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Eppur si muove

Y Galileo Galilei, ese viejo de barbas foscas al que todos rodeaban con el trasueño de miradas acusadoras, en el día que comenzaba  su segundo juicio, no se había retractado del todo de sus afirmaciones. Medio ciego, atisbaba las cáfilas que se reunían a reprocharle su herejía. Expelían exabruptos: << ¡A la hoguera!>>. Partíamos entonces en una contienda desigual y sazonada de odios, pero no el mío. Mi intención, no por la indulgencia futura, ¡créanme! fue salvarle de la hoguera en la que Giordano Bruno ardió por seguir los dictados de Copérnico. En el caso de Bruno latían más diferencias, de índole teológica que hicieron imposible su salvación. ¡Había más de un universo!  Con todo,  había arrojado a ese majadero migas, para que saliese de ese atolladero, en vano.

Casualidades de la vida me habían deparado ejercer otra vez la acusación contra  Galileo como me ocurrió con Bruno; esperaba que no con consecuencias tan funestas. Pero todos sabíamos que tras esas reprobaciones furtivas al reo, se ocultaba mi verdadero afán. Súbitamente, embargado en aquellas reflexiones, la luz de una tea chocó contra mi cara, y un asistente al juicio suspiró cuando me reconoció: el Cardenal Bellarmino. Perdonen que no me haya presentado antes, si bien me consumía con la preocupación de determinados pasajes bíblicos, si es que el sol no giraba en nuestro derredor.  Porque significarían la condena de Galileo, como me había advertido uno de mis epígonos. 


De anonymous, Italian School - istitutoaveta.it, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=19471777
El Cardenal Bellarmino. 


- Josué no habría gozado de la prerrogativa divina, para que los amorreos se entregasen a los israelitas. Como dijo el santo, eminencia reverendísima:" Sol quédate quieto en Gabaón." - Las reflexiones de aquel púber me habían sumido en una singular tristeza. No habría resquemores posibles, si en las Sagradas escrituras hubieren dicho: Tierra quédate quieta". Ensueños de un iluso, aunque como matemático entendía la compleja personalidad del ajusticiado. Terco como una mula, se resistía en nuestras entrevistas a negar lo que llamaba evidencia.

Porque resultaba difícil sostener desde un punto de vista científico por aquellas fechas, que los planetas giraban en torno a la tierra únicamente. Las fases de Venus que Galileo había propuesto en su Sidereus Nuncius contradecían la hipótesis del geocentrismo. Esta obra, que como sabrá el lector había logrado el imprimátur de la curia, revolucionó el mundo de la ciencia. El mensajero sideral no caló hasta algún tiempo después, no obstante, ese tiempo pasó y mis compañeros censores volvieron a poner los ojos sobre la obra de Galilei.

 

Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=194440
El ensayo de Galileo,
que revolucionó nuestra
visión del universo.


- Es inaceptable, rechaza las órbitas de cristal de los planetas. ¡Quiere matar a Aristóteles y a siglos de civilización! -  En cualquier caso, por mi formación matemática, y cierta admiración por el personaje, pretendía que un velo se corriese sobre estas cuestiones, para que la ciencia y la moral discurriesen por vías distintas. Afortunadamente, el latín, que por esas fechas era un idioma culto, había supuesto un valladar  para las  masas ignorantes. Qué se propagase ese conocimiento, habría sido un desastre para los guardianes de la fe entre los que me encontraba. Copérnico, Kepler y Bacon eran considerados tan heterodoxos como el científico italiano. Por lo que recuerdo cuando subió por primera vez al estrado, Galileo soportó estoicamente los testimonios que iban engrosando sus pecados a los ojos de la Santa Iglesia. Pero era más joven, resistía mejor los encierros, y finalmente salió absuelto, con algunas salvaguardas.


De Giuseppe Bertini - Embedding web page: http://www.gabrielevanin.it/S.%20Marco%201609.htmImage: http://www.gabrielevanin.it/Bertini.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9500742
Galileo, enseñando cómo utilizar su famoso
telescopio. 


Habían pasado muchos años desde el Sidereus Nuncius, aquellas vivencias me imagino que se avivaron en Galileo, cuando la Inquisición lo llamó por segunda vez a juicio. Si no se retractaba,  en esta ocasión sí que sería condenado a muerte  o a pasar del resto de sus días en un presidio. Mis espías me contaron que se indignó con esa recua de jesuitas que visitó el taller donde según estos mismos pensadores, nuestro protagonista había fabricado semejante impostura. Se apelotonaban atolondrados, mirando hacia todas partes, en medio de la penumbra de la estancia. Aquel inocente lugar, atestado de rimeros de libros polvorientos, que registrarían más tarde en busca de obras prohibidas.  

