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El azar ciego

 

El azar ciego representado por una venda, el ruido blanco, tan aleatorio como la vida. Los dos camaradas de francachelas y de ideologías, dispararon el uno contra el otro. En la prensa de los exaltados vertían veneno y tildaron el duelo de una encerrona,  para que saliese malparado Évariste, que pagó con su vida el arrojo que había caracterizado su existencia. En su agonía, había referido que le era tan deshonroso caer por un asunto de faldas, y por una mala pécora. Ahora, que veía las facciones de la parva de cerca, se percataba de su ingenuidad. Quizá el dolor le hubiera abierto los ojos, porque esa bala, se le había alojado en el estómago. La infección era tan acusada, que requirió en su acompañamiento hasta el final, de potentes estupefacientes.


Évariste Galois, un genio sin igual.


Desde otro púlpito de papel, se informaba más asépticamente, pues desde la Revolución, no había libertad de prensa. Y la Restauración en aras de un bien supremo, que no sabían cuál era, censuraba con enormes baldones blancos, aquellos artículos que aventaban una paz, que resultaba una quimera para todos. Sin embargo, ese cuatro de junio de  1832, Le Précurseur  informó de un acaecido que produjo el mayor de los sobresaltos en los lectores, que no sabían cómo identificar a la víctima. Si como gran matemático, o revolucionario, por lo picajoso que había sido en este último rol. Évariste Galois había nacido para ambas cosas, por las que moriría.

Informaba el Précurseur, que el joven de veintidós años, se había batido con uno de sus mejores colegas, aportaban sus iniciales, L. D., con el que había compartido protagonismo en un proceso político conocido por todos. Cualquier lector menearía la cabeza, recordando aquellas vicisitudes. Cada uno de los duelistas, según el cuerpo de la noticia, se vendó los ojos, y contaron veinticinco pasos. En un giro de dramatismo, aquí el lector gruñiría de satisfacción, porque suelen placernos los detalles escabrosos, y aquel momento la muerte cobraba forma. El motivo por el que empero se taparon los ojos conforme al testimonio de los padrinos, anónimos en la noticia, era la gran amistad que se profesaban los duelistas. A pesar de la riña romántica, por una malhadada mujer, no querían ser testigos de cómo acababan con la vida del otro.


De Gaspard-Félix Tournachon - ZgHm9RK24bLVIg en el Instituto Cultural de Google resolución máxima, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=62187265
El gran Alejandro Dumas, atrapado por el misterio Galois.


El rostro de Évariste, la noche anterior, la palmatoria y la vela,  teñido de claroscuros. Su pluma ágil quería dejar claro, en una  síntesis, cuáles habían sido sus principales logros, cuando frisaba los veintidós años, en una carta a su amigo, Auguste  Chevalier. Las investigaciones de Galois se habían centrado en la teoría de conjuntos especiales de permutaciones, que el llamaba grupos, y que servían para concluir si una ecuación algebraica podría resolverse. Todavía Paolo Ruffini no había publicado su solución a la fórmula algebraica que encuentre las raíces de una ecuación de quinto grado. Esa teoría de grupos va  a servir de base en el futuro para el algebra computacional, y será una pieza fundamental para desarrollar la compleja matemática de las simetrías, que ocupa hoy día una importante parcela en las técnicas de cálculo de la investigación. Además de otras contribuciones, que nos hacen pensar qué habría logrado este genio de los números, si otras facetas de la vida no le hubieran conducido a un camino de derrota y perdición.


De Évariste Galois - Iyanaga, Shokichi, "ガロアの時代 ガロアの数学 第一部 時代篇" , Springer-Verlag Tokyo, 1999, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7374476
Fragmento de la carta a Chevalier


Aquel duelo, a pesar de las informaciones confusas o acusatorias, queda también envuelto por un inefable misterio. Por aquel entonces, batirse a muerte era un delito, lo que explica que se insinúe quien podía ser la mano ejecutora que nos privó del genio de Galois, aunque como no se dio el nombre y tampoco se barruntaba nada de las iniciales que corrían por el París de entonces, entre sobreentendidos, que se prestan generalmente a más confusión. En general, ha sido un asunto de controversia para los historiadores franceses, en el que terció también el gran Alejandro Dumas, que apostó que el brazo ejecutor habría sido Pescheux d`Herbinville.


