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Ejercicios de supervivencia.

 "Francia ha perdido una batalla, pero no la guerra." Charles de Gaulle, discurso en la BBC de 18 de junio de 1940   

Los espejos tienen personalidad, y como la cuchilla con la que se rasuraba la barba, vio reflejado un amago de su propio dolor. Habían pasado más de diez años. Un uniforme negro, la luz pesada de los focos, y ese instrumento que incidía en su piel, con otros fines no ajenos a la tortura. El  cuerpo de Jorge Semprún cobró en los interrogatorios de la Gestapo en Auxerre una dimensión ignorada por el veinteañero. A veces, tener veinte años suponía más ventajas, como que los hombres de negro pensaran que no era nadie importante, y que por tanto,  no merecía la pena desplegar con él todo su repertorio de horrores, que haría palidecer a la Inquisición barroca. Sonrió, por cómo antes de ser detenido, sus compañeros de La Resistencia, fabulaban sobre los interrogatorios. 


De Studio Harcourt - RMN, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=76212544
Jean Moulin, héroe y unificador de la Resistencia.

- Os imagináis que ese hijo de puta de Klaus Barbie os interroga.- Dijo uno, pongamos que se llamaba Edgard pero se trataban con alias, y podía ser tal vez en realidad Albert. Así pues, Jorge Semprún se hacía llamar Federico Sánchez. La primera enseñanza al entrar en la organización: no había que hacer confidencias a ningún compañero relacionadas con tu verdadera identidad. Tal vez hubiera un infiltrado, o que referencias personales se convirtieran en un ovillo de lana, para conducir a los invasores y sus acólitos a desentramar toda una organización. Sólo infringió una vez ese código de honor. La recordó en aquel instante, en que le emponzoñaba el sueño, muy de mañana.


De Dinkley - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6863968
Semprún, intelectual y luchador infatigable

- ¡Corran, corran! -  En Vézelay, aparecieron los hombres de negro, un chivatazo, con sus motocicletas que se convirtieron en ecos nocturnos. Él como era un púber elástico y larguirucho, pasó una noche en vela en un pajar, redoma en la que ocultarse de la redada, gracias a la gentileza de un granjero que había visto a unos turistas despistados, con el estigma grabado en sus frentes de ser "resistentes". De las alturas chistó a la joven aterrorizada que había visto en alguna reunión de la organización, para que se subiese con él. 

- Sube, rápido, soy Federico, que sino te cogerán. 

Cada vez se acercaban más los pasos, que con las botas se escuchaban en la lontananza. Y los fascistas pasaron de largo. Ellos durmieron en ese pajar y por tedio, se confesó con esa tal Natalie, demasiado guapa, para no convertir a un hombre en un necio. Y esas confesiones, como la de que su abuelo fue el gran político español, Antonio Maura, podrían haberle acarreado su detención. No fue Natalie quién realizó su delación. Una sombra entonces del bistró Lutetia y esa tarde infausta. Pero volvió a la sonrisa, qué ilusionantes eran todos los comienzos. Ilusionantes e ilusorios.


De Huddyhuddy - Escaneado propio, Tomada el 19 de junio de 2014, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33479314
Sello de la Gestapo en pasaporte, para poder salvar sus controles.

- ¿Yo intentaría asesinar a ese cabrón de Barbie?

- ¿Con qué, majadero? Sabes cómo son los de la Gestapo, auténticos armarios. 

- Pues yo los prefiero a los nuestros, a los de la Francia libre. Menuda libertad. - Dijo otro de aire distraído, que amalgamaba en sus labios una pipa con tragos de coñac. La pieza estaba invadida de los humos de los cigarrillos. Algunos camaradas no paraban de soplar nicotina. El lugar improvisado de la reunión parecía el gabinete de un médico, comprometido con la causa y que había cedido su espacio profesional a la organización. - ¿Milicias francesas? Milicias de hijos de puta. 