- Pásense, por favor, por aquí, señorías. Miren por este artilugio. No les diré más, que sean ustedes quienes puedan contemplar con sus propios ojos, que no digo ninguna herejía. La realidad es la que es, hermanos. - Me contaron que el docto italiano rogó a aquellas  caras torvas de los religiosos, que posasen sus ojos en su telescopio de nueve aumentos.  Desconfiaban de quien ponía en duda toda la teoría de Ptolomeo, y lo dicho por Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. En la Universidad de Padua, el científico, sin embargo, se atenía a la ciencia tradicional, sin una mácula de reproche, como me  documentaron mis informantes. Nada censurable proferí a la concurrencia que seguía las jornadas de la Inquisición contra el vetusto científico. El hermano que le juzgaba tenía constancia de todo eso, pero en cambio, el acusado defendía en otras audiencias que todos los cuerpos celestes giraban en torno al sol. 


De Galileo Galilei - Desconocido, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=238890
Las fases de la luna observadas por
 Galileo Galilei


Allí en el estrado, más alto que el resto, su  figura espigada descollaba. Cuando restaba importancia a las acusaciones, como Cardenal Bellarmino y en mi doble papel de defensor y de denunciante, me acerqué a sus facciones que se habían vuelto más hoscas, de animal salvaje. El cautiverio había sido demasiado duro, y me pesó en el corazón dicha circunstancia.

 - Es peor que el diablo, contradice a Dios, que nos ha situado en el centro del universo, eminencia reverendísima. - Arribamos a las conclusiones de un doctor teólogo que llevaba parte de la acusación contra nuestro eviterno personaje. En privado, ese mismo inculpador reconocía que era interesante la explicación del encartado a propósito del fenómeno de las mareas. Aunque si se discutía la autoridad de Aristóteles, habría que poner en entredicho toda la doctrina moral de la Iglesia. Por ejemplo, la usura. - Y por eso le vamos a condenar a pena capital o cárcel, salvo que revoque todas sus teorías en público.- Nada esperábamos, cuando aconteció el milagro. Por fin escuchamos la voz de ese guiñapo,que sonaba poco natural, más a muerte que a vida pero que.....¡Galileo, se retractaba! No sabe, querido lector, la alegría que me conmovió por dentro, al salvarse el pellejo de esa eminencia que respetaba y en cualquier caso un ser humano. Se le condenó a una pena menor que se le conmutó casi enseguida por un arresto domiciliario. Fingí no escuchar y ni siquiera torcí el gesto cuando se le leía la sentencia y le escuché al viejo sabio rugir "eppur si muove". Y sin embargo, se mueve. Lo que habría significado una retractación de su retractación y por supuesto, la condena a la hoguera. Simulé una afligida sordera de circunstancias.




Notas a pie de página: En los márgenes de la historia, surgen personajes curiosos como el Cardenal Bellarmino, que nos llamó la atención por la contradictoria posición que adoptó como apaciguador en este juicio, pese a que se le suela condenar, pues supone una víctima propiciatoria para algunos excesos anticlericales. Es la brocha gorda que salpica a una institución con sus claroscuros y muchas demasías. No se nos esconde, que Bellarmino  gozaba de una gran preparación científica y que se debatió durante aquellos juicios entre esa pulsión por la verdad y una fidelidad a una institución, que nos puede soñar añeja. Encontramos cierto punto de unión con Georges Lemaitre, el cura belga, que a comienzos del siglo XX, lanzó su teoría del átomo primordial, precedente del Big Bang. 

También esta historia con retazos de verdad y gotas de ficción, cuestiona el papel del sabio y del científico. Como resaltó nuestro Ortega y Gasset, esa incomodidad intelectual que escuece no solo al filósofo - en el mito de la Caverna, el protagonista se opone  a una mayoría que ve sombras- sino que también atañe al científico. Galileo es un ejemplo para un Einstein, que cree que el científico se debe separar de la estrecha redoma que conforman el cuerpo de las mayorías en la ciencia. No le debe doler ir contracorriente,ni el hecho de no disolverse en lo gregario. ¿Habría sido el judío capaz de concebir su teoría revolucionaria de la relatividad si estuviera adscrito a las principales corrientes de la física? Él mismo nos responde negativamente, pues surgen en ese contexto a las faldas de un profesor eximio, los intereses más mundanos y humanos. Me sorprendió que mientras cavilaba sobre estas ideas, encontrase en Rubén y su magnífico blog hermano, reflexiones que iban más allá, a propósito de la estructura de las revoluciones científicas, que no se producen por grandes consensos. Quizá de seguir la opinión mayoritaria, continuaríamos creyendo que el universo gira en torno a la tierra, no habríamos dado pábulo a la mecánica cuántica  o la teoría de la relatividad ni siquiera se habría expuesto.  