De Eugène Delacroix - This page from 1st-art-gallery.com, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=38989
La liberta guiando al pueblo, de Delacroix.


Si añadimos que probablemente fueran dos artilleros, Évariste se alistó en el ejército donde ejerció de revolucionario, que se postulaba por la República. Con la restauración primero de Carlos X, y posterior sucesión de Luis XVIII, el levantisco cuerpo militar, participó de algunos conatos en contra de la autoridad monárquica. Como aquel episodio que apoyó las movilizaciones hacia la Bastilla, rememorando ecos del pasado. El propio Evariste como otros colegas artilleros, acudieron a esas revueltas con sus uniformes de oficiales. Castigados,  cómo no, solamente el cólera le permitió salir de presidio. Por eso, la prensa que se permeaba de lo que consideraba el nuevo régimen como información peligrosa, hostil contra la monarquía, cualquier noticia de los artilleros lo era, informó de aquel acontecido con suma cautela, por la categoría del personaje.

 

De Henri-Pierre Danloux - Sotheby's, London, 24. April 2008, lot 118, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15935051
El futuro Carlos X. 

De la joven que motivó la disputa, poco más se sabe, que era identificada en las misivas del matemático como Stéphanie D. Hay igualmente teorías, que cercan su identidad, y que nos conducirían a Stéphanie – Felice Poterin du Motel, hija del médico de su residencia. También las investigaciones matemáticas de Galois no estuvieron exentas de polémica. El imberbe radical, siempre subido de tono en sus manifestaciones, proclamaba que sus artículos no eran publicados por la Academia de las matemáticas y de las ciencias francesas por su ideología antisistema. Para bien o para mal, muchos nos preguntamos, a dónde habría llegado esta mente privilegiada, si el apasionamiento excesivo no le hubiera cegado. Otros que vivió conforme a sus ideales, con una fidelidad absoluta a los mismos. Su nombre figura en cualquier caso en los anales de la historia de las matemáticas.


De Ruffini, Paolo - Este archivo está disponible en biblioteca digital BEIC y fue subido como parte de la sociedad con BEIC., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=40911424
La obra del gran Ruffini, para calcular las raíces de ecuaciones. 


Comentarios

  1. Bueno....bueno... salvo el gran Dumas, que de confesar mi ignorancia, y ahora mi agradecimiento, por enseñarme revolucionarios de las matemáticas.
    Otra cuestión de la que no estaba enterado, no sé si me equivoco, es que en 1832, o sea, unos cuarenta años posteriores a la R.F., aún no había libertad de prensa, cosa que me llama la atención.
    He de confesar que poco sabía de Êvariste Galois, y de su saber matemático, y que me he movido entre enciclopedias para saber un mínimo y así poder contestar la entrada.
    Por lo visto, sus contribuciones a la teoría de integral abelianas y fracción continuas son de indudable valor, y aunque su creencia de sus artículos no eran publicados por ser republicano, lo que no puedo afirmar ni desmentir, sigue siendo curioso que a los albores de los veinte años una persona pueda tener tanta capacidad de conocimiento.
    Gracias por traerlo a colación.
    Era un desconocido para mí.
    Un abrazo

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    1. A mí me sorprendió que se le mencionase tanto en libros relacionados con las matemáticas utilizadas en investigación, y tirando del hilo, se destacaba su juventud, descubrí una vida trágica, llevada por su vehemente persona. No le mató el hecho de ser republicano, sino un duelo por una mujer que con el veneno de la bala en su estómago, supo recapacitar para calificarlo como una muerte poco edificante.

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    2. Por cierto,Tot, me encantó tu cuento de fantasmas en la Barcelona de la guerra. Lo tiene todo para ser un clásico.

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    3. Yo lo reeditaria como entrada de tu blog. Porque muchos de tus lectores lo desconocerán. La verdad es que me encantó. Un abrazo,Tot.

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    4. Lo haré, ahora para Navidad lo haré. Gracias

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  2. La deriva de Évariste Galois y su muerte en duelo me llevan a creer en el género humano. ¿Qué hubiera pasado si él hubiera podido continuar con sus cálculos matemáticos? No lo sabemos ni lo sabremos nunca, pero a día de hoy las matemáticas estarían en el mismo punto que ahora. Nadie es imprescindible. Lo que uno descubre podría haberlo descubierto otro unas semanas más tarde o unos años lo que en el conjunto de la historia da igual. Todo es incierto, la vida humana lo es pero la historia del conocimiento humano sigue una lógica implacable desde hace miles de años como si hubiera un plan previsto para ello. La humanidad sigue su camino en medio de sátrapas, de gurús, de sabios, de matemáticos, de ingenieros, de informáticos y lo que no se descubre un martes, será un jueves o un domingo. No sé si esto nos lleva al sentimiento de insignificancia o al de serenidad porque cualquiera puede ser sustituido por otro. Me ha gustado mucho esta historia que acabó infelizmente en un duelo por motivos de faldas. ¡Qué delicia! A mí me hubiera gustado morir así.

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    1. Qué grande, Joselu. Me encantan tus razonamientos, eres de las personas que mejor cavila y expresas tus sentimientos, de las que conozco y conozco unas cuantas. Y luego, ese arrojó romántico que no te suponía, pero los más apasionados a veces son los más reflexivos. Me encantó tu historia de ese amor que se va a realizar carnalmente y que acaba tan "explosivamente". Un abrazo,Joselu. Y a ver,si alguna vez nos vuelve a sorprender tu veta más fantasiosa, que es excepcional.

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  3. ¡Qué raro una mujer generando discordia entre los hombres!
    ¿A quién se le habrá ocurrido semejante verdad?

    Saludos,
    J.

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  4. Buena observación, J. Cómo siempre el dardo en la palabra. Saludos.

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  5. ¡Qué peculiares y curiosos somos los humanos! Tampoco yo había oído hablar nunca de este pobre Évariste Galois, que por cierto tiene cara del niño en este dibujo que nos muestras, si embargo a mi, siempre que se pierde uno de estos genios por cuestiones tan mundanas como la que nos cuentas, me hace preguntarme cómo puede ser alguien tan necio, a pesar del brillante cerebro del que estaba dotado, según cuentas. Desgraciadamente no tiene nada que ver la inteligencia emocional con la intelectual, de ahí que la inmensa mayoría de genios de todas las disciplinas que conocemos, haya sido sumamente desdichados durante sus vida. A veces hasta parece que el drama y la infelicidad, hagan ganar enteros de cara a la consagración de los mitos. ¿Quién sabe si este matemático de haber fallecido de muerte natural, en lugar de en ese duelo, que seguro hizo correr ríos de tinta en la época, nadie lo recordaría hoy? O por el contrario.. ¿ quién sabe, como apuntas tú, si de no haber fallecido a tan temprana edad, hoy todos sabríamos quien era Évariste Galois, como sabemos por ejemplo quienes fue Descartes o Pitágoras y sin embargo, salvo tú, nadie lo conocía…gracias a ti, ahora sí. Así que como siempre, mil gracias por contarnos este curioso episodio histórico, ejemplo palmario de estupidez humana ; ) Un abrazo!

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  6. Lo digo, por la pérdida que supuso para el saber, ese infástuo duelo ; )

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    1. Estoy completamente de acuerdo contigo, me da lástima por las contribuciones que se han perdido. Quizá se hubiera llegado a ellas más tarde, o simplemente se hubieran utilizado otros métodos para desarrollar técnicas de cálculo en la investigación o en la resolución de álgebra computacional. Yo había leído algo de él y como se resaltaba su juventud, quise indagar en su vida, y me pareció tan dramático como curioso su fin. Romántico sostendrán algunos. Y me parece muy atinada tu reflexión sobre la inteligencia emocional. Algunos de estos genios eran brillantes como menguaban en su oscuro mundo de emociones. Un placer siempre leerte, gran María.

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