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Por Dios, la patria y....los no muertos.


Distinguir la vigilia del sueño o de la realidad. con esos tamices que se le escapan a Don Ramón, en plena convalecencia de un mal extraño. Se muerde los labios con solamente evocar esas escenas, pero no es capaz de rehuir de ese siniestro duermevela. Porque ve desvanecerse su silueta,  como si ésta perteneciese a otro cuerpo, en la noche y en los senderos oscuros de la sinrazón. - ¡ No soy yo, no soy yo!


De Desconocido - https://www.pinterest.es/pin/531213718522450402/, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=74761922
Por Dios, la patria y el Rey.


En la comarca temían la aparición del Conde de Morella(1)que según los oriundos se abatía sobre las mujeres vírgenes y animales domésticos. En esas montañas turolenses que se descuelgan en el horizonte como dentelladas. Ganaderos que entreveían a la mañana siguiente la cerca abierta, el destrozo provocado: animales con el rastro de horribles dentelladas. Un chillido, podría ser el lobo, pero corre la leyenda de que el General Cabrera ha sido poseído por un espíritu. Nadie sabe dónde se halla, porque las partidas de isabelinos andan a su zaga, mas su figura sobrevuela por el imaginario de Teruel.  


De Dámaso Calbo y Rochina de Castro - Ramón Cabrera. Dámaso Calbo y Rochina de Castro. "Historia de Cabrera". Madrid 1845, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2924910
Cabrera, general y mito carlista

Por eso, en la chasca, Evangelino comentó que habían visto al séquito del general carlista por Fresneda. Los rescoldos del fuego aún vivos, que aprovechan para hacer café. Los gordos chismosos y las flacas estantiguas que se arraciman en torno a las llamas, escucharon al cuentista. - Han visto a algún significado carlista. El general no debe estar lejos. Aunque dicen que el doctor Antonio Montpalau descubrió dos orificios en el cuello de Don Ramón. - Ojos desorbitados de aquellas giocondas, cuando está el alba en ciernes de despuntar. Lo más fuerte vino a continuación para esos vetustos compadres. Pues el responsable de las cuitas del general era un tal Onofre de Dip, caballero del siglo XIII. - Un no muerto. ¿Me entienden? - Un silencio en derredor prueba del miedo y que no hacía necesario el asentimiento de los presentes. - Se había enamorado de la Duquesa de Mecyzr, y el ayuntamiento carnal, le provocó esas heridas, y le condenó a vagar por los siglos de los siglos. - Profirió conmiserado Evangelino, que sorbía con sus labios helados el café. - Y Dip cobró la apariencia de Mussol. - Todos conocían a aquel cabecilla carlista, que había participado en la Guerra de los Siete años .- Que fue el que inyectó  su veneno en el General Cabrera de un mordisco .


De Desconocido - Revista Sucesos - http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-124253.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=41437844
Don Ramón, monstruo de nuestra literatura.



Discurren los días afiebrados en el lecho del dolor para el general Cabrera. Más imágenes nocturnas pueblan su desconsuelo. A veces, consigue arrellanarse en el sillón de su gabinete, con un cojín que le sujeta la cabeza. Por la mañana, las madejas de luz le hieren como  lanzas poderosas. No puede más. Cuando un subordinado le emplaza a una nueva partida. Corre la certeza entre las gentes de que el Tigre del Maestrazgo se encuentra en Fresneda, y deben huir a Hervés. Taconazo en el saludo. Pasan allí los peores días de su extraña enfermedad, le asedian las escenas en las que come carne cruda, la sangre le corre por las comisuras o saliva por los cuellos inmensamente albos de doncellas que no conoce. En Hervés, pasa las peores crisis, está a punto de fenecer, habiendo sido viaticado. Un último traslado en camilla, cuatro carlistas que pugnan por llevar al santo a Morella. 


De Isidore Magués - Isidoro Magués. "Don Carlos e i suoi difensori". Firenze 1837, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2700767
Zumalacárregui, el otro mito carlista.


Casa de nuevo, destino cumplido. Casa de nuevo, lágrimas y el Conde de Morella cerró los ojos. Arribar con unas pupilas apagadas, el cuerpo sin dueño y encontrarse con toda la claridad del día y de la mente con la Camelot del Maestrazgo. En los alrededores de Morella, un médico de las montañas, que había llegado a caballo, y una venda en la cara, que le impedía saber dónde estaba por temor a una celada, arguyó varias peregrinas explicaciones a su color amarillento. 

- Es la muerte. - Sentenció aquel busto  carpetovetónico. - Pero la madre naturaleza nos provee de soluciones, para combatir el agotamiento.

- Agotamiento, ¿no es el efecto del veneno?. - Le preguntaron adustos al hombre . 

- Pues qué va a ser sino. - Dos greñas blancas y una calva que divide su cabeza en dos mitades simétricas. - Al tío Tomás lo envenenaron. - El viejo les mira cariacontecido, como si comprendiese las hesitaciones que albergaba el lugarteniente del tigre del Maestrazgo. Les habían pintado como fieros soldados, pero se derretían por el misterio de la parva, de la muerte. - Y no creo que con Don Ramón hayan hecho una cosa diferente, más que envenanarle. 


Sabemos por la historia que este episodio sacudió al Carlismo de entonces. Quién querría envenenar a Cabrera si no eran los isabelinos. O que en las disputas internas, llegaran a tamaños extremos, no hacía más que cundiera el desánimo. La sombra de un traidor excitó la imaginación de un movimiento político atípico por su duración, no tanto por sus orígenes, que coincidió con numerosas corrientes legitimistas de otros países, como los miguelistas en Portugal.  Cabrera sobrevivió a ese capítulo, que un inefable literato, por su calidad artística, Joan Perucho, transformó en un historia de vampiros, Les històries naturals, una novela de 1960. De aquella historia hemos bebido en el Azogue. Por la singular belleza de las páginas de Perucho y por buscar una respuesta fantasiosa a la enfermedad de Cabrera. Del Carlismo despierta también mucha curiosidad su  final rocambolesco, en el que se transforma en el negativo del positivo que había sido a lo largo de más de ciento cuarenta años de historia anteriores. Pero eso sería motivo de otro Azogue. 


De Elisa Cabot - https://www.flickr.com/photos/76540627@N03/7628912566/, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=39114163
Joan Perucho, autor de minorías, pero de gran calidad literaria.


(1) Conde de Morella, Don Ramón, el Tigre del Maestrazgo para referirse a uno de los mitos del Carlismo, que siempre gracias a su activismo y propaganda fue capaz de rodearse de leyendas. Fascinó a autores como Pío Baroja, a punto de ser fusilado por requetés, Valle-Inclán y Galdós también le dedicaron sus desvelos en páginas inolvidables. El otro héroe, Zumalacárregui, o  Tío Tomás, que presumiblemente muriera de una infección provocada por una herida de bala mal curada. Algunos autores también se decantan por la exégesis de un envenenamiento. No deja de ser extraña la forma en la que el nacionalismo vasco ha parasitado la figura del Tío Tomás. No digamos HB. 


Comentarios

  1. Tocamos palabras mayores, mi apreciado Sergio Munari. Recordemos que en esa época y debido a la situación, no se pagaban impuestos; por todas partes había bandas de gente armada, y se mudaban los ministerios según el capricho de las potencias aliadas. La revolución fue hecha en España por los nobles y las clases acomodadas. ¡Viva el rey absoluto!, gritaban los reaccionarios. Los absolutistas, no olvidemos, era una mezcolanza entre monárquicos, teocráticos y plebeyos que se titulaba partido apostólico y ponían toda su esperanza en Don Carlos. Mientras, las esperanzas progresistas se concentraron en Cristina y los "cristinos".
    El "Tio Tomás", siempre tan conservador, dicen que fue vencido porque Don Carlos fue derrotado por Espartero, pero las cosas, según mi parecer, es que en la contienda salió victorioso, ¿o es que acaso detrás de estas revoluciones palaciegas no se retornó a los antiguos privilegios en vez de las ventajas ideales del gobierno unitario, conservando sus fueros, es decir, la independencia de los ayuntamientos, el derecho de imponerse a sí propias las contribuciones y de administrar sus fondos, el de no tener tropas más que en las fortalezas, el de estar exentas del servicio militar, el de comercio libre y el de aprobar los actos del poder ejecutivo y legislativo antes de declararlos vigentes en el país.
    Luego, quiérase o no, Zumalacarregui salió victorioso, y hasta hoy en día, de aquella contienda.
    Y de ello, tal como bien dices al final, bien que lo saben los de HB, tan republicanos y liberales para unas cosas y tan ultra-conservadores para otras.
    No hay nada más que leer la Historia.

    Un abrazo muy fuerte, Sergio.
    Un placer

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  2. Y un pequeño inciso, que creo aclarará algo más la situación y que me he dejado de lado: Don Carlos se consideraba heredero del trono en virtud de antiguas leyes, y se negó, en 1833, a reconocer como heredera al trono a su sobrina Isabel. Las fuerzas contrarrevolucionarias comprendieron perfectamente que don <Carlos era la representación idónea de sus intereses y no les cupo otra opción que el levantamiento armado.

    (Crisis del Antiguo Régimen. Historia de España. Cuadernos de Historia. Tomo 9)

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    1. Estupendamente acotado y contextualizado,Tot. Con su mística, no dejaban de ser un movimiento atrabiliario, que creyó encontrar en Carlos María Isidro al monarca tradicionalista al no responder el nefasto Fernando VII a sus expectativas.Consideraroque no represalio lo suficiente al movimiento liberal,otras el trienio de Riego. Esa época con el intrigante Carlomarde y la derogación de la Pragmática Sanción,la lucha por la sucesión de un Fernando VII que parecía cercano a su muerte, me parece fascinante. Como siempre,Tot, fascinante tu ampliación de la historia,que en este caso más que del Carlismo, versaba sobre la misteriosa enfermedad que padeció uno de sus mitos y que un novelista muy fantasioso, transformó en una leyenda vampírica. Cuídate.

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  3. Sobre la leyenda vampírica recordar que el escudo del pueblo, Pratdip, encontramos al dip. El dip es un ser mitológico, un can malvado, emisario del demonio, que vive de chupar la sangre a la gente para su supervivencia. No deja de sorprender un escudo heráldico con tamaño sujeto en la palestra.
    Decirte que no he leído la novela de Perucho, y ahora me sabe mal, pero prometo hacerlo porque me llama la atención.
    Gracias

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  4. Es curioso cómo, sin tener en realidad nada que ver, tanto la muerte de Valle Inclán como la de Zumalacárregui se revistieron de un halo de misterio y leyenda, el primero, parece ser que falleció como consecuencia de un cáncer de vejiga y los disgustos de su divorcio, el segundo de una septicemia provocado por un proyectil no extraído que se infectó y mientras los lugareños hacían al tercero en discordia, el listísimo Ramón Cabrera, después tigre del maestrazgo y Conde de Morella por ahí escondido, en realidad vivía más feliz que una perdiz con una rica aristócrata inglesa con la que se casó. La de historias que se monta la gente absolutamente ajenas a la verdad, que ya se sabe que la verdad a veces es tan prosaica que mejor inventar una mentira. Como siempre muy entretenido tu texto SERGIO, mira que te gustan las estas historias de ánimas y vampiros! jaja no había escuchado nunca hablar de este vampiro suelto por esa zona, aquí en Galicia tb hay muchas leyendas de vampiros, de hecho cuando llegué a Galicia hace más de 20 años, recuerdo ver paseando por Pontevedra a un personaje estrafalario vestido de caballero decimonónico que después me dijeron se creía vampiro e iba de tal, se autodenominaba Wladimir Dragossán, te lo dejo por si te apetece investigarlo, aunque me da que salvo un lunático, no creo hubiera nada interesante tras él… eso sí, asustaba bastante verlo ; ) Es cierto, qué manera tan extraña de evolucionar han tenido todos estos personajes e incluso la ideología carlista en el País Vasco, una lástima que el espíritu de estos bravos guerreros se lo apropiaran unos viles y sanguinarios terroristas. En fin, mil gracias por este ratito.

    Un abrazo SERGIO

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    1. María, qué curiosas paradojas, y coincidencias,nos muestras con tu prosa de amplia paleta de colores. Cabrera,es verdad que estuvo en la picota por parte de algunos correligionarios que no veían con buenos ojos su vida que entendían más que licenciosa. Me ha encantado esa historia del vampiro pontevedrés,Vladimir Dragosan,todo un personaje literario que vivía una realidad como príncipe de las tinieblas. Investigaré, María. Como siempre, con esas aportaciones que suben el listón a una altura infranqueable.

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    2. Felicitaciones chicos (Maria-Sergio) por lo mucho que aportan

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  5. Las cosas que estamos dispuesto a hacer para lograr que creemos como válido para nuestros fines... Sí que somos una especie más que salvaje.

    Saludos,
    J.

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    1. Es evidente, José A. en el caso del Carlismo. De una creencia a ultranza en unos valores, que luego no cumplían algunos de sus valedores, como el inefable General Cabrera. De este movimiento, lo que más me atrae, amén de su carácter atrabiliario, es el folclore y literatura que surgió alrededor. Quizá compartida con esa España ideal y romántica. Pero no olvidemos que esas tensiones entre liberalismo y tradicionalismo, se sublimaron con dos guerras civiles en el siglo XIX. Y lo que me resulta más inverosímil es su final con un giro de guion que parece inexplicable. Se convirtieron en lo contrario a lo que habían presumido ser como movimiento los ciento cuarenta años antes. De tradicionalismo anclado en el pasado, a socialismo autogestionario, federalista, aconfesional y fuerista.

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  6. Querido Sergio.
    Complejo tu tema y super complicados los comentarios que van cruzando la morada. Me gusta lo que escribes , y sí a veces me quedo a mitad del camino .Pero tu dulzura tan bien manejada me encanta en esta linda tarea que es visitarte en tu bello blog .
    Aprendo siempre de vos. Y si bien María expone como una abogada sus temas ,yo como enamorada de la vida, y encantada con vos , suspiro te dejo un jazmin y te digo gracias por lo mucho que nos-me das.
    Beso
    Mucha

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