Ir al contenido principal

La Rive Gauche

 

Algo se estaba galvanizando, para ilustres personajes, que anhelaban encabezar las manifestaciones juveniles, que surgían con lemas que han pasado a la posteridad tanto por su candidez, como por tornarse en un preámbulo de una neoburguesía más vacua si cabe. Quisieron arrumbar el viejo régimen, cambiar nuestros patrones de consumo, hacia un mundo de instantes y experiencias, "consume menos, vive más" Aun así surgían tótems como Michel Foucault o Jean Paul Sartre, viejos en aquellas imágenes,  rodeados de infantes en actitud vociferante, iconoclastas y que sin embargo reverenciaban sobre todo al segundo. Porque muchas de aquellas consignas, que derribaban los mitos y las barreras de un profesorado distante, habían sido propuestas por Sartre y su omnipresente mujer, Simone Beauvoir, treinta años antes. Y de forma más incendiaria por movimientos de vanguardias como los futuristas. O un Apollinaire, que había proclamado que no había nada más caduco que un museo. 


De Desconocido - Este archivo procede de la biblioteca digital Gallica, y está disponible en línea con el identificador ARK btv1b53015785f, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=39694870
Un lema de Mayo del 68.


Con todo, Sartre quería adjudicarse ese espíritu del Mayo francés. Ellos lo habían propugnado mucho antes, en el 38 . Bizco, de frente marchita, y su sempiterno cigarro en unos dedos ajados, coronado por la punta de ceniza, hablaba despacio. Sus antiparras de metal, que brillaban en medio del bistró, en el que se habían congregado tras una manifa. El filósofo continuó relatando a ese auditorio voluntarioso, pero ensimismado en sus remembranzas. Náusea que había sido acogida con mucho escepticismo entonces, por la crítica conservadora. "Para que se hagan a una idea" de lo eventual que era todo por aquella época, recuerda Sartre,  Samuel Beckett con esas pintas de aguilucho, no era más que una sombra de James Joyce, que se paseaba por las riberas del Sena, buscando una traducción con la que sobrevivir. Ni la asignación de su hermano le daba para comprar un loden, y se apostaba allí, preferentemente en la Librería Shakespeare and Company. Intercambiaba algunas palabras con su propietaria, Sylvia Beach, cuando a  media mañana se desperezaba porque era muy remolón. Beach fue la primera en editar el obsceno Ulyses, que nadie quería imprimir por razones obvias, y que es considerado una de las cimas literarias del siglo XX. Pero no nos desviemos de la trama, que nos devuelve a ese Sartre que treinta años después, recuerda el ambiente prebélico. 


De Desconocido - [1] Dutch National Archives, The Hague, Fotocollectie Algemeen Nederlands Persbureau (ANEFO), 1945-1989 bekijk toegang 2.24.01.04 Bestanddeelnummer 917-9600, CC BY-SA 3.0 nl, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=37090710
El viejo profesor, que vio cumplidos sus sueños revolucionarios.

 - A todos nos marcó la guerra, como hablé más tarde con él. - Se refiere a Beckett. - Era el treinta y ocho, y muchos después de Múnich sabíamos que nos encaminábamos a un enfrentamiento europeo, sin las vanas ilusiones de la anterior contienda de que el conflicto acabase pronto . - Omitía el profesor que no todos lo tenían tan claro. Esa clarividencia se rellena mucho después, porque además, él como comunista convencido quiso camuflar como la mancheta de Le Soir, que los nazis eran los enemigos. Los que allí escuchaban tampoco sabían demasiado, jóvenes imberbes que odiaban los claustros y la historia.  

