“Hemos asesinado aquí en Jasenovac a más gente que el Imperio otomano durante su larga estancia en Europa” Maks Luburić.
“Fui un instrumento de poderes ocultos....” Quién se quiere eximir de lo que se supone una heroicidad, cavilo mientras escucho a mi entrevistado. Tenía la cazoleta llena de cigarrillos, muestra de su nerviosismo. Entretanto, acuden a mí, las remembranzas de Quién mató a Liberty Valance y de un cine de verano de Torremolinos, que fue donde vi por primera vez el filme de John Ford. El tipo me insiste.
- No fui yo. - No me puedo sustraer al surrealismo de la escena. Habíamos acabado en aquel lobby malogrado de un hotel de Sarajevo, Mario, mi cámara, y yo, un reportero desvencijado pero que acudía como la adrenalina a los lugares de conflicto. Era mi segunda vez en aquella ciudad maldecida por la guerra, aunque en aquel momento reinaba la paz. ¿Hasta cuándo? Todavía me duraba el resquemor de guardarme las espaldas de los francotiradores. Pero si lo pensaba, llegamos a Ilija, el objeto de nuestro viaje, gracias a varias personas, que nos dirigían en el aeropuerto o en la plaza Baščaršija, y que fueron conduciéndonos por aquel dédalo repleto de personajes extraños. Son gajes del aún más extraño oficio de reportero.
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Quién mató a Liberty Valance. |
- ¿No estarán jugando conmigo? - Le advierto a una de aquellas gárgolas, que se me había presentado como Zoltán. - No quiero seguir dando vueltas, ¿me entiende? - A esas alturas, no sabía a qué había ido a la capital de Bosnia. Zoltán, que tenía unas melenas hirsutas y unos ojos azules grandes, quiso rebajar la tensión, por lo que nos señaló aquel edificio, donde se conservaban los rastros de la bomba con la que atentaron fallidamente contra los Archiduques austriacos. "Gavrilo Princip no falló" nos sonrió con una dentadura demediada. En cuanto menos lo esperábamos, nuestro guía se metió en una cabina telefónica para realizar lo que supusimos una llamada a nuestro entrevistado. Zoltán debió de apreciar, que nuestra paciencia se había acabado. - Les recibirá el señor Stanić.
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Princip, asesino de los Archiduques, magnicidio detonante de la Gran Guerra. |
Todo empezó cuando emitimos el primer capítulo de un serial de los nazis acogidos por la dictadura franquista. Tratábamos el periplo en la España de Franco del nazi belga, León Legrelle, con aterrizaje en avioneta en las playas de San Sebastián incluido. Esa misma noche de la emisión del capítulo de Legrelle, me llegó una correo electrónico muy críptico. Con ese serial estaban pasando cosas extrañas, he de reconocerlo. Llamadas extemporáneas para revelar información. En el caso de aquel correo, no obstante, el equipo de investigación dedujo que el anzuelo tenía carnaza, y especulaban de quién podía tratarse. Temblé cuando mi compañero de investigación nombró a los temibles ustachas.
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Degrelle, el nazi belga acogido por el franquismo. |
Y allí estábamos juntos, mi interlocutor, Mario y yo. Él borroso, con sus antiparras metálicas, en una encrucijada. El detonante de todo, según el señor Stanić fue el famoso atentado de 1959 en Argentina contra Ante Pavelić, jefe del Estado independiente croata durante la invasión de la Alemania nazi. Menudo monstruo, aunque me ahorré mis reflexiones, pues Stanić se confesaba todavía como nacionalista croata. En las entrevistas hay que buscar complicidad hasta con el diablo si es preciso.
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Ustachas, ejecuciones con fosa de cadáveres cercana |
Pavelić, mal herido, se retira a Madrid donde no se recupera de las consecuencias del atentado y muere al poco tiempo. Nunca se supo a ciencia cierta quién fue la mente gris que proyectó su asesinato. Sin embargo, su intrigante viuda, Mara Pavelić, recelaba del héroe de guerra croata, Maks Luburić, que con identidad falsa, Vicente Pérez García, se refugiaba en la localidad valenciana de Carcaixent. Era un modesto linotipista, que no llamaba la atención. La Lady Macbeth croata creía que Maks o Vicente quería hacerse con el control de los fondos del que se consideraba a sí mismo "gobierno croata en el exilio". Nacieron las disensiones, y tras el deceso de Pavelić, se produce una escisión que parecía invisible, y aún así, abismaba a las facciones en el exilio: en Madrid Mara Pavelić, y en Carcaixent, Maks Luburić.