Pero la Resistencia no solamente estaba cooptada por los comunistas, que pugnaban abiertamente con los gaullistas por dominar la organización. Había más fuerzas políticas e incluso comunistas rebotados. Era el caso de un veterano bretón, de manos como tenazas y de relucientes ojos azules, que miraba en aquellas reuniones de las que se informaba con apenas antelación, con desconfianza a todo el mundo. El alias para él, fue Corentin Dubois. Su profuso bigote, y un pitillo que roía su boca, permanentemente por su adicción a la nicotina. Muchos años después, cuando alguien le posaba la mano en el hombro, dependiendo de la fuerza, Corentin se ponía en guardia. 

Jorge sabía que por su experiencia como recluta para la causa de la guerra española, el bretón había tomado el tren número número setenta y siete en la estación de Austerlitz, en París, que le llevó más que a la guerra, al desengaño. Rezaba en los informes del partido que leyó un tiempo después, que Corentin si bien no se había enrolado en las filas comunistas, sí tenía mucha simpatía por ellos, mediados los años treinta. - Son los únicos que combaten a la Croix-de-feu .- Solía reponer a los que veían similitudes entre fascistas y comunistas.  Había que parar en aquella época a la milicia ultranacionalista, y como se percató el propio Corentin después, habían engordado a otro monstruo.

 

De Desconocido - Pourquoi nous sommes devenus Croix de Feu..., Clermont, s.d., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33879255
La Croix-de-feu, milicias armadas ultranacionalistas. 


A medida que ascendía en el partido, Semprún tenía más acceso y desvelaba más informaciones de los hombres y las mujeres, con los que se había cruzado en su clandestinidad. Los voluntarios reclutados por el Partido comunista francés como el bretón, discurrieron en ese tren número setenta y siete por Perpiñán, Barcelona, para llegar a Albacete el catorce de octubre de 1936. Nadie los esperaba cuando se presentaron en el campo de entrenamiento, salvo un tal André Marty, al que apodarían con toda la razón del mundo el carnicero de Albacete. Esa falta de apoyo del Komintern a las denuncias de los excesos de ese bárbaro, fusilamientos o torturas con la excusa de imponer disciplina, le hicieron buscar la verdad al bretón por otros cauces ideológicos. 


De Agence Meurisse (domaine public, voir fiche détaillée Gallica) - Bibliothèque nationale de France, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15222638
André Marty, el "carnicero de Albacete". 



El señor Dubois navegó sin rumbo ni compromisos, hasta que el discurso de De Gaulle le apeló a las entrañas. Por el conocido como Llamamiento del 18 de junio, se hizo gaullista, y estaba convencido que la delación de Max, Jean Moulin, jefe de la Resistencia y convencido gaullista también, no obedeció a un despiste de René Hardy, sino que había que agradecérselo a sus camaradas comunistas. Recién excarcelado, René se dirigió a una reunión de la organización, donde todos fueron detenidos.- La Gestapo le había seguido, ¡qué descuido!. - Corentin repetía  que no se creía que el hijo de puta de Hardy, que se había bregado en miles de luchas en la clandestinidad, cometiera tamaña indolencia por casualidad.


De Unknown photographer (for the NSDAP) - https://www.rue89lyon.fr/2017/05/05/1987-2017-trente-ans-proces-klaus-barbie-a-lyon/, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=111109971
Klaus Barbie, el carnicero de Lyon. 

