H abía una esperanza alba, que reconciliaba a todos los alemanes de diversas tendencias ideológicas. No en vano, lo avalaban sus logros. Pero un día funesto, cuando se levantaba de la cama, notó que su mente flotaba y que algo no terminaba de funcionar. Su maldita cabeza, no le permitió lograr el equilibrio mientras sentado otra vez en la cama, se abotonaba su camisa. Una apoplejía acababa con la vida del mayor político germano de los endiablados Años Veinte, un tal Gustav Stresemann . Época que pareció una especie de montaña rusa, para un Viejo Continente y en especial para su patria, Alemania, tan castigada por la destrucción de la contienda más reciente. El gran líder político, Gustav Stressemann. Todo el país lloró el repentino óbito, de manera sincera. Con él, los nazis habían perdido cualquier esperanza, también las revoluciones bolcheviques de germinar en tierra germana. ¿Y ahora qué? La conducción de Gustav Stresemann, cuyos logros en política internacional, como las suces...
Un viaje por la historia y la cultura