronismo, dado que la memoria nos traiciona. Fue a raíz de aquella noche vulgar, que empecé a sumergirme como decía, en la prosa de Vila Matas, y sobre todo, por el efecto de las piezas de dominó, cayó el fantástico George Perec, que es el que nos trae aquí. ¿Y por qué he contado esta historia? Pues debido a que una delicatessen de George Perec que cayó en mis manos, Ellis Island, desempolvó toda esta cascada de añoranzas, de cuando frisaba la treintena y con el espíritu libre, me perdía en los cafés de medio mundo, con el placer de encontrarme con alguna conversación morosa. De ésas que te engatusa con el esponjamiento del tiempo, que en nuestras vidas repletas de estrés, nos suele arrollar.
El inaudito escritor francés. |
Es curioso, hace unos días saco a colación la "W" de las cuatro palmeras que hay en El Prat y tu insertas en tu bloc otra "W", la de "W o el recuerdo de la infancia", de Geeorge Perec.
ResponderEliminarCuando sale a relucir las tertulias del Café Gijón, pienso con envidia el cúmulo de personas que pasaron por allí y que tenían conocimiento del idioma. No es fácil escribir, no lo es. Insertas una serie de escritores a cuál mejor, a Vila Matas lo marcó Perec, y a mí me marco Vila Matas, ya ves.
Sucede, al menos a mí, que en ocasiones tengo que ponerme al día sobre los personajes que nos nombras, situarme, más bien, porque los anexas con delicadeza y formas un engranaje donde todos, al final, son uno.
Quizá el apartado : "Los mediterráneos son perezosos y vienen en tropel. En el presente, es imposible imaginarse una sociedad americana sin ese crisol de razas, que es una parte más de su identidad." deberíamos acotarlo en su justa medida, y retirarnos más a lo que es el carácter latino, pues es indudable que tiene personalidad propia y nexo común.
Hoy, nadie sería nada sin el otro. No me cabe duda.
Un abrazo y un placer
Casualidades que caen como fichas de dominó, gran Tot. Y a pesar de esas pistas, que Perec nos va dejando como miguitas, en "W o el recuerdo de la infancia" u otros ejemplares de su fantasiosa producción. Estaba ahí pero no lo supe ver. Esa huella de un niño de la Segunda Guerra Mundial, de su orfandad y como busca refugio en la imaginación y en la literatura. No me di cuenta hasta que en Ellis Island, aparecen muchas de sus vivencias. Y al bucear en esos rasgos autobiográficos, me di de bruces con esa vida tan dramática. Su estilo burlón a ratos, un refugio contra la desolación. Buena matización la de los mediterráneos, pero es más esa apreciación desde el mundo sajón, que nos ve como un conjunto con infinidad de prejuicios. En su momento con el acrónimo de Pigs. Aunque en el Mediterráneo como muy bien dices, aparte de algunos rasgos comunes, es tanta la variedad que nos asombra por su riqueza. Un abrazo, Tot, un placer leerte.
EliminarDe Vila Matas lo que me agrada es su forma de aproximar el lenguaje al momento de la creación de la obra, no sé si llamar al "yo, como protagonista", porque no lo entiendo así, sino a esa manera de captar la atmósfera tan especial que tiene cuando se sienta a componer "la obra".
ResponderEliminarMe gustan las referencias, los apuntes, los anexos, las acotaciones a pie de página, los índices profusos, los implantes de otras lecturas, y todo aquello que no perteneciendo a la obra en sí, formen parte de ella de manera subordinada, o sea la que ayudan a crearla, y en eso Vila Matas es un maestro, pues está lleno de referencias.
Luky Luciano fue un gánster elegante. No cometía asesinato alguno sin su sempiterna corbata siempre bien anudada.
salut ¡
Coincido en tu juicio sobre Vila- Matas, Tot. El centón de referencias que afloran debido a su imaginación y erudición, son como fuegos artificiales para sus lectores. Luego logra con su inefable estilo bordar aquello que llaman la metaliteratura, hechos literarios y personajes de la literatura que en su narrativa giran alrededor del planeta Vila Matas.
EliminarLucky Luciano, un gánster que nunca se manchó las manos de sangre como muy bien dices. Y que quiso fundar una cooperación entre las distintas organizaciones criminales para contraponerse a la cada vez mayor colaboración multilateral de los países, en su lucha por erradicar el crimen internacional. Evitar que sus negocios se tiñera de sangre, al contrario que Al Capone, no me parece mala estrategia,Tot. La matanza de San Valentín atrajo la atención del Gobierno Federal sobre el histriónico Al Capone. Un abrazo, Tot, cuídate.
Por cierto, en Barcelona tenéis vuestras propias rutas modernistas y vanguardistas. Els 4 Gats o el Cafè de l’Òpera, quizá al rebufo de turistas, pero todavía con el reverbero de leyendas de nuestra cultura, que sentaban sus reales posaderas, para desvelarnos el sentido del arte, que es el de la vida al desnudo, sin adornos. Gracias a tí y tú hermoso blog, nos hemos acercado a esa Barcelona por la que pasa el tiempo y se muestra orgullosa de ese poso de una ciudad vivida. Un abrazo,Tot.
ResponderEliminarMe has tenido muy despistada en esta entrada tuya hoy SERGIO, me ha parecido que paseaba por un museo de cera como el de tu ilustración, sin saber si los personajes que intervenían eran de verdad o sólo atrezo jajaja porque como no sitúo a este profesor de portugués que llamas ANTONIO ROSSAS, creí que tras él, estabas encubriendo bajo ese disfraz al gran PESSOA, usando un heterónimo desconocido de él, más que nada porque PESSOA llevó una doble vida y precisamente su trabajo oficial era el de autónomo, traduciendo correspondencia comercial ( la misma que la de tu personaje) y a la par el autor de maravillas como la que mencionas ( que no he leído, pero seguro lo es) o el libro del Desasosiego ( que sí he leído y confirmo lo es ; ) que contiene las desoladas reflexiones filosóficas de Bernardo Soares, un burócrata –asistente de contabilidad– en una oficina de Lisboa, muy parecidísimo al propio PESSOA. Soares, es un ínfimo burócrata, exacto al empleado de seguros Franz Kafka, otro genio invisible. Uno de esos trabajadores anónimos sin siquiera contacto con el público que se consume silenciosamente detrás de un escritorio gris realizando tareas minúsculas, con sus ilusiones perdidas tras ventiladores sucios que espantan moscas perezosas y que sin embargo, tras esta apariencia ordinaria y descolorida, piensa, reflexiona y sueña… mientras lo hace, a los que le leemos va sumiéndonos en ese desasosiego que contagia.. pero claaaro, de pronto das un salto a VILA MATAS y me desbaratas la sensación que estaba teniendo, porque claro, como que el pobre PESSOA no pudo disfrutar de sus letras… así que este salto que te has dado de la saudade a la floritura de la metaliteratura me has dejado totalmente descuadrada, porque desgraciadamente tampoco sé quien fue este George Perec al que según cuentas adoraba Vila Matas, así que, como entre MIGUEL y tú ya le habéis alabado suficientemente, poco puedo decir, bueno sí, que sólo he leído de él, su último libro, Montevideo y aunque me costó esfuerzo, mucho, porque ese torrente de citas y dentro de ellas, esa vuelta de tuerca de la citación ( citar a autores del pasado como Rimbaud echando mano de autores actuales, en este caso de Le Clezio otro autor maldito recientemente premiado con el Nobel) todavía complican más el encaje, aunque me encantó, porque como mi mente tb es caótica, te obliga a permanece en constante estado de alerta para no perderme en su metaliteratura mientras su protagonista, que sin duda es el propio Vila Matas busca reencontrar el deseo de escribir que parece haberle abandonado, ese estilo propio que lo aleje de los manidos clichés con que desde hace unos años se clasifica su obra, sobre todo esa denominación de autoficción con la que críticos y periodistas suelen despacharla y tanto molesta y para ello para ello echa mano del cuento de Cortázar ( uno de mis autores favoritos) "La puerta condenada" en cuyo contenido este personaje avatar piensa poder hallar las claves para poder realizar este tránsito empeñado en seguir los pasos del protagonista del cuento visitando los lugares por donde el protagonista de Cortázar pasó... en fin una absoluta maravilla con el que además, te diré tienes mucho que ver tú por esta forma tuya de escritura en modo cajas chinas o matrioskas por las que nos paseas en volandas sin saber muy bien donde vamos a terminar, pero tranquilos porque sabemos, siempre va a ser en blandito : )
ResponderEliminarMil gracias por este ratito, como siempre y un abrazo SERGIO!.. te toca desentrañar las claves ocultas de tu texto.. si es que existen, o sólo ha sido mi calenturienta imaginación ; )
Me parto con tus reflexiones, por esas pinceladas de humor, con las que bruñes tus indagaciones. Rossas es el disfraz para un profesor de portugués que sí me impartió clases de su maravillosa lengua, que siempre había tenido en el radar porque me encantaba su cultura y era consumidor habitual de fados y literatura lusa. El hecho fue que en mi empresa decidieron que nos formáramos unos cuantos empleados en portugués con vistas a nuestro desembarco en Brasil y también en el país vecino. Una formación más en la jerga contractual y económica. Pero como afortunadamente siempre se me han dado bien los idiomas, en cuanto en esas clases, a las que solíamos asistir dos o tres empleados a lo sumo, fallaba alguno, derivaban con bastante facilidad hacia temas más banales y que no tenían tanto que ver con el mundo de la empresa. Economía, pero sobre todo literatura. Era un personaje muy peculiar, porque en muchas cuestiones literarias coincidíamos. Sobre todo, las que atañen más a Europa o a la literatura inglesa. Sin embargo, era un profundo desconocedor de la obra más reciente de los escritores hispanos. Le puse al corriente de nuestra Edad de Plata, le describía por ejemplo sus paseos de Alejo Carpentier por el Madrid de los treinta, en los que errabundo, se topaba con las máximas figuras de nuestra literatura. No te puedes perder a Gómez de la Serna en el Pombo, ni en el Gato Negro a Don Jacinto. Yo le aporte ese prisma de nuestra literatura que tenía completamente desenfocado. Más allá del realismo mágico que sí conocía o el resto del boom hispanoamericano de los años 60-70. Y él me introdujo en Vila-Matas, del que era un fanático seguidor. Nuestros diálogos eran de ese tenor, en portugués. Y las situaciones se pudieron producir en el café Gijón o en cualquier otro. Porque por aquellas fechas, él se había casado joven y su mujer en muchas ocasiones emprendía el periplo para visitar a sus hijos desperdigados por toda Europa. En esas ocasiones se quedaba solo y me llamaba para tomar algo y perorar por Madrid. Hace tiempo que no sé de él, pero es verdad que nos lo pasamos muy bien hablando de nuestras cosas, y echo de menos su ironía, que hacía resplandecer sus ojos verdes. Una cara de chiste en un semblante circunspecto, y que unos quevedos hacían subrayadamente intelectual. A través de Vila-Matas llegué a Perec, que fue todo un descubrimiento para mí. Una epifanía literaria. En cuanto al banquero anarquista, era un relato lleno de paradojas sobre el capital y la libertad que se supone que te da una economía saneada. Ahora dicen que la ideología no depende tanto de tu renta sino de tu concepción del mundo, que sueles cristalizar en las primeras etapas de tu vida. Sin embargo, yo creo que hay demasiadas teorías y estudios, y cada uno se adaptará las experiencias que hayamos vivido. Es curioso, porque yo he leído teorías como la anarcocapitalista o minarquista, y quizá leer ese relato que me sorprendió hará unos 20 años, no me resulte tan sorprendente. Pesaoa siempre es un imprescindible. Como tus pinceladas,María. Eres grande....
EliminarEl año pasado, o el anterior, se editó en Argentina una colección de cuentos que comienza con "El viaje de invierno" y todo lo que algunos miembros del grupo literario formado por Perec hicieron después. El único cuenta que vale la pena es, claramente, el original, el resto son meros intentos por acercarse a una idea sin mayores logros.
ResponderEliminarLuego leí "La vida, instrucciones de uso" y ya no hay vuelta atrás.
Saludos,
J.
Supongo que te referirás al grupo Oulipo (Ouvroir de Littérature Potentielle), en continua búsqueda y amor por los desafíos literarios. Sería interesante incursionar algunos de esos retos, pero me quedo con la literatura algo burlona y capaz de convertir lo cotidiano, en un intrigante mundo de la fantasía. Por cierto,J., para celebrar tu relato de ese ojo que levantisco, decide recorrer mundo. Me ha parecido una historia fantástica, cada cual que extraiga su significado, si es que lo tiene y no es el reflejarnos en ese devenir ocular.
EliminarHay una historia más tétrica que tiene como protagonista a uno de los enfant terribles de nuestra literatura, que es la común de habla hispana. En esta historia, un enamorado Camilo José Cela atisba en la lontananza la figura de su amada, Toisha. Llega por la calle de la Madera de Madrid y sus faldas fondean en las retinas de nuestro escritor hasta que el zumbido de un obús se cierne sobre ellos, como un triste presagio que se cumplirá y destrozará a la bella Toisha. El propio Camilo José Cela contaba que presa de los nervios se hizo con un resto ocular de su amada y huyó. Lo conservó en un bote con formol, cuando de pronto creyó que ese ojo le miraba con un dejo de reproche. Y se deshizo de él. Don Camilo no olvidó a su amada desmembrada por un obús, y le dedicó poemas, que tienen notable mérito como éste https://www.poemas-del-alma.com/camilo-jose-cela-toisha-v.htm Un abrazo, J.
Hola, Sergio.
EliminarSí, se trata de Oulipo. Pero de los cerca de 30 relatos incluidos en el libro, muy pocos resultan interesantes, el resto no son más que refritos y de refritos.
Este es el libro:
https://eternacadencia.com.ar/nota/el-viaje-de-invierno-/3767
No leí nada de Cela, por lo que claramente desconocía esa anécdota suya. Lo único que supe sobre él fue la disputa entre su viuda y su hijo, supongo que la viuda no era su madre, en relación a la herencia y un supuesto cuadro que valía millones de euros que el autor le había regalado al hijo. En fin. Cosas de la vida que algunas pocas veces logra superar a la literatura.
Saludos,
J.
Fue una polémica en torno a un cuadro de Miró, creo J. , aunque a veces me flaquea la memoria. Es curioso lo desprendido que fue el autor gallego. Porque en su labor de editor rebelde en pleno franquismo, entrevistó a Picasso que era por comunista un diablo con cola para el régimen. Y en lugar de pedirle alguna obra, que habría incrementado su patrimonio y tuvo algún amigo más avispado el pintor en este sentido, presumía que por descuido se había quedado con el encendedor del artista, un fumador empedernido.
EliminarCela es uno de nuestros maestros indudables de la literatura hispana. Sus mejores novelas son las corales, personajes que nos desbordan y pergeñados en el torrente de su imaginación. Prosa precisa y de las más ricas. A veces, asoma en las situaciones más inverosímiles, el humor quevediano muy fino pero tirado a muy mala leche. Es curioso que por esos caprichos de la memoria histórica se le criticara e intentara cancelar por haber ejercido como censor para la correspondiente oficina del Ministerio de cultura de Franco. Era alegaba que era la supervisión de unas revistas de medicina y farmacia, que poco podían trasgredir. A cambio, peleó con sus Papeles de Son Armadans por traer un soplo de aire fresco a la cultura de la dictadura, capaz de encontrar hallazgos como Cela o Delibes, como intentar resucitar a un Garcilaso de la Vega como ejemplo de literato imperial. Cela decidió plantear batalla cultural en lugar de convertirse en un corifeo de la dictadura. Convocó en su corte de Mallorca a toda una pléyade de artistas de izquierdas, lo que causó un revuelo en la época de dimensiones épicas. Él siempre se encontró cómodo remando al contrario de la opinión generalizada. Un abrazo,J.
Decía que prefiero la literatura fantástica de Perec. El contexto de ese obús, es la Guerra Civil española. No es que caigan obuses del cielo por el fatalismo hispano. Un abrazo de nuevo.
ResponderEliminar