Todavía creía escuchar las rabietas de Corentin. Más tarde, cuando Jorge Semprún había perdido la noción de su propio rostro en el campo de concentración de Buchenwald, le volvían esas voces, hablaba con compañeros muertos y supervivientes. Curiosamente, tenía más en la niebla aquellos días de la liberación del campo.  Esa mortecina liviandad, y el grupúsculo de almas errantes, que empuñaron las armas, para participar en la liberación primero del campo y luego meterse de lleno camino de Weimar en un conflicto. Se convirtieron en una masa convencida por un mismo fin. Cómo reunieron fuerzas, le resultó inextricable. Había pasado un tiempo, que el cloroformo de la mente para aquellos acontecidos traumáticos, borraba diligentemente, como aquella bañera de Auxerre, repleta de basura, y el agua fría. Te sumergían la cabeza, y ese miedo instintivo que te hacía rechazar el agua, o que  una simple ahogadilla se convirtiera en un drama. Un día en una piscina, se había revuelto contra un amigo gracioso. Aquel influjo malévolo de esa hedionda bañera, en la que algunos detenidos piaban antes que con la picana. Había recuperado la cordura, pero no toda ella. Continuaba en la brecha, en un Madrid taciturno, donde le acechaban los de la Brigada Político Social. Un vértigo por el riesgo, Semprún no lo sabía, un amor por la causa, sobre la cual se cernía un último hálito de esperanza, sino con sus medios, acaso con sus fines. Su cerebro se centraba en que cumplir una misión en aquel Madrid de 1957, su  última misión...... Continuará.....


Llamamiento del 18 de julio de 1940


Coda final: Cuando se realiza un ejercicio memorístico del calibre del ejercitado por Semprún, uno teme ficcionar sobre determinados aspectos. Como la existencia de Natalie, o la del bretón Corentin. Pero eran circunstancias que el escritor español se debió encontrar por su paso por la Resistencia. Los aspectos de la vida individual, como se recalcaba en las instrucciones de iniciación, se debían apartar. Eran una madeja que de desliar podría llevar a los ocupantes a identificar a personas de la organización clandestina. Eso lo refleja el propio Semprún en su obra. Como la diversa procedencia de los integrantes de la organización. 

No escapaba tampoco a las tensiones entre el  partido comunista francés y las organizaciones que dentro la Resistencia, como recogen diversos testimonios, verbigracia el que nos aportó uno de los padres fundadores de la UE, Robert Schuman. Juego sucio, que a más de uno le hizo sospechar por detenciones y delaciones, que como la de Jean Moulin, harían ganar fuerza a los comunistas dentro de los órganos de decisión de la Resistencia. Schuman fue objeto de esa ojeriza interesada, como la especie de que había combatido con los alemanes en la Primera Guerra Mundial, en parte real, por ceñirse a tareas administrativa, pero había dado muestras de fidelidad a su país, Francia, por más que se erigiera en abogado de la comunidad germanófona en Lorena.  Esa persecución ad hominem llegó a las primeras elecciones de la posguerra. 

Comentarios

  1. Hace trece años tuvo lugar la muerte de Jorge Semprún. Yo escribí en mi blog sobre ello, elogiando la figura del intelectual español en su lucha en la resistencia. Sin embargo, algunos blogs y noticias matizaron mi punto de vista. La actitud de Jorge Semprún fue problemática en el campo de Buchenwald en un puesto de responsabilidad ante los nazis. Utilizó su poder para hacer listas de seres humanos destinados a la muerte -no comunistas- y salvó a sus correligionarios de destinos peligrosos.

    La resistencia no está libre de sospechas. En la guerra todo es confuso. Tú lo señalas en esa pugna entre gaullistas y comunistas que llevaron a la delación de Jean Moulin. En Vida y destino de Vasily Grossman hay un capítulo formidable en que el jefe de un campo nazi muestra a un comunista que en el fondo son iguales nazis y comunistas. Federico Sánchez creció política e intelectualmente por su prisión privilegiada en Buchenwald, pero no todo está claro. No me fío un pelo de los comunistas, sobre todo porque en un momento de mi vida lo fui. Un saludo.