 -  Samuel quería ofrecerse como voluntario a nuestro ejército para luchar contra los nazis. No tenía mejor ocupación.  - Risas y humo, desperdigados, pues como sabemos Beckett, logró otra de las cimas literarias del siglo XX con su producción: Esperando a Godot, Molloy o Malone muere. Como antes de la guerra, Jean Paul parloteaba distraídamente  con sus alumnos en un café. De todas formas en 1938, era considerado todo un atrevimiento, romper esa barrera invisible que les separaba en las clases y mucho más en la vida personal. La imagen no habría diferido mucho 1938 vs 1968, salvo por los corsés representados por las corbatas, y los sombreros. Más que todas esas pequeñas minucias, el busto avejentado comenzó a tararear una melodía muy de moda en aquel pasado, de Charles Trenet, al que quisieron comprometer en los días de la Ocupación, desvelando una hipotética descendencia judía. Le golpeaban desde todos los ámbitos. Porque cantaba en el Folies Bergère para los invasores. 


De File:Alain Meilland Charles Trenet printemps de bourges 1977.jpg: Paul kiujcomderivative work: Gilbertus - Commons : File:Alain Meilland Charles Trenet printemps de bourges 1977.jpg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10588713
Trenet, el cantante loco, ídolo de la juventud francesa en los años treinta.


 - La música también es memoria. - A él, Sartre también le acusaron de colaboracionista, en un primer momento por seguir los dictados soviéticos como un títere(1) y después por no ser un hombre de acción, sino de ideas, cuando se requería precisamente lo primero.  La Resistencia, defendía en petit comité, que fue un embuste, creado a posteriori. 

Pero si le admiraban y habían glorificado aquellos años finales de la década de los treinta fue por desafiar las costumbres de una sociedad patriarcal. Precisamente que erigieran a ese héroe que tenía pinta de antihéroe. Siendo generoso, podría decirse que era difícil de ver, frente a una mujer como Simone, que era una preciosidad. Se vistió de negro, lo que resaltaba su elegancia, a diferencia de la Pasionaria. Con todo, era su inteligencia, socarronería, capaz de penetrarte por más coraza con la que acudieses, la que acercó a Sartre a sus alumnos. Ambos, que se habían jurado tener una especie de unión abierta y ser los demás amores de contingencia, atendían en sus camas a los epígonos que se les acercaban. Follar era una forma de socavar el orden y sobre todo las jerarquías. Jodían y confrontaban ideas abiertamente como camaradas, no como alumno - profesor. Algo que resultaría impensable en el sacrosanto templo del saber que era la Sorbona a finales de los años treinta. 

- Entonces, Gallimard me publicaría La Náusea, como creo que os he dicho. Nada particular. Lo celebramos en el Mistral, no por ego personal, sino porque se abriese paso un mensaje desabrido contra la sociedad de entonces. - Se refería al Hotel Mistral en el número 24 de la Rue Cels. Guardaron las apariencias al principio durmiendo en habitaciones separadas, costumbre con la que continuaron, para que pasasen por sus camas lo más granado de la sociedad académica de aquella época. Sartre y Beauvoir compartieron amantes, como Bianca, que una vez concluida la relación con la maestra, entró en escena el maestro. Algunas maledicencias contaban que la señora era el anzuelo, para que el filósofo a la postre se abalanzase a por sus presas, que se dejaban coger gustosos. Los críticos más recalcitrantes de Sartre, aducen que su corte de oídores se comportaban como una secta, con él como santón. No lo sabremos, se forjaban amistades infinitas, tras una pasión que había de caer ineluctablemente.


De Alberto Korda - Revista Verde Oliva, 1960; Museo Che Guevara (Centro de Estudios Che Guevara en La Habana, Cuba), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2884725
Beavoir, Sartre y el Che Guevara.