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Ante Pavelic, príncipe de las tinieblas. |
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Asesinados en Jasenovac, el campo del horror. |
- Era la forma de poder volver a mi tierra. Y escapar de la guerra que se inició entre las facciones croatas en el exilio.
- ¿Colaborar con el enemigo? - Notó mi escepticismo. La savia de la mentira titilaba en aquellas pupilas, o no sabía qué creer. Me fallaba mi instinto, pero Josip Broz Tito era el enemigo más atroz de la disidencia croata en el exilio. No sólo eso, sino que nuestro entrevistado fue condecorado por la hazaña por el mismo Tito, y en la época se había concluido que actuó a las órdenes del servicio de inteligencia de la Republica Federal Yugoslava. Cómo creerle, suponía un acto de fe inefable. - Usted apareció como el asesino de un héroe de los croatas. Sé que se escondió tras una identidad falsa. Nos consta. Creo que usted fue un doble espía.
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Josip Broz Tito, Presidente de Yugoslavia. |
- Tiene mucha imaginación, caballero. En realidad, yo admiraba a Luburić, que tenía un mal humor proverbial. Y unos aires de suficiencia. - Suspiró, comenzaba a creerme que no todo eran patrañas en ese tipo.- Una tarde, le pregunté por qué no se quedaron en la patria para continuar con la lucha, como lo había hecho mi querido padre, que murió en acto de servicio con la guerrilla croata. El general me dijo que esos combatientes eran unos ilusos. - Por aquella época, Tito se había acercado a Occidente, y los americanos no iban a financiar una actividad que supusiese un grano en el culo de su nuevo aliado, pese a que el mariscal yugoslavo conservase las formas con Moscú. - Desde entonces me acerqué más a la facción de Mara Pavelić, la viuda del Presidente. Frecuenté más Madrid, cada vez estaba más convencido de mi desilusión con el general Luburić. - Una tarde desangelada y otoñal, de chalina, y en la que habían bebido más de la cuenta, Ilija y dos acompañantes de francachela, decidieron visitar la tumba de Ante Pavelić en el cementerio de San Isidro. Allí estaba la amargada señora Pavelić, con su cara de cicuta de siempre. ¿Sería una aparición? Se les había subido el alcohol y delante de la señora, los hombres pusieron sus manos montadas unas encima de la otra sobre el cenotafio del Presidente, al que juraron vengar su muerte. Fue así como Stanić, se vio involucrado en una conspiración contra Luburić.
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Luburic, el director y carnicero de Jasenovac. |
Jaja te has tomado al pie de la letra lo de mi surrealismo y qué maravilla te ha salido!!!
ResponderEliminar¿ cómo has podido mezclar en tu cabecita a este carnicero, Maks Luburić, que además creo que hasta este era el apodo que le pusieron a la vista de la masacre que cometió en el campo de exterminio croatanazi que dirigió durante la segunda guerra mundial y que como tantos exnazis ( incluido ese belga que nombras ) recaló finalmente en España, bajo la protección de Franco y esa maravilla de peli? Al bueno de James Stewart se le podrían los pelos como escarpias si te lee o no… : ) ya puesto a seguir en esta línea surrealista que hemos emprendido me ha recordado tu empiece a las crónicas guerreras de cuando Pérez-Reverte era corresponsal, segurísimo que tú no eres tan prepotente como él jaja aunque como conocedores de la historia estéis a la par. Pavelić fue efectivamente otro individuo oscuro, no sé si tan demente como Lúburic pero casi aunque no ejerciera tanto como el otro, pero vamos, que ejerció de tirano con ayuda de Musolini y gracias que se impuso TITO que aunque fuera otro dictador, al menos no era sanguinario como estos elementos ¿ por qué te crees que bosnios, Croatas y Serbios se han masacrado como lo han hecho siempre que han podido? Estos mimbres fueron con los que se tejió la extinta Yugoslavia y luego nos quejamos de esta España nuestra, cainitas los ha habido en todos los pueblos para desgracia de esta malograda humanidad nuestra … vuelvo a la peli jaja ¿sabes que ese western dibujó como ningún otro el momento en el que el salvaje oeste comenzó a perder su condición de territorio sin ley y la civilización entró de la mano de abogados como el bueno Stewart y por eso rehusó a llevar revólver, hasta entonces único consuelo de sheriffs y ciudadanos ante la injusticia y el mal. Lástima que haya habido muchos más carniceros como Luburic y CIA que James Stewarts … me ha encantado, mi querido Reverte bueno: )
Ya publiqué mi pastel surrealista, deberías aparecer mencionado en ella por muchos motivos, te pido disculpas aquí por no haberte incluido porque me alargaba muchísimo y esa siempre es mi perdición ( tú lo sabes que me sufres ; ) pero de corazón te digo que estás en ella.