Comentarios

  1. Interesante recreación de la relación entre el cardenal Bellarmino y Galileno que no sé si es recreación del autor del post o tiene algún viso de realidad. Ignoro quién documentó el "eppur si muove" de Galileo, no sé si es fantasía épica o es real. Siempre lo he leído pero no sé si fue Bellarmino quien lo atestiguó porque podría haber corrido grave peligro la vida de Galileo si hubiera llegado a conocimiento del tribunal inquisitorial. .

    Ciertamente, la ciencia tiene en Galileo un puntal formidable en la lucha entre dicha ciencia y la tradición estática. Es el paradigma más elocuente de dicho combate y sin esa actitud el mundo no habría avanzado en tantas y tantas conquistas. Y, sin duda, la ciencia avanza oponiéndose a saberes o teorías anteriores dando saltos imprevistos como la de la relatividad de Einstein. Intento imaginar ahora todo lo que desconocemos, todos los presupuestos que nos sirven de base a la ciencia actualmente y que serán desbordados por nuevas concepciones que todavía ignoramos en los próximos años, décadas o siglos si es que superamos el filtro evolutivo por el que debe pasar nuestra civilización para sobrevivir. Si quisiéramos singularizar en un hermoso ejemplo el combate entre el oscurantismo y la ciencia, no cabe duda de que sería este, en el que el cardenal Bellarmino juega un papel paradójico y ambiguo porque estimaba a Galileo, no quería que acabara en la hoguera como Giordano Bruno. Esta pugna era necesaria, no obstante, porque el mundo dio un salto cualitativo desde la Edad Media al Humanismo que puso muchas cosas en cuestión de la tradición medieval. No obstante, quiero traer a este blog el recuerdo del manuscrito olvidado, De rerum natura de Lucrecio que alumbró una nueva concepción del mundo que no ponía en los dioses el origen de las cosas. Sin Lucrecio y su manuscrito no se hubiera dado "el giro" que llevó al hombre a nuevas concepciones cósmicas, divinas y científicas.

    Me ha interesado muchísimo tu texto, creo que has sabido sintetizar muy bien la relación entre Galileo y Bellarmino.

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    1. Un placer, Joselu, leer tus reflexiones sobre la evolución humana,lo divino,a ratos,pensaba que leía a Dostoyevski y su bellísima parabola en los Hermanos Karamazov
      . En cuanto a la entrada,tiene buena parte de ficción, con un trasfondo histórico y real. Qué es la intención de Bellarmino de salvar al científico de una quema, a la que parecía abocado. También hurgamos la realidad,al presentar a un Bellarmino más ilustrado y no tan siniestro,pese a pertenecer al Santo Oficio,que el que cierta parte de la historiografía suele plantearnos como epítome del oscurantismo. La frase final es recogida en la tradición histórica,aunque desconozco si es apócrifa o la vertió Galileo en ese lance que se exponía con toda su debilidad, a un tormentoso final. Es fantasía suponerlo y un giro dramático para la entrada.

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  2. El montepulsianes Roberto Bellarmino, no solamente no insultó a sus adversarios, sino que expuso lealmente sus opiniones, las rebatió sin formalismo de escuela, a la que no era muy dado; comparó la potestad temporal con el cuerpo, y la espiritual con el alma, si bien no estableció, es cierto, la prerrogativa directa del pontífice, y el derecho divino sobre el poder político. El Papa, según Bellarmino, no debe mezclarse en los asuntos civiles, excepto en los Estados que estén bajo su dominio; pero en los espirituales es omnipotente.
    Ahhh¡ ¿qué has dicho, Bellarmino?...salió el Antibellarmicismo de Adam Scherzer; otro de Samuel Uber; el refutado de Conrado Vorstio; y el Antibellarmicismo bíblico de de Jorge Albrecht; las Controversias de Luis Grell y algunos otros más, de menos empaque pero con igual enjundia. