¿Quién conocía realmente a Montagu Norman? El caballero excéntrico, que moraba en una mansión decimonónica convertida en fantasma de vanguardias ornamentales. Sus manías, y el hecho de que hollase la cuarentena como solterón, le convertían en un nigromante a ojos de una sociedad, que se sacudía los resabios de la época victoriana. Objeto, por ende, de no poco tole tole y de chanzas en su exclusivo vecindario. ¿Habría sido víctima de la fiebre homoerótica que se vivía en las Academias militares? En cualquier caso, algunos residentes superaban sus prejuicios y se acercaban al señor Norman con el oscuro objeto de pedirle consejo en los negocios, pues su carrera en la banca de inversión había sido meteórica. Contaban las malas lenguas, que el vejestorio del Gobernador del Banco de Inglaterra, el barón Walter Cunliffe, solamente se fiaba de las ideas del señor Norman. Con esos años, Montagu era como un adolescente en aquel mundo de los elegidos, tan hermético como proclive para edades muchísimo más provectas. Sin embargo, sus colegas le habían pillado en algunos renuncios.
![]() |
Montagu Norman, el primer banquero icono popular. |
Había llegado a sus oídos que el señor Norman tenía manía persecutoria, y que por ese motivo se disfrazaba escogiendo identidades falsas en sus viajes, para que nadie supiese qué hacía realmente con su vida. Convertido en una celebridad, dado que su nombre había aparecido media docenas de veces mencionado en la revista preferida de la alta sociedad, Tatler, hermana del diario The Sphere. Pero la última confusión generada con relación a su identidad, en la que se hizo pasar en un viaje transatlántico por un escritor famoso, había superado todos los límites. Era una de las partes preferidas de los aficionados a los chismes y publicaciones como el Tatler, que recogían que tal escritor, la Sarah Bernardt o incluso el fabuloso Enrico Caruso se habían embarcado en el Puerto de Southampton rumbo a Nueva York. Con todo, un avezado periodista reparó que el escritor que Montagu había elegido como trampantojo para su escapada, daba una charla dos días después en el Condado de Wessex, imposible el don de la bilocación. Se presentó, y le mostró al escritor el recorte de papel del Tatler, con la noticia de que partía rumbo a América. En un cable telegráfico, el reportero metido a pesquisidor, desveló la identidad del "polizonte", el famoso banquero, Montagu Norman. Vayamos ahora a una de esas visitas inoportunas, con la que habíamos comenzado esta historia.
- ¡Es un atentado contra el buen gusto! - Refunfuñaba una de esas damiselas furiosas respecto a la decoración de la mansión del banquero y que había acompañado a su marido, que no sabía si invertir en Bolsa. El esposo, noble, no recordaba qué título, había leído en The Times a un articulista que se debían prohibir la compra de acciones a préstamo, que resultaba el summum de la especulación.
![]() |
Caruso, una celebridad. |
- ¡Sería el acabose! Mucho mejor en una renta, como nuestros ancestros. - Comentaba el juez de aquella pedanía londinense, Leighton Archibald, apegado a las inveteradas costumbres de la Inglaterra eterna. Pero con la inflación habíamos topado, pensaba el afligido vecino. Se comía las antiguas rentas, y no era la primera vez que una familia ilustre, las pedía renegociar. Arrendamientos agrarios, que habían quedado desfasados. Según el plumilla del artículo, el Banco de Inglaterra solamente tenía que prestar dinero para el consumo de bienes y servicios, si se quiere parar la especulación, que era el principal motivo de la inflación. El señor Norman, con su barba poblada y entreverada de canas, bosquejó una sonrisa sardónica, y pensaba mientras su vecino farfullaba sus lamentos, que no habían aprendido nada desde la Peel Act. El verdadero motivo del incremento de los precios, radicaba en el cada vez mayor presupuesto del Ministerio de la Guerra, que qué iba a preparar, sino la guerra. Nada de paz armada para titular esa carrera armamentística de forma eufemística. El dilema de cañones o mantequilla (1)
![]() |
El SMS Panther, lanzó un mensaje de destrucción en la crisis de Agadir. |
La mujer del vecino continuó atosigándole a preguntas sobre detalles de la casa. Le iban a volver loco. Ella retuvo los pormenores de la horrorosa decoración. No soportaba las ínfulas de arribistas como Montagu Norman, sin gusto ni educación alguna. Se llevó una impresión muy grosera del banquero, ellos nobles, igualados a esa purria social. - Si entras, te parece que estás en una taberna, pero qué se han creído estos nuevos ricos. - Recordó a sus amiguitas en días posteriores.
- ¿He de invertir en deuda peruana? ¿No sería tan especulativo y más digno de un caballero? – Por la otra oreja, el marido le fusilaba a preguntas como si el señor Norman fuese su confesor. Paseaban con brío por los jardines de su mansión, bajo la luz coruscante de julio. El vecino se sujetaba con la mano el monóculo. Había combatido en la Guerra de los Boers, en la que también había luchado nuestro protagonista. Un Conde, de no sabía qué condado, porque el señor Norman estaba muy preocupado en otras cuestiones. No le permitiría pensar, se resabió desdeñoso, si bien disimuló. Una contrariedad su visita. El Conde le insistía, que claro, con las nubes del próximo conflicto, América, Perú sería un buen refugio para sus ahorros. – Aunque Inglaterra, apela a que se ceñirá al tratado naval. Sería una locura meternos en esa guerra. Usted lo sabe mejor que yo, nosotros somos el banco del mundo. ¿No cree, señor Norman?- La mujer le soltó al desgaire, que tenía muy descuidadas las azucenas. Norman trataba de pensar.....Si los alemanes solicitasen que se les devolviesen las reservas de oro depositadas en bancos ingleses, el sistema monetario colapsaría inmediatamente. Ese mismo análisis realizará ese fin de semana, cuando sea convocado al Consejo del Banco de Inglaterra, que determinaba la política monetaria del país. El primer ministro, Herbert Henry Asquith, quería que esta institución analizase las posibilidades económicas para sufragar la guerra inminente. En su gabinete, Lord Asquith había pasado de orillar el conflicto a no ver más remedio que entrar en la guerra por la invasión de Bélgica.
Montagu lo tenía claro. Grosso modo, el Banco de Inglaterra exigía el 40% de depósitos en oro, con la que avalar la emisión de papel moneda. Si disponían de doscientos millones de dólares en reservas de oro, calculaba, más los picos de los bancos comerciales, que estimaba en unos cien millones de dólares más. Frente a los más de quinientos con los que contaban los alemanes, más los bancos comerciales, más de 600 millones, el doble(2).
- Los alemanes han estado acumulando reservas en su banco central, para poder financiar una guerra. Estimo que son el doble a las nuestras.
- Pero también tienen que atender dos frentes. - Cunliffe, que se dormía en sesiones tan largas e intensas, despertó de su molicie sobresaltado. Eso de que los alemanes les superaran en algo, para un patriota, hirió su sensibilidad.
- Le recuerdo a su excelencia, que además, tienen la posibilidad de retirar depósitos de oro de nuestro sistema bancario. Son uno de nuestros mayores depositantes - Insistió Montagu, pertinaz cuando creía tener razón. - Con lo cual, se menguarían todavía más nuestras reservas.
- Y si se las expropiamos. - Intervino otro de los consejeros del Banco de Inglaterra.
![]() |
Lord Asquith, el meditabundo premier británico. |
- Como mucho podríamos embargar depósitos, ni tocarlos o paralizar el reembolso de oro para todo el sistema, aunque ya saben, que sería motivo de pánico, más del que hay en estos momentos. - En las retinas de todos los consejeros, permanecían las imágenes de depositantes haciendo cola para reclamar el reintegro del oro que aparecía en las notas bancarias, billetes de dinero, en realidad. Solamente con el rumor de un conflicto. - Caballeros, todos sabemos que hemos de preservar el prestigio de la City, porque después de la guerra reanudaremos los negocios. Al señor Asquith habría que responderle que solamente podríamos financiar una guerra corta. Las retiradas de depósitos de oro significarían una contracción tan fuerte de la circulación monetaria, que sostenida en el tiempo, llevaría a la economía británica al colapso. No habría billetes ni monedas con las que pagar las transacciones económicas. Debería pensar en la impresión de cartillas de racionamiento. - Eso contempló a un ojiplático Primer Ministro Británico, cuando el Barón Cunliffe informó a Lord Asquith bien oscurecida la noche. La civilización más sofisticada de la historia, pasaría de la noche a la mañana a convertirse en una economía de trueque.
![]() |
Bonos de guerras nacionales. |
![]() |
El gran actor, Douglas Fairbanks, cara visible de los Liberty Bonds. |
Las consecuencias económicas aparte de la inmensa tragedia humana, fueron una inflación recurrente en los años posteriores de la contienda. Muchos de los desarreglos monetarios de los años veinte fueron consecuencia de ésta y sobre todo, de la forma de financiarla. Tormentas monetarias, que afectaron a las relaciones de intercambio, y por consiguiente a la producción, comercio de bienes. Cuando quisieron retornar al patrón oro con el objeto de recuperar la estabilidad de la preguerra, en Gran Bretaña hubo mucha controversia. A qué tipo de conversión libra/oro. El prestigioso economista, John Maynard Keynes, juzgó que el tipo de cambio tan elevado, el anterior al conflicto, supondría duros ajustes, tal y como acaeció. Por las necesidades de captar oro (tipos de interés más elevados) , contracción monetaria y también porque convertía a los bienes y servicios en productos artificialmente caros ( la libra muy, muy revaluada). Acarreó duros ajustes para un país que se encontraba en la ruina. Paro, quiebras y cuando lograron la ansiada estabilidad, a un precio excesivo según Keynes, llega la Crisis del 29. Otra vez abandono del Patrón Oro, y una carrera por las devaluaciones competitivas, que se conocieron en la época como la política de "empobrece al vecino". Es una de las principales razones por las que se agravó la crisis, una guerra comercial, con un instrumento como la moneda. Uno de los errores colectivos más gruesos, y que explican la creación del FMI en el seno de Bretton Woods, para consensuar políticas monetarias y no entrar en esa espiral de devaluaciones, que suponen una volatilidad tan extrema, que por la fuerza se han de reducir los intercambios internacionales. Lo más sorprendente de esta historia, es el marco conceptual de los financieros de la época, encasillados en el patrón oro. Nunca contemplaron en sus análisis la posibilidad de abandonarlo, que fue lo que realmente ocurrió. Y al contrario de Keynes, creo que el hecho de abandonar el patrón oro en la primera ocasión, permitió que la guerra se convirtiese en un conflicto demasiado largo y en un camino repleto de inestabilidades, con soluciones a trompicones, que iban a conducir inexorablemente a dirimir en la Segunda Guerra Mundial, muchos de aquellos desarreglos económicos.
Esta entrada bebe fundamentalmente del estupendo libro de Liaquat Ahamed, Los señores de las finanzas. Sin estar de acuerdo con las principales hipótesis esgrimidas por el autor, es una delicia por ser un prontuario de anécdotas aquella época, y de los personajes que protagonizaron momentos agónicos de ese siglo que despertó tarde, pero cuando lo hizo, fue a un alba de horrores. Género narrativo para acercarse a aquellos acontecimientos, más desde una perspectiva financiera, pero fundamentalmente histórica. Queda muy bien expuesto el marco conceptual de aquellas relaciones intercambios que subyacen en un patrón oro.
Ostras, más que interesante. Ya sabes que no entiendo de Economía (la pongo con mayúscula porque es básica), pero lo has explicado tan bien que es un gozo el poder leerte; es de esta manera que me puedo hacer una idea de la situación, y además conocer personajes (*) que no sabía tan siquiera de su existencia, así como lo del patrón oro y los problemas que hubiera habido si se pedía su retorno en oro tal como el papel emitido.
ResponderEliminarCreo que en BsAs pasó algo similar con la convertibilidad de un peso, un dólar, donde no hubo argentino, así me lo explicaron, que no cambiara sus pesos por dólares, pero que aquello duró poco y aun así, las reservas se agotaron a los pocos días. (Ya me dirás si hubo algo de verdad)
En otro orden de cosas, pero de manera similar al final de tu excelente entrada, mi pregunta es: ¿cuánto hubiera resistido económicamente Cataluña si se hubiera proclamado la república? ¿Cuanto dinero hubiera hecho falta mensualmente (más o menos) para mantener la estructura de estado de esta comunidad?,¿ 3.500/4.000 millones de euros /mes?; es una pregunta que me hago reiteradamente desde que la Anna Simó dijo aquello de que con la república se retrasarían la pagas un par o tres de meses, pero que seríamos más felices (sic).
Un placer. Volveré a releer la entrada, no lo dudes, y volveré a preguntar.
Salut
(*) https://www.gettyimages.es/fotos/montagu-norman
Me encantan tus reflexiones, gran Tot, porque tienes intuición en el asunto económico. El problema en el caso de la convertibilidad fue que el Banco de Argentina tendría una reserva de divisas, y si la economía del país no genera actividad en el exterior, ni tiene credibilidad, le resultará muy difícil mantener esos stocks de divisas, en este caso dólares. Se produjo lo que en economía se llama la Ley de Gresham, por su primer enunciador, que la moneda débil expulsa a la fuerte en el curso legal. Los agentes en cuanto tienen monedas fuerte, Tot,se la guardan, en este caso hacen acopio de los dólares y pagan sus transacciones en peso. El dólar por supuesto, desaparece de las transacciones. Si bien me temo que habría sido un enorme salto al vacío, sin nada planificado en este aspecto, que acarrearía seguramente un colapso, es un sistema de reparto que se basa en la aportación de los trabajadores en activo.
ResponderEliminarEn cuanto a la República, Tot, que se quiso instaurar, requeriría credibilidad tanto monetaria como fiscal. Desconozco que instituciones para realizar su política monetaria, si tenían proyectadas alguna y con qué fondo de divisas contaría. Emitiría monedas propia o con los euros en circulación. Sería una república deficitaria, no sabemos con qué tipo de institución, banco central, y qué confianza generaría en los inversores para financiar el déficit presupuestario. Creo que este aspecto está muy mal trabajado, con lo poco que he leído. Quizá me confunda. Es un tema complejo, que toca muchos puntos. Creo que no se planificó lo suficiente, minusvalorado los riesgos. Otra cuestión sería la ruptura de la caja de la seguridad social. En mi opinión, habría sido un salto muy convulso para la economía catalana.
Pero como hemos visto en la historia de esta entrada, nada en economía es como lo imaginamos de antemano. Esas lumbreras nunca fueron capaces de predecir que todos los países abandonarían el patrón oro, para que la emisión de moneda no dependiese de las reservas que tuviesen cada uno de los Estados. Y lo que más me ha gustado de este libro, fueron esos días previos en los que a consultas de los distintos gobiernos, los bancos centrales aseguraron que solamente se podría financiar semanas de guerra. Se tendría que dar una victoria rápida. El hecho de abandonar el patrón oro para financiar la guerra, se tradujo en una inestabilidad monetaria, aunque entre medias intentaran retornar a este sistema, que llevó en el desespero por arreglar los asuntos económicos internos, a una guerra comercial con continuas devaluaciones que aumentaron la inestabilidad de las divisas y a una contracción brutal del comercio exterior. En realidad, esas devaluaciones competitivas el lugar de mejorar la realidad interna de cada país, la agravaron por crear las condiciones de una crisis monetaria marcada por una alta volatilidad. Por ejemplo, yo compro en libras todos los componentes de la máquina que fabricó, pero si la cotización de la libra oscila un 100 o un 150 por ciento anual, cómo puedo saber a cuánto vender mi maquinaria. Con tanto riesgo, en lugar de emprender, me guardo un dinero, que encima pierde valor. Fue un infierno la crisis de los años treinta. Un saludo,Tot, cuidate.
Mira, por favor, incluso sale Lerroux:
ResponderEliminarhttps://www.vozpopuli.com/opinion/la-desverguenza.html
Grat,Tot
ResponderEliminarMenuda entrada, por fin una en la que despliegas tu sapiencia de economista ; ) Y además mencionas a una de las figuras más desconocidas y sin embargo, relevantes y casi te diría oscuras, de los años de entre guerras. Porque la sitúas en la crisis financiera previa a la primera guerra mundial, donde el patrón oro comenzó a hacer aguas y que como muy bien cuentas, Lord Montagu Norman lo vio claramente, pero su verdadero papel en la historia, lo desempeñó al ser nombrado, gobernador del banco de Inglaterra. Porque para muchos historiadores, la Segunda Guerra Mundial no fue provocada por el rabioso Fuhrer adueñado de Alemania, él sólo fue la cara más horrenda, en realidad fue obra de los plutócratas anglo-estadounidenses, utilizando la Reserva federal de los EEUU y el Banco de Inglaterra. Su objetivo no era otro que, la Unión Soviética. Lo orquestaron los Rockefeller, los Morgan, por supuesto Lord Montagu Norman y otro desconocido clave de aquellos años, Hjalmar Schacht (presidente del Reichsbank y ministro de Economía del gobierno de Hitler) para muchos más importante incluso que Hitler, pero en la banca y siempre en la sombra. El programa estratégico de los Rockefeller y los Morgan era sojuzgar a Europa económicamente, saturar a Alemania de inversiones y créditos extranjeros empujándola a asestar un golpe mortal a la Rusia soviética para que esta volviese al capitalismo, pero en calidad de colonia ; )A ver si soy capaz de contarlo en corto, al término de la Primera Guerra Mundial, el Plan Dawes tenía como objetivo comprometer la Triple Entente y cobrar las reparaciones de guerra que debía pagar Alemania. Schacht fue un as en su gestión, por eso en 1929, Alemania ya se había convertido en la segunda potencia industrial a nivel mundial, por delante de Gran Bretaña. Al año siguiente nace en Alemania, el BPI( Banco de pagos internacionales) supuestamente para pagar a los vencedores de la primera guerra, pero en realidad acaparó toda la inversión en Alemania, de modo que la mayoría de las grandes empresas estratégicas alemanas eran parcial o completamente estadounidenses. Las refinerías de petróleo y de licuefacción de carbón alemanas pasaron a los Rockefeller. La radio y los gigantes de la industria eléctrica AEG, Siemens y Osram pasaron a la General Electric, a su vez de los Morgan, hasta la Volkswagen pertenecía a Ford. En el momento de la llegada de Hitler al poder, el capital financiero estadounidense lo controlaba todo y desde luego, si Hitler subió al poder, lo hizo con el visto bueno de todos los banqueros ingleses y americanos, Schacht fue el encargado de convencerles de su idoneidad. Casi a la vez que él, subió al poder Roosevelt en EEUU, apoyado por los mismos banqueros. Por aquel entonces además, la Unión Soviética había implementado su plan quinquenal de desarrollo económico tendiente a alcanzar nuevas metas como potencia industrial. El New Deal de Roosevelt no tardó presentar problemas, hundiéndose EEUU en una crisis económica y con ello, las posibilidades de estrangular económicamente a la Unión Soviética. Por eso se potenció el rearme alemán y posteriormente recurrió a la guerra, era lo único que podía salvar el capitalismo estadounidense. En 1939, los plutócratas recurrieron a todos los medios a su disposición para presionar a Hitler e incitarlo a desatar una guerra a gran escala en el este de Europa. El BPI tuvo un papel importantísimo en la Segunda Guerra Mundial, se creó bajo la forma de una entidad comercial pública. Su inmunidad ante interferencias gubernamentales y de todo tipo estaba garantizada. Una especie de zona franca que protegía al capital mundial de todo, incluso las guerras. Así, mientras en el frente morían los soldados alemanes, ingleses, americanos y de todo el mundo, la dirección del BPI se reunía en Basilea con los banqueros de todos estos países, incluido nuestro amigo Montagu un oasis suizo donde los nazis y los banqueros de todo el mundo convivían tan felices : ) Y te dejo ya que no me va a caber, me ha encantado la entrada, da ¡para un libro! mil gracias y un abrazo!
ResponderEliminarGran análisis, María, como siempre. Nunca huelga decir nada, más contigo. Pero en mi caso, abordo la realidad desde otros tamices. Para mí, impera el caos, como y la estupidez humana. Si concibieron un plan, que diferente fueron los resultados, porque la realidad siempre es más compleja que nuestra capacidad de entendimiento. Me reconozco más en la visión de la historia y de la economía de Tolstoi. Yo que soy un insecto a su lado, María, de cualquiera de los dos o de Cipolla, no digo nada de Ortega, veo que es difícil de aprehender. En esa escuela se encuentran militares como Clausewitz. Digo esto porque no creo en esos planes y no es que algunos pretendan influir, que eso ocurre en esta anciana y decrépita humanidad desde sus albores.
EliminarEn el caso que nos ocupa, cada uno hizo la guerra por su cuenta, acuciados por las premuras de los respectivos países. Las políticas de empobrece al vecino, con sucesivas devaluaciones de las monedas, que se sucedieron tras abandonar el patrón oro tras la Conferencia de Londres, produjo paradójicamente que aquellos países que renunciaban a ese sistema, exigieran los pagos en el metal precioso. Esta guerra comercial provocó que el sistema de pagos internacional, se balanceaban los pagos neteando el saldo comercial entre respectivos países, pero en lugar de aceptar el pago en divisas, que era la moneda de curso legal del receptor del flujo económico, se pedía en reservas de oro. Hubo varias suspensiones de pagos extendidas en el tiempo. No creo que esas consecuencias estuvieran previstas. Un tipo que importaba automóviles de Alemania que tenía su mercancía pagada, la podría tener varada meses en la aduana, porque el país perceptor que era acreedor como EEUU de los germanos, solamente aceptase el cuadre de las cuentas en oro. Y el Reichsbank se negase a ese desembolso. Se dieron episodios muy curiosos.
A Estados Unidos, le acusaron de aliarse con Alemania, en los períodos previos a la negociación del Plan de Dawes. Más preocupado por asegurarse el cobrar las deudas de sus aliados, que tenían posiciones netas más importantes que los americanos con Alemania. En realidad, le acusaban de querer asegurarse con los pagos de Alemania, que los aliados le dieran contrapartidas para satisfacer la deuda. Montagu Norman también recelaba, pues quería renegociar la reducción de la deuda propia como contrapartida a la minoración de los alemanes. Un 15-20 % era la oferta de la comisión de negociación americana, encabezada por personajes muy variopintos ( estoy preparando una entrada) y que veían que era un precio razonable para convertir al dólar en la moneda de reserva internacional. La prensa inglesa arremetía contra esa pretensión nada velada de los americanos.
Los franceses que se endeudaron, no subieron la carga impositiva a sus contribuyentes con las promisorias indemnizaciones de guerra, incluso hablaban de una o dos generaciones que podrían vivir de las rentas de la guerra. Como Alemania aducía que no podía pagar esas indemnizaciones abultadas, la prensa francesa con sus insidiosos reporteros, se abalanzaba sobre los ricos germanos que lucían toda su ostentosidad en lugares de recreo señalados para los más acaudalados, como San Juan de Luz. Titulares, como que antes paguen lo que deben. Si de ahí se desprende un plan preconcebido. Normalmente nos quedamos con los titulares del Crack del 29, que fue pésimamente gestionado por los dirigentes de entonces. Se agravaron con sucesivas crisis bancarias, monetarias, peores que las tormentas de los años treinta, y una guerra comercial que de empobrecer al vecino, pasó a empobrecer a todos. Menuda coordinación, hacia la ruina. También decisiones fiscales, el ominoso arancel Hawley – Smoot, que desató una ola proteccionista, y fue el antecedente para una elevación de la fiscalidad. Podría extenderme, con los cárteles nacionales que fueron un atentado contra la competencia y con el consumidor de trasfondo. No estuvieron nada acertados.
Es verdad que los asuntos complejos y una guerra siempre lo es, es la suma de muchas causas, protagonistas y circunstancias y es verdad tb que la visión que te trasladé en mi comentario está muy influenciada por un libro que leí no hace mucho y que recomiendo, “Los señores de las finanzas”, sobre todo por lo fácil de leer que resulta a pesar de tener una base teórica y bibliográfica muy sólida de Liaquat Ahamed, asesor del Banco Mundial que ganó el Pulitzer y en esa misma línea, porque me resultó muy interesante y creíble, varios art., sobre todo el estudio de un economista ruso a partir de documentos desclasificados en 2012 que se publicó hará unos 4 años, te aseguro que todos dejan por los suelos al mundo financiero de la época, en particular a los cuatro grande del mundo de la banca central de entonces, Montagu Norman (Banco de Inglaterra), Émile Moreau (Banque de France), Hjalmar Schacht (Reichsbank) y a Benjamin Strong, al frente del área del dólar, en la Fed, de hecho, les consideran los máximos responsables del crack del 29, que como muy bien dices, tb fue fruto de una época caótica, de muy malas decisiones y un dato cuando menos sorprendente, casi ninguno de ellos eran expertos en finanzas, de hecho la banca mundial estaba dirigida por herederos de las grandes familias, esa falta de especialización desde luego ayudó a que todo saliera tan catastróficamente mal. Al margen de todo lo dicho, no me digas que no deja de ser curioso y por eso me he creído todas estas interpretaciones, posiblemente parciales ( teniendo en cuenta que una de mis fuentes es rusa; ), que habiéndosele impuesto a Alemania tras el tratado de Versalles, la prohibición de rearmarse, sobre todo Inglaterra y EEUU miraran para otro lado mientras lo hacía hasta los dientes ¿qué explicación tiene esto si no es allanarle el camino para la guerra que finalmente se desencadenó? rearme para el que por cierto y para remate surrealista de la situación, le ayudó la Unión soviética. Como si supieran que estaba haciendo trampas y sabedores de ello la dejaron, no me digas que si piensas en este hecho, no cobra sentido todas estas teorías conspiranoicas, que te comenté: ) En fin, desde luego ni cuento con toda la información y formación que tú, ni lo que he dicho no deja de ser una simple opinión más de las miles y miles que se han vertido sobre este tema. A ver que otra suculenta entrada de las tuyas nos preparas; ) no te robo más tiempo, buenas noches!
EliminarGran María, es una delicia contar con tus reflexiones, que siempre se derraman por caminos inéditos y nos ayudan a explorar cimas insospechadas. Aprecio, sinceramente, cuando llega un fogonazo histórico de un instante, con estilo narrativo, que es lo que traen las entradas del azogue. Pretendo abarcar como dicen, la anatomía de un instante. Y entonces, seguidamente, completas el esqueleto de un instante, con más aristas de los personajes que aparecen en las entradas. Es imposible comprender la complejidad de muchos de ellos, y tú lo logras. Son semblanzas que encarnas con tu prosa.
EliminarEn cuanto a las reflexiones de momentos tan complejos, caben y se agradecen todas las ideas. En este caso, me cuesta creer en una alianza, dado que de forma soterrada había una guerra y muchas suspicacias entre los cuatro hombres que conformaban la política monetaria de la época. Se me ocurre que cuando el Banco Central de Rumanía era incapaz de contener la hemorragia de su sistema bancario, en una de esas crisis recurrentes de finales de los locos años veinte, el Banco de Inglaterra acudió a su rescate, prestando libras contra reservas de oro en condiciones muy ventajosas. El inefable Émile Moreau, Gobernador del Banco de Francia, espoleado por el ejecutivo de Poincaré, aulló por lo que consideraban una inaceptable intromisión en la esfera de influencia política de Francia. Las sospechas, miedos, y análisis poco certeros de una realidad, que contraviene nuestros juicios por cuestiones emocionales. Francia no se había percatado, que París ya no era la segunda plaza financiera del mundo. O sí, y por eso en otras circunstancias, sobreactuaba en su sentimiento de ofensa.
Benjamin Strong, presidente de la FED hasta su muerte. Perspicaz gobernador, que algunos autores consideran que podría haber librado al banco central de los americanos de una mano tan férrea en la política monetaria, que según estos mismos autores, fue el desencadenante de la horrible crisis bancaria (amén de los prejuicios raciales). Bernanke, que tanto protagonismo cobró en la crisis de 2007-2008, y que cuando se dejó caer a Lehman Brothers, abogó por la liquidez irrestricta valoraba como nadie a la figura de Strong. Algunos creen que hasta el extremo de ponerle la etiqueta de superhéroe. Minsky, por el contrario, que estudió las etapas del endeudamiento financiero, creyó que fue Strong el que inició la espita de la burbuja del 29. Dinero inusualmente barato, cada vez se bajan los intereses, por el temor a una quiebra general, y la economía se sobreendeuda más. Ese ciclo lo inició Strong, al que curiosamente en su época, le acusaron de tener ese dinero, el dólar por los suelos, para favorecer a la economía europea tan fuertemente endeudada. Le reprochaban sus veraneos en el Viejo Continente, donde Norman, le había comido la cabeza. Y en lugar de pisar el freno y endurecer la política monetaria en una economía americana disparada, continuó con su política laxa. En Europa, a pesar de beneficiarles la depreciación del dólar, le acusaban de querer inundar el sistema monetario mundial de la moneda americana, para convertirla en hegemónica. Había muchos intereses enfrentados, en una realidad que para mí, es demasiado fractal que diría Mandelbrot. Pero por eso mismo, gran María, tus análisis con increíbles vetas son tan posibles y una capa más de la propia realidad. Un abrazo, y disculpa mi demora en contestarte, llevo una semana muy ocupada, intentando cerrar temas como un completo orate.
Pregunta:
ResponderEliminarSi la conversión al patrón oro era una forma de garantizar la estabilidad de una moneda al respaldarla en un activo físico como el oro, y el oro subía de precio (o bajaba) ¿ los depósitos se veían relacionados?, porque si yo tenía mil euros respaldados en oro , y este aumentaba de valor ( o bajaba), ¿los mil euros también variaban en la misma proporción?
Es una cosa que jamás pude comprender.
salut
Una buena pregunta, Tot. Y te has contestado en la premisa. El oro también es un activo cuyo valor fluctúa. Y es lo que preocupaba a los críticos del patrón oro, que su escasez o sobreoferta, tenía incidencia en la política monetaria, haciéndola depender de un factor exógeno. En sistemas en los que subió su valor, normalmente por escasez no entro en momentos de especulación o cuando se ciernen hechos que puedan influir en su valor, como una guerra, que su volatilidad se incrementa no ciñéndose a la ley de la oferta y la demanda. Qué ocurre cuando sube, y la subida se mantiene, que habrá una contracción monetaria y la economía si se encuentra en una fase expansiva, se frene. Imagina si se encuentra en medio de una crisis. Tus euros valdrán más, por supuesto y habrá una deflación.
EliminarSi ocurre lo contrario, se descubre un yacimiento como en Bolivia en los años treinta, creo, los bancos centrales tendrán menos corsés para políticas monetarias expansivas independientemente del ciclo económico. El valor de tu moneda se reducirá, pues la base monetaria ha incrementado. Luego, ese segundo capítulo, que la economía se halle en fase expansiva o en una contracción. Esto es lo que los críticos del patrón oro le achacan, como la incapacidad para los bancos centrales de hacer política monetaria. Como todo, hemos experimentado tanta discrecionalidad por parte de los bancos centrales, que no son oráculos perfectos, muchos ellos antiguos políticos, colocados en esos puestos por políticos, que no es creíble su autonomía. Sánchez quiere colocar a Escrivá en el Banco de España.
Un ejemplo claro se produjo en el siglo XV,-XVI con dos shocks. Uno de oferta, con la toma de Constantinopla, que cerró la ruta de las especias y de la plata y el oro. Los europeos con la carestía de metales preciosos, fabulaban con la figura del Preste Juan, ¿Etiopía?, rey cristiano con el que aliarse y recuperar esa ruta. Además, de que en esa ferviente imaginación, tenía raudales de oro y plata. Y el otro factor de shock, acaeció por la crisis de la dinastía Ming, inflacionaria y que abandonó el papel moneda, que en Europa adoptaría más de un siglo más tarde el Banco de Suecia. Los chinos demandaron más oro y plata, con lo cual, las contracciones de oferta junto a una economía china, que volvía a la moneda de metales preciosos, supusieron a una contracción y revaluación/deflación secular. Hasta que llegó la plata y oro de América, que volvió a cambiar las relaciones de intercambio en el sistema de cambios internacional. Un saludo, Tot, eres grande.
No, hombre no, el grande eres tú, que sabes explicar al neófito, mi caso, temas que le son vedados.
EliminarUn abrazo de todo corazón y gracias.
Lo entiendo perfectamente
La de cosas que aprendo contigo, Tot. Por eso me encanta leerte, por tus conocimientos y honradez intelectual, más allá de cualquier adscripción ideológica. Algunos entienden la intelectualidad con un compromiso no digo fuerte, sino ciego con unos ideales. Nada más lejos de la realidad, en mi opinión. Un abrazo y cuídate.
EliminarTodavía hay quienes lloran por la pérdida del patrón oro, pero el oro no tiene valor intrínseco, como tampoco lo tiene el dinero impreso con o sin su respaldo. Solo hace falta pensar en ese detalle para que todo el sistema se venga abajo...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Un placer leerte, J. Hay mucha intuición en lo que dices. El dinero como institución, ha de ser adoptado y aceptado por los agentes económicos. Sin embargo, como institución sí tiene valor, independientemente de que se considere el valor subjetivo u objetivo del subyacente. Para ello debe cumplir tres funciones: ser unidad de cambio, unidad de cuenta y depósito valor, todas ellas interrelacionadas.
EliminarUnidad de cambio, que se acepte como cambio de cualquier bien o servicio de dicha economía. En caso contrario, estaríamos abonados al trueque, y los costes de transacción se elevarían y supondrían un freno para la economía. Además de muy fastidioso para nuestras vidas personales. Tenemos el ejemplo de 1914, en ese consejo del Banco de Inglaterra, convocado por el Barón Cunliffe. Habían previsto qlos asistentes que por las necesidades de la guerra y el pánico de los depositantes, se consumirían las reservas de oro, que eran la institución considerada dinero junto al papel moneda que se emitía. Y por esta razón, aconsejaron la emisión de cartillas de racionamientos a fin de proveer a la población de los pertrechos básicos, puesto que descontaban que pasarían a una economía de trueque.
El segundo cometido, unidad de cuenta o precio. Los precios son básicos en el sistema de información de cualquier economía. Yo no creo que haya economías puras, centralizadas, capitalistas, con estados cada vez más intervencionistas, si bien, en todas ellas, es preciso una señal para que los recursos se destinen a aquellos usos más necesarios. En concreto, el precio para el consumidor, que sabrá dónde se produce escasez y cuanta renta le supondrá su consumo. Para el emprendedor, porque esa señal es necesaria para saber qué productos y servicios son más demandados. El propio Oskar Lange, un gran economista y una de las mentes más privilegiadas del siglo XX, intentó crear un sistema alternativo a los precios( unidad de cuenta, el dinero), que asociaba equivocadamente en mi modesta opinión a los sistemas capitalistas. Matrices y matrices, que deberían establecer las distintas relaciones de intercambio entre los distintos bienes y servicios. Nunca funcionó ese modelo y las variables que recogía de productos y servicios fueron muy reducidas. El aparato matemático que refleje dichas relaciones tan diversas y complejas, consumiría no sabemos cuántos recursos informacionales y si con la tecnología presente sería posible. Por otro lado, tendríamos el problema de cuál sería la información con la que alimentar esas matrices, información que supone el principal obstáculo para las economías centralizadas, porque está dispersa entre los miles de millones de interacciones de los agentes económicos. Asimismo, Lange supuso que requería de un común denominador, al final el dinero, aunque por cerrar el círculo de la teoría del valor objetivo, lo llamó horas de trabajo.
Por último, debe cumplir la función de depósito de valor, para que sea deseable en una economía en intercambio. Recientemente, Ray Dalio hablaba de la posibilidad de un gran evento tecnológico que pusiera en jaque a toda la economía mundial. El pasado viernes ocurrió algo parecido, todavía no conocemos el alcance, aunque parezca superado. Algunos usuarios de banca al introducirse en sus cuentas por internet, vieron que no disponían de datos de sus cuentas. Un escalofrío vertiginoso les recorrió la cerviz. Tantos años trabajados a pique, en centésimas de segundo entendieron la función de depósito de valor del dinero. En conclusión, dinero puede ser cualquier convención. Los sumerios utilizaron, creen que hacía las funciones de dinero, una especie de bolas de barro con sellos. Se han utilizado conchas. El oro y otros metales preciosos tienen una serie de cualidades físicas, que explican su adopción más generalizada. En la actualidad, en un sistema fiduciario, los bancos centrales deberían defender con sus políticas monetarias, que no se deterioren ninguna de estas funciones que debe cubrir una institución, la que sea considerado dinero. Si le dan a la manivela de la impresión monetaria para acomodar la política fiscal expansiva , el dinero perderá esa capacidad como institución, al derruir esas propiedades que requiere para cumplir sus funciones. Por eso, algunos no entendemos el papel del BCE, o FED, que han estirado excesivamente las políticas de facilidades cuantitativas, deteriorando las monedas respectivas, que son divisas de reserva internacional. Lo que quizá las haya salvado de inducir más inestabilidad a sus economías. Es aquí donde reside el quid del asunto. Patrón oro, que se han saltado cuando han querido, permite con todo, menos discrecionalidad a los gobernantes y una mayor rigidez en mercados como el laboral. Por el otro lado, el sistema completamente fiduciario, por la tendencia de las autoridades a incurrir en déficits fiscales, acaba normalmente en espirales inflacionarias y en más ciclos de burbujas, con estallidos y ajustes muy abruptos. Un saludo, J. Perdón por la extensión.
Eliminar