Hasta que llegó a la corte un joven tímido, por el que se fascinaron las hermanas intensamente blondas  Olga y Wanda Kosakiewicz, o hasta la propia Simone, que lanzaba al aire intrigantes suspiros. Ahí, aunque lo omitiese, el macho cabrío según algunos censores de un Sartre al que dibujan como un ser más vanidoso que lo que quería proyectar, sintió peligrar su reino. Se trataba del gran Albert Camus. Al principio hendió a todos por su inteligencia, su carácter independiente. Un cigarro clavado en sus belfos, el abrigo, cuyas solapas subidas, le daban el aspecto canalla del que carecía Sartre. Todos querían cohabitar con él. Beauvoir  vivía una especie idilio no solamente sexual, sino intelectual. Qué era lo que más le dolía.  Pero fue la malhadada guerra la que partió en dos esa amistad que Sartre había de reconocer. Le caía bien, muy bien ese golfante de Camus. 


- Y vino la guerra, amigos. Nos separó. - Otra vez, Camus, ese pieds noirs venido de Argelia, defendía la acción en la metrópoli. Jean Paul maniatado por sus amos soviéticos, luego con una defensa intelectual, sin un asomo de riesgo. ¿No parecían claras las diferencias? Más tarde todavía, la Guerra fría, terminó de separar a maestro y discípulo, aunque Albert Camus era algo más que eso, ¿un rival en la república, nunca reino de la filosofía. que había pergeñado Sartre?


De 人民画报 - 《人民畫報》1967年, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=66356807
Mao, en una creación propia de la Revolución cultural.



Volvemos al presente de esta entrada, que es Mayo del 68. Es el trasueño, ese quebrar con lo perecedero, las nuevas formas, que venían de aquellos años treinta. Afuera la autoridad de los profesores sobre los alumnos que había cultivado la pareja Sartre y Beauvoir, lo que se denunciaba. Las facultades no eran más que cárceles bajo esa visión del Mayo francés. En otros lugares de la geografía habían acontecido otras revoluciones protagonizadas por los jóvenes y lideradas por no tan jóvenes, como la nefanda Revolución cultural de Mao, la más loable Primavera de Praga en la que se pretendió dotar al Socialismo de un rostro más humano, en México  la funesta masacre de Tlatelolco. Dejamos a continuación una serie de curiosas reflexiones, que aparecían en pancartas o en muros, para despertar la sonrisa. 

No a la revolución con corbata

Seamos realistas, pidamos lo imposible

Leer menos, vivir más

La escuela está en la calle

En los exámenes responda con preguntas

Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución

Queremos todo y lo queremos ahora

Paradójica nos parece la primera, pues muchos de esos estudiantes que reclamaban esos lemas, pasaron a engrosar consejos de administración, y a tener la corbata como casi único distintivo progreso. También nos resulta curioso, cuanto menos, que se manifestasen contra lo material, cuando Francia había vivido su época de mayor esplendor económico, conocida como los Gloriosos treinta. O que en algunos eslóganes se promueva el fin del tedio antes que el fin del hambre en el mundo. Nihilismo alejado de muchas de las realidades que desbordan nuestro reducido mundo de bienestar material. Otra de las consecuencias, a pesar de haber controlado las revueltas de Mayo del 68, fue la renuncia de De Gaulle, porque vio que su autoridad se había visto resentida, a raíz de dichas huelgas. Cuando al año siguiente propuso una reforma descentralizadora, se topó con una votación perdida, que significó su renuncia definitiva. 


De File:President_Nixon_and_staff_members_with_President_Charles_DeGaulle_of_France_-_NARA_-_194610.tif - File:President_Nixon_and_staff_members_with_President_Charles_DeGaulle_of_France_-_NARA_-_194610.tif, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=127592048
Nixon y De Gaulle, dos cadáveres políticos.

(1) El pacto nazi soviético causó un gran malestar, que no aplacaron los comunistas. A los serviciales Sartre y Beauvoir, nos les produjo tanto rubor, defender cuadriculadamente los intereses de Stalin. El gran escritor argentino, Ernesto Sábato, por ejemplo, brillantísimo estudiante de física cuántica en aquellas fechas, e instalado en París, descubrió que la justicia no podría venir nunca del régimen soviético. Renunció a ese vía desde entonces.   

Nota final: La mayor parte de la historia ha sido inspirada por el libro de Agnes Poirier, La Rive Gauche, cuya  lectura recomendamos encarecidamente. 


Comentarios

  1. Evidentemente todo lo que escriba será subjetivo.

    No puedo objetivar con Sartre, y no puedo hacerlo por varias causas. La primera porque es filósofo y como tocayo, al menos en la materia, no comparto su ideario.

    Se apoderó, no se si a sabiendas o no, ideológicamente del Mayo del 68, cuando la bandera que izó tal causa era anarquista y no comunista.

    Se adueñó del "Existencialismo" cuando en realidad las pautas las marcó el danés Kierkegaard, y, se hizo más famoso en el campo político que en el literario por lo anteriormente descrito.

    Es cierto que él mantenía que un filósofo ha de ser también político, pero con ello abandonó la premisa filosófica, aquella que nos dice que la filosofía no da respuestas, pero ayuda a hacer preguntas.

    Él quería dar respuestas (políticas), a sus preguntas (filosóficas).

    Es evidente que las respuestas que se daba nacían de premisas erróneas, pues nunca abjuró de sus ideas comunistas, aunque si del sistema. Se debatía entre sus ideas políticas y su yo interior de conciencia, pues siempre decía: "Estamos condenados a ser libres, tomamos decisiones a cada momento, nos guste o no".

    Decir, porque es de recibo, que censuró los tanques rusos en Hungría; atacó a los EEUU en Vietnam; a sus compatriotas en Argelia.

    No dejar de lado que para Sartre el hombre está encarcelado a su conciencia (responsabilidad + libertad), ese es su Universo, cerrado en su interior y sin posibilidad de abrirse a las otras realidades que le rodean.

    Su frase predilecta era esta: "Yo estoy solo". Escencialmente Sartre era un nihilista, un desesperanzado.

    PD: Hoy, mi estimado Sergio, me he ido por los cerros de Úbeda, quizá no me he centrado tanto en el contenido de la entrada, por lo que te pido disculpas, pero Sartre, a mi entender, es un filósofo ideológico, más que un filósofo de esencia. No es que quiera ser un reduccionista, abocarlo todo entre empiristas o racionalistas, entre las verdades por inducción o por deducción, sino que me gustaría centrarlo como creador de una corriente.
    Y me es imposible.

    Gracias, y perdón por la cháchara.
    Salut ¡


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha encantado tu cháchara,Tot. Y guarda toda la relación con la entrada,pues en Francia se considera que esos resabios del 68 tienen su estado embrionario en ese final de la década de los treinta y en el mundo que se erigió en torno suya Sartre. Yo he contemplado siempre la filosofía como un bello fortín del saber al que algún día acercarme. Tengo nociones pero me gustaría saber mas y por eso siempre te leo complacido cuando entras en esos predios. En cuanto a Sartre nunca renunció como muy bien dices a su vertiente política. Qué también le había abismado de Camus. Porque a pesar de reconocer la maldad intrínseca de algunas de las acciones de la URSS, también las excusó por suceder en un contexto de Guerra fría. Es lo que le censuraba Camus.

      Eliminar
    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
  2. Como observo que la filosofía te agrada pondré unos aperitivos más de Sartre en el la mesa de tu entrada.
    Sartre (junto con la mayoría de los existencialistas)* cree que la única condición que permite afirmar la existencia de un imperativo moral -ojo, no poner en sustitución ético, pues la Ética es el estudio de la moral- es la existencia de algo fuera de toda relatividad, algo absoluto, y que de sentido al mundo. Pero resulta que el Existencialismo es atheo "per se", niega la divinidad, destruye lo absoluto por lo cual se propone una sustitución de esta referencia absoluta que será así mismo relativa, pero que la voluntad del hombre se encargará digamos de "absolutizar". Es esta referencia la que adoptará la estructura de un dilema: O nos suicidamos o decidimos subsistir. Si decidimos subsistir, si nos comprometemos con la existencia, debemos apostar, o sea, hacer que la libertad del hombre sea esta referencia absoluta que la negación de Dios ha hecho desaparecer.

    Quizá ahora más o menos se pueda entender más la idea de suicidio no como tal acto violento, sino como idea existencialista.

    (*) "Sartre como la mayoría de los existencialistas"
    Bien, mi estimado Sergio, me permito aquí no poner el artículo determinado femenino plural "las", porque como verás, tampoco masculinizaré la palabra "existencialistas", porque en mi parco entender, si debo hacer del idioma una cuestión transversal donde se incluya lo masculino, lo femenino, lo neutro y lo binario, debo de hacerlo con todo el escrito en general.

    Un abrazo muy fuerte
    Salut ¡

    He borrado lo anterior porque había un párrafo que hubiera sido ilegible sin una explicación detallada. Así que pongo la nueva entrada.
    Salut ¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues he entendido mejor el existencialismo y su paradoja que has explicado estupendamente,Tot. Perdona la confianza que me permite hacerte una pregunta quizá absurda.Me habría encantado estudiarla a fondo, pero me decanté por otras cuestiones que no vienen al caso. La cosa es que me imagino que no habrá ningún título asequible para los legos que queramos abordar a Kant,a Hegel, por ejemplo. Un Kant para dummies,y disculpa la osadía. En otros saberes,esa muralla que nos separa no es tan olímpica como me ocurre con la filosofía. Un abrazo,gran Tot. Y muchas gracias por tus explicaciones.

      Eliminar
    2. Podrás encontrar en librerías de segunda mano, ya no se editan, unos libros de tapa dura, pero muy económicos, no más de 8/10 euros, de la serie "Aprender a pensar", de RBA Editorial.
      Son muy buenos y muy bien redactados, y además económicos.
      Te recomiendo Hegel, Kant, Ortega y Popper
      Un abrazo

      Eliminar
    3. Hay una librería en Barcelona que los vendía a 5 € ejemplar suelto. Dávila,se llama, 934 41 20 09. Prueba a llamar a ver si tiene alguno de los que te interesa y el precio de envío, al igual te interesa.
      Un abrazo

      Eliminar
    4. Muchas gracias,Tot, por toda la información. Eres capaz de explicar de forma sencilla,algo que siendo complejo, más complejo es mostrarlo en su esencia.

      Eliminar
  3. Tratándose de episodios históricos o perfiles intelectuales de grandísimos personajes, me resulta curioso, tener la sensación que estabas allí, a su lado, al leerte – no en esta entrada, siempre- como si en vez del narrador omnisciente o demiurgo, vivieras las historias desde las dudas y la contemporaneidad de tus personajes, como si fueras tú otro ; )

    Personalmente creo que Mayo del 68 fue más una explosión puntual y estética que efectiva, tal y como tú comentas, el paso de los años confirmó cómo los pasados revolucionarios después el futuro colocó en juntas de accionistas y consejos de administración. Nunca simpaticé con la figura de Sartre, sin conocerlo en absoluto a fondo, pero ese halo de santo santorum, su acidez unida a su altivez y casi te diría incongruencia, evidenciada sobre, en ese enfrentamiento casi enfermizo con su anterior e íntimo amigo Camus, con el que se ensañó sin ninguna consideración, primero por defender una postura de no violenta con los colaboracionistas tras la segunda guerra mundial, frete a él que los mandaba a todos a la horca jaja y luego, acusándolo de haberse aburguesado porque no justificaba, como él, las barbaridades del estalinismo, cuando por el contrario, el pobre Camus, llegó a París como un provinciano argelino habiendo crecido en medio de todo tipo de privaciones y justamente Sartre, además de proceder de cuna burguesa, estudiado en una escuela elitista de Parisina, vivió antes, durante y siempre como burgués por muy comunista que se proclamara a los cuatro vientos.. en fin, me ha gustado mucho tu texto, pero como ves, mi antipatía por Sartre me asoma por todos lados.. creo que jamás he soportado a estos personajes que se autoproclaman guías intelectuales de una época y que desde ahí, miran por encima del hombro y con total desprecio a quienes no comparten sus idearios, creo que Sartre llegó a decir aquello de que “ todo anticomunista es un perro” .. naaada, que no me gusta ni un pelo jaja ...tu texto sí. Mil gracias!

    Un abrazo SERGIO!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María, lo has condensado perfectamente y no se puede contar mejor, lo desabrido que nos parece el personaje de Sartre, dominador de la escena intelectual francesa del pasado siglo. Una animadversión por lo irreconciliable que resultó para muchos de sus coetáneos. Entre ellos, Camus.Un abrazo, María.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Sociedad de la Niebla

C asi en la noche de los tiempos La vuelta al mundo en ochenta días , nos metió los demonios de las prisas y el encanto de viajar por el mundo. De la tierra a la luna , mi preferida, había avanzado más de un siglo la posibilidad de que el hombre hollase nuestro satélite. Muchos científicos se frotan todavía los ojos por lo próximos que estuvieron sus cálculos ¿Cómo lo hizo? Se preguntan sesudos.  Con todo, Julio Verne lucía esquinado en mis anaqueles, cuando Manuel Ontiveros me sacó del amodorramiento. - ¿Nunca te has preguntado por qué se adelantó tanto a su tiempo? - Señaló jubiloso a la parte más arrumbada de mi librería, a los ejemplares de Verne. -           Tenía una imaginación proverbial. -           Podría ser.-   me dijo enigmático Manuel, que parpadeó gozoso porque todavía me tenía enganchado con el misterio sobrevenido.- Pero podría ser por otra cosa. En Veinte mil leguas se adelantó a la invención del submarino ¿ Tampoco te lo has preguntado,

Los comienzos del más grande

E l micrófono valorado en más de un millón de dólares>> secretaba el televisor, que se hacía eco de un reportaje dedicado a un  cantante muy famoso. Nosotros en el duermevela de la siesta, alzamos atraídos por la noticia un párpado, para que se nos revelasen  las formas del instrumento, pero apareció aquel bulto envejecido. Antaño había producido la dicha en millones de sus seguidoras y  tuvo en el hito del Teatro Paramount , una de sus paradas en el camino de la fama. Aquella noche en cambio, el fenómeno iba a actuar en el Santiago Bernabéu . A todos los italianos les brillaba una sonrisa al escuchar su nombre, pues a pesar de los esfuerzos de su madre, una genovesa que según la leyenda renegaba de su orígenes, Frank Sinatra nunca renunció a aquellas amistades de barrio y a otras más comprometidas y menos recomendables ( Salvatore Giancana , mafioso que controlaba el ocio nocturno en varias ciudades, entre otros).    Al fin y al cabo, Frankie era un medio italiano

El anillo de Valentino

H ace mucho tiempo había escuchado una historia sobre la muerte de Rodolfo Valentino,  que nos inquietó. Danzaban las luces de las linternas en nuestros rostros por un inoportuno corte de luz que había provocado un huracán, de las decenas que habíamos soportado en Cayo Largo en los últimos años. - Era el ídolo de vuestra abuela, y cuentan que hubo muchos suicidios entre sus admiradoras, tras conocerse su muerte. En los reportajes de la época, unos camisas negras quisieron hacer los honores al féretro, pero los contrarios se opusieron, por lo que se armó una gran trifulca.  El gran Rodolfo Valentino en plena ola de éxito. -           ¿Unos camisas negras, tío? – Pregunté con mis ojos abismados en el miedo más absoluto. El huracán y esos espantajos del pasado, tan presentes en aquella estancia.  -           Sí, de Mussolini, pero no murió de una peritonitis.- Nuestro tío acrecentó el misterio con las cejas arqueadas. – O sí, pero provocado por un anillo.  Cuentan que