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  2. Yo tampoco, como de la leyenda dorada de La Resistencia. Se ha abierto ese capítulo de la memoria, para revivir páginas dolorosas de la historia francesa, durante la que abundó más el colaboracionismo. Sacha Guitry, la diva del cine Arletty o el propio Picasso, Coco Chanel,Stein decidieron acomodarse a una plácida vida con los ocupantes. He leído tu fabulosa recensión sobre el personaje. No tomo al pie de la letra sus experiencias, ni siquiera sus vivencias porque como muy bien dices, formó parte de ese engranaje administrativo de alguna manera. Incluso su clandestinidad está sujeta a claroscuros. Hay delaciones en el PCE, de las que si no fue partícipe, según algunos autores, sí conocedor. Recuerdo unas memorias de Lister donde deslizaba sus sospechas, sobre todo contra Carrillo. Cómo podía ser que conociendo la Brigada Política Social sobrenombres, y otros datos de quiénes viajaban para ejercer de enlace con la cúpula en el exilio praguense, no actuasen. Algunos autores dicen que la solución a ese enigma hay que buscarla en razones geoestratégicas superiores. Semprun lo confiesa en algunas de sus obras, cómo un inspector de policía, le dijo que siempre habían sabido quién era Federico Sánchez y de sus visitas, pero que él ejecutaba órdenes.

    No hubo santos, y ese papel, para desvelar el juego sucio de los comunistas en esta historia, me inventé la figura de Corentin. Un placer leerte,Joselu. Tu entrada de Semprun, como siempre, magnífica.

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  3. He de ir con pies de plomo con la entrada, más que nada porque no tengo información suficiente de Jorge Semprún, salvo que para mi, los extremos sean del partido que sean, siempre se tocan.

    En otro orden de cosas, es curioso que el carnicero de Albacete, el tal André Marty no participara en las trincheras, cosa que tampoco nos ha de extrañar, pues los ideólogos, generalmente, lo son de cintura para arriba, dado que a la hora de mojarse intentan todos pasar desapercibidos.

    Quizá, lo mejor que puedo dejar, es este recorte de mi muy admirado GREGORIO MORÁN, mosca cojonera donde las halla, defenestrado de La Vanguardia; mal mirado por Farreras; vilipendiado por los demás medios, excepto un digital venido a menos.
    Como creo que la entrada de este señor es excepcional, y habla precisamente de Semprún, lo que haré será insertar aquel escrito del año 2010, en la Vanguardia, que creo, vale mucho más para la muy buena entrada que nos has traído.

    "...Curiosa figura la de Jorge Semprún. Difícil de abordar; sencilla, si la hacemos derivar hacia el tópico. Me recuerdo un día revisando la biblioteca, no hace mucho. Cuando me encontré con los libros de Semprún que estaban esparcidos en varios apartados muy distintos -había cosas en francés, otras en castellano y ensayos políticos de lo más variopinto-, mi primera intención fue agruparlo todo, bajo el marbete imaginario de Jorge Semprún.
    Continua...



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  4. Pero luego de pensarlo lo dejé tal como estaba. Había tenido la tentación del cliché, el estereotipo del paleto que limita la complejidad biográfica a una pregunta taxonómica: ¿escritor español o francés? ¿Intelectual o político? ¿Pensador o publicista?

    En lo único que quizá se asemeje Semprún a Borges es en la animosidad que despierta. No tiene nada que ver con la escritura, ni con la inteligencia, o quizá sí, pero en el odio hacia Jorge Semprún hay connotaciones cainitas y de clase, y de educación, y hasta de suerte y fortuna. Su paso por la cultura española fue notable, su incidencia escasa, pero su huella está por determinar entre la faramalla de inquina e irritación que despierta su nombre. Y miedo, o más exactamente temor. Por encima de todo, envidia. ¿Se imaginan ustedes un duelo de titanes entre Francisco Umbral, Paco, el dandy de la Elipa, y Jorge Semprún, ex Federico Sánchez? ¿Verdad que lo considerarían una provocación intempestiva?