Abrazo enorme y mil gracias, eres un cielo .. por todo : )
Mi más que apreciado Sergio.
ResponderEliminarLos Balcanes han sido siempre un avispero. Quizá, quien puso un poco de ¿cordura? Fue Tito, a base de "palo y tente tieso", pues sabía que era el único idioma entendible entre los nacionalismos y necesitaba de toda la mano posible para cargar con un fusil.
Bosnios, croatas, serbios, albaneses, kosovares, montenegrinos son hijos de una misma raíz, pero podrida, porque no hay brote sano y todos reivindican ser mejor que los hermanos que viven al lado.
Fue América del Sur una de las pocas salidas que les quedaban a los ideólogos de las tropas que cumplían la misión de asesinar, si es que eso se puede llamar trabajo, y que lo hacían a la perfección. Palevic, aquel que mandaba ejecutar serbios poniéndolos en una vía de ferrocarril y haciéndoles pasar un tren por encima para ahorrar munición, quedó bajo la protección, ¿quién no quedó bajo su protección? de Perón, como quedaron muchos. Me viene a la memoria la IKA (industrias Kaiser Argentina), nótese lo de kaiser, primera fábrica de coches de aquel país en Córdoba, que la montaron nazis y afines de la II mundial, copando los aparatos de dirección, y escapando de la justicia de los tribunales de Nuremberg bajo el manto de trabajadores cualificados.
Como bien dices, allí nunca habrá paz, son heridas que no han cerrado y no cerrarán, pues no ha pasado otros veinte años de las matanzas entre serbios, bosnios y croatas, siempre con la bendición de la iglesia, pues no olvidemos, Sergio, el detalle, mientras los croatas profesan el catolicismo, los serbios son ortodoxos y los bosnios...musulmanes.
Quizá sea la religión lo que hace que gente de una misma raíz se odie tanto.
Un abrazo.
Salut
Espero que el ansia y esa visión por participar en la Unión Europea, que es la mejor alternativa para lograr una paz que parecía imposible entre franceses y germanos,sea el bálsamo para esas rencillas que parecen eternas en los Balcanes. Allí se originó el mayor conflicto vivido por la humanidad. La Primera y Segunda Guerra no fueron más que el mismo conflicto como afirman muchos historiadores actuales. Las raíces de uno no son distinguibles de los del otro. Pero tienes razón en que ese odio y división de un conflicto que alimentado por los otros, vuelve a erupcionar casi siempre en el presente. Esperemos que la UE sea ese bálsamo. Aunque creo que ha perdido su oremus y el propio relato de los padres fundadores, por relatos incluidos en agendas, que están borrando las señas de identidad de lo que fue un gran proyecto de Concordia.
EliminarUn placer leerte, Tot. No sabía lo de la IKA argentina. Mi padre me contó historias de la comunidad nazi argentina. Increíble la fascinación de Perón por todo lo relacionado con los hermanos. Hasta dejarse engañar por su superioridad. Un abrazo.
EliminarConocí muchos alemanes e hijos de alemanes en aquella zona, Sergio. Todos altos, todos rubios, todos de ojos azules. Circulaban muchas historias por la zona relacionada con el nazismo y fue muy curioso la aceptación del nombre de la empresa, Kaiser, y en realidad americana, después de una guerra con el Tercer Eje. Aquella industria, Santa Isabel (el lugar) y Perón protegieron a muchísimos partícipes de aquella barbarie en Europa.
EliminarUn abrazo
No creas que me ha dado un brote freudiano,pero parecía que escuchaba las historias de mi padre al leerte. Un retorno a Bariloche, muchas gracias,Tot.
EliminarAllí, en Bariloche, zona muy parecida al clima y al deporte germánico (el sky y los Alpes), se asentaron colonias alemanas, donde predominaba lo germánico y donde no se ocultaban procedencias, salvo las que podían ponerles en peligro. Tu padre, Sergio, tenía mucha razón. Yo lo he visto trabajando por la zona.