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  5. Se equivocan. Uno de los debates subterráneos de nuestra cultura durante la transición fue ése. Otra cosa es que nadie lo citara por su nombre ni lo exhibiera en letras de molde, pero en esa fallida pelea están muchas de nuestras limitaciones y algunas de nuestras miserias. ¿Cómo llegó Jorge Semprún a convertirse en una presa codiciada para los protagonistas intelectuales de la transición? Su aparición en la cultura de masas, en la incipiente cultura de masas española, fue apenas caída la losa sobre el Generalísimo, con aquel Planeta olvidable -¿recuerdan algún Planeta que además sea premio?-. La Autobiografía de Federico Sánchez fue un libro necesario, pero no era un buen libro. Había mucho Maura y poco Semprún, cabría decir. Había más de la herencia de Don Antonio, el vengativo, que de Semprún padre, el reflexivo. Detrás de la Autobiografía late la indignación -otro gesto medularmente maurista- ante la figura de Santiago Carrillo, el sucio, que se exhibía en ese tránsito entre el 76 y el 77 como el político por excelencia. La gente, que tiene memoria de grillo, repetitiva, olvida que por entonces todos los adversarios históricos de Carrillo, con la excepción de Jorge, inclinaron la cerviz ante el estratega de Gijón. Hasta Fernando Claudín fue a Canossa y pidió ser recibido en el piso del Puente de Vallecas. Las urnas del 77 le quitaron a Santiago el desodorante; había vuelto creyéndose el Togliatti de Salerno, limpio y doctorado.

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  6. Hasta la efímera y dudosa gloria del premio y la autobiografía de Federico, Semprún era conocido y valorado por un número muy reducido de personas que estaban en el secreto. Ahora que todo el mundo se jacta de haber vivido intensamente todos los secretos, carece de valor, pero no era así. La vida militante de Jorge Semprún recorre casi dos décadas vinculadas a la cultura española, sin hablar de otras cosas. Hasta 1964 no hay brote cultural en España al que no preste su atención y a fe que había, por más que fueran menos de los que hoy nos alardean. La cultura de oposición, no confundir con esas boberías de la oposición silenciosa y demás mandanga de trepadores, tiene en Semprún una figura ineludible.

    Luego viene su etapa como narrador. Bastaría El largo viaje y La segunda muerte de Ramón Mercader, la más brillante de sus novelas y el libro creativo más político de todo lo que conozco de su obra. Conservo aún el hálito que me produjo la lectura de La segunda muerte como una de las experiencias intelectuales más emocionantes de mi vida, hasta el punto de que no he querido volver a leerlo nunca; ahí está como una foto de familia, brutal y sentida.

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  7. Me has de perdonar, pero creo que es mejor así, porque era demasiado extenso para copiar y pegar, pero como lo veo tan interesante, por eso lo pongo a colación
    https://www.sinpermiso.info/textos/jorge-semprn-se-despide

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  8. Tremendo testimonio de Morán, que es una rara avis de nuestro periodismo. Porque no supedita su profesión a la necesidad garbancera como otros compañeros más humanos, que en el baile de la propia subsistencia, han perdido su esencia.

    Sobre Semprún, es un personaje lleno de claroscuros, y que como dice su libro, realizó un Ejercicio de supervivencia. Le traicionaron y supongo que traicionaría en su mundo de lealtades efímeras y en el que lo más importante estribaba en seguir el último dictado de las altas instancias del partido. Fue consciente de las grandes purgas, que no le retrajeron, pero tampoco le juzgo. Para ello me debería ver en la tesitura de un tiempo tan convulso como el que le tocó vivir a él.

    Hay mucho valiente, de esos que descubrió con su ingenio el político uruguayo, Julio María Sanguinetti: "Cuando se muere un dictador, los valientes hacen cola para derrocarlo". Lo hemos visto en este país, en el que los héroes imaginarios con feroz impulso y una demagogia de los más ínfimos instintos, se presentaban como luchadores antifranquistas cuarenta años después de la desaparición del dictador. Y desde el encono cargaban contra la Santa Transición, que tuvo personajes de una altura que en comparación con estos superhéroes de ocasión, eran verdaderos titanes. Uno de los males de nuestra época, Tot, es que nos gobiernan los peores de la clase como nos recuerdas en numerosas ocasiones. Pigmeos comparados con esos a quienes critican con tanta liberalidad como ignorancia.

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  9. Por cierto, me anoto las recomendaciones de Semprún, del que he leído más libros, pero no esas novelas. También en el plano intelectual es un personaje que nos siembra de inquietud. Otro que tengo en la recámara es Duras, y sus Cuadernos de la guerra y otros textos, que coincidencias del destino, bulle en mi visita de noche. Estoy terminando la biografía que inspiró a Nolan Oppenheimer y otro libro de Cummings de historia y sobre rivalidades de personajes antagónicos. Algunos de sus pasajes, me han hecho disfrutar. Como la rivalidad de Patton y de Montgomery, de Truman y MacArthur. O la de Mao y Chiang Kai-Shek. Qué personalidades y qué grandes hijos de su madre y de su padre.

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  10. En ocasiones, pongo testimonios, como en este caso, porque me merecen todo el respeto, y es por eso que recordaba a Gregorio Morán hablando de Semprún, y fíjate que hace catorce años de ello, pero es que tengo infinidad de recortes y todos subrayados, es un periodista que me encandila, que no se ha vendido nunca y que hace años ya nos hablaba de toda esta pléyade de correveidiles que nos adornan, SERGIO.
    Tengo que leer más sobre Semprún, pero me dan miedo los extremos desaforados y las ópticas desde un sólo ángulo, siempre llevan a error y eso, como buen aristotélico, me pone fuera de quicio.
    El término medio, el equilibrio, el gobernar para todos y no solo para la mayoría, y de eso el comunismo, como el capitalismo salvaje, no andan sobrados.
    Sigo con la entrada y a releer lo escrito, porque creo que sacaré más tajada.
    Un abrazote te me cuidas, mi buen SERGIO
    Salut

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    1. Un abrazo, Tot, muy bien traído el artículo de Morán, un grandísimo periodista y escritor, que además sabe acercarse a esa figura de Semprún con la mesura de alguien que sabe, que en numerosas ocasiones se hace harto complicado sobrevivir. Él, entre otra fauna, no tan fiera como la comunista o fascista, pero sí embebida en una ideología totalitaria, hizo el ejercicio más elegante de coherencia. No comprando los virajes y juzgando la realidad tal cual la veía, y no a conveniencia de la casta política que se aferraba al terruño, que tanto quería, que lo convirtió en un lugar claustrofóbico para quien no comulgaba con los problemas identitarios. En cuanto a Semprún, el señor Morán, simplemente lo borda.

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  11. Pasa el tiempo y con él, las admiraciones y animadversiones se difuminan, creo que eso es lo que ha ocurrido, al menos a mi, con esta figura que hoy nos traes y con todas las que guardo en mi me memoria. Nunca fui dada a la mitomanía, por eso tampoco he tenido que desmitificar a nadie. He leído tu entrada y también la de JOSELU, que me ha impresionado, ella, pero también leerme nada menos que ¡13 años! Atrás, cómo pasa el tiempo!. Jorge Semprún, fue un personaje controvertido, pero como tantos otros que como él tuvieron una vida azarosa y por ello, llena de claroscuros. Él mismo dijo en alguna ocasión que era como una matrioshka rusa, muchos dentro de otros que le hacían a él, porque en realidad Federico Sánchez, fue uno de los muchos alias que tuvo, también “pajarito” y “Larea”. Exiliado, parte de la resistencia, encarcelado en un campo de concentración, donde dijo que fue más español que nunca, porque había muchos de todas partes de España y le protegieron por eso. Él, que ni era francés, ni del todo español, de hecho cuando salió fue apátrida. Por eso mismo creo que cuando fue ministro se le miraba de reojo y empezaron a sonar todas esas historias de cuando salvaba a los comunistas en detrimentos de otros en el campo de concentración, creo recordar que él mismo dijo, que se salvan a los más útiles en la lucha contras los nazis. Su propia ascendencia sobrino del ministro conservador Miguel Maura y de su abuelo Antonio Maura, presidente del Gobierno de Alfonso XIII ¿ cómo no va a marcar vivir tanto en una sola vida?. Intelectual, comunista y burgués que regresa a la España de los 50, viviendo en la clandestinidad y siendo uno de los más buscados del régimen franquista ya como Federico Sánchez y aunque creo que es aquí cuando terminas el primer capítulo de esta historia tuya, recuerdo que entra en contacto con Bardén, quien le convertiría en uno de los personajes de su película Calle Mayor, vuelve a París y también a Praga, donde se enjuicia a un compañero suyo como colaboracionista de los nazis. Siendo un stalinista de libro, renegó de ello y fue expulsado del PCE, para muchos por ello fue un traidor, Carrillo entre ellos. Su propia ascendencia, sobrino del ministro conservador Miguel Maura y de su abuelo Antonio Maura, presidente del Gobierno de Alfonso XIII ¿ cómo no va a marcar vivir tanto en una sola vida?. Escribió dos guiones que fueron nominados a los óscar, íntimo amigo del actor y cantante Yves Montand, finalmente regresa para ser ministro con Felipe González y no sé qué más decirte, de él sólo he leído el Largo viaje, he visto varios documentales -me gustan mucho los documentales- y puede ser que su recuerdo me haga verlo siempre con simpatía. Ese libro, es la historia del dolor de un viaje claustrofóbico, las penurias y la solidaridad, en medio del drama vital por sobrevivir ¿ quien puede condenar a nadie por lo que hace mientras lucha por sobrevivir? Una gran entrada que continua y leeremos encantados para que nos lleves, a donde desees llevarnos. Mil gracias, un abrazo fuerte y feliz resto de la SS para ti y par todos : )

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    1. Gran semblanza de un personaje ríspido en ocasiones, María. Ese continuará va por ahí, de las luchas intestinas en el PCE, con traiciones y una geoestrategia más global, en la que se ve al eurocomunismo como una pieza más en el damero, y podría explicarse por qué años después, según cuenta el propio Semprún, en una recepción como ministro, se le acercó un inspector de la antigua Brigada Política Social, y le oteaba como una pieza de caza deseada. Le confesaba que le tenían en el punto de mira, sin embargo, él obedecía órdenes de sus superiores, que le dejaron que se moviese entre bambalinas. Y con anterioridad, cómo vivió los cismas en el partido comunista, el apoyo a los maquis,. Carrillo en una decisión que atañe a Moscú, deja de financiar a la guerrilla antifranquista, y otras corrientes buscan en Tito quien financie esa actividad de la lucha. Pero entonces, llegan delaciones. ¿Estaría Carrillo detrás de ellas? La verdad es que es un mundo fascinante. Porque Semprún reconoce que en numerosas ocasiones, un hecho casual, muchos años después, le llevaba a reconocer a quién se escondía realmente tras un alias, o descubrir traiciones, por confidencias de terceros actores. Lo dejaré para una próxima entrada, que tengo casi escrita. Aunque para no aburrir al personal con los mismos personajes, esperaré unas semanas para lanzarla. Tengo los Cuadernos de guerra de Duras en mi mesilla de noche. Merece ver la perspectiva de la escritora francesa de aquellos tiempos. A ver, que creo que si aparece nuestro personaje, Semprún, por lo que leí de la entrada de Joselu. Un abrazo, y cuídate. Muy buena la anécdota de Bardem, no se te escapa una.

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