EliminarSalut
Grande,Tot.
EliminarJajaja, te salen, te brotan a raudales, es un placer leerte, por ese don que tienes para urdir palabras. Se me ocurrió la comparación con la película de Ford, que tantas lecturas tiene y de las cuales algunas nos ha aportado, María, porque no se sabe realmente quién mató al carnicero de Jasenovac. El único testigo reniega de la versión que se hizo oficial y que atribuía el asesinato a los servicios de inteligencia de Tito, de los que Stanic era un brazo ejecutor. Al cabo del tiempo, y está historia es verídica, el propio inculpado cambia la versión de la historia. No fue él, sino dos matones contratados por la facción de la viuda de Pavelić, los que perpetraron el atentado. Hay una duda razonable tanto para creer como no creer que Stanic no mató a Luburic y fue por tanto, simplemente un colaborador necesario. Un abrazo y paso a leerte. Eres grande,María.
ResponderEliminarEuropa tiene más historia de la que puede digerir, especialmente los Balcanes y las llamadas Tierras de sangre -Polonia, Bielorrusia, los países Bálticos y Ucrania-. He leído sobre ello y el espíritu se sobrecoge. Nuestra guerra civil en realidad fue una guerra de baja intensidad comparada con la que se dio en los Balcanes y en las citadas Tierras de sangre. Desconozco la historia de los Balcanes, solo sé a grandes rasgos, pero me falta conocimiento de los hechos que aquí narras entre serbios y croatas, y entre disidentes croatas. Faltaría a la verosimilitud si fingiera saber demasiado del asunto. Solo sé que en 1991 en pleno estallido del conflicto, presenté un trabajo alertando sobre la limpieza étnica en Serbia, Croacia y Bosnia por parte de las facciones enfrentadas y una profesora de historia me llamó exagerado. Europa está construida sobre la sangre, la crueldad y las atrocidades. Leyendo tu texto soy consciente de las matanzas de los ustachas contra la población civil y me estremezco. A veces se tilda a los humanos de "animales" pero los animales nunca matan por motivos de raza, ideología o religión, eso es exclusivamente nuestro. Siento no haber entrado en el fondo de tu excelente texto, pero poco puedo aportar nuevo. En cierta manera me recuerda a las guerras carlistas, tan olvidadas pero crudelísimas. España es un país cainita, y lo que más nos motiva es degollar al que piensa de forma diferente a nosotros. Han cambiado las circunstancias, pero los Balcanes no están tan lejos. Saludos.
ResponderEliminarMenudo análisis,Joselu, nos desgranas esas zonas de fractura que riegan de sangre la Europa de las disputas eternas. Muchos creyeron cuando se derrumbó el muro de Berlín, que se había llegado a un período de ahistoricismo con la victoria de las democracias liberales. Pero nunca abandonamos la historia como propuso Kenneth Waltz en su teoría neorrealista. Afloran los conflictos por doquier, se juega al damero geoestratégico con más vehemencia. Como son conscientes en Polonia, engullida por siglos, el lobo no estaba dormido. Yo, por motivos de trabajo estuve en los Balcanes, cuando las heridas no se habían cerrado. Y se hablaba claramente entre las partes de que abordaban un interludio hasta la siguiente guerra. Muchas rencillas, historias de abuelos, padres e hijos, como en las Guerras carlistas que tenían ese componente familiar que avivaba la llama de la venganza. Hace tiempo que estoy desconectado de la realidad de las antiguas repúblicas yugoslavas. Pero creí que la UE podría ser la oportunidad de romper ese cordón umbilical con la violencia. Nunca se sabe. Encantado de leerte,Joselu, siempre abres nuestro campo de visión.
EliminarEs ficción, pero tan surreal que bien podría ser algo por completo real.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Tras una realidad tan brutal, había que escapar al mundo de los sueños, al surrealismo, donde el subconsciente se revela tal y como somos. Vivir sin esos corsés que ahogan al hombre moderno, capaz de los peores horrores por esa represión que ejerce el mundo moderno contra su psique. Breton, el maestro de los surrealistas, decía que le animaba un verdadero espíritu científico al abordar el mundo de los sueños. Es clara la influencia de Freud. El subconsciente se manifiesta en el mundo de los sueños. Un saludo, J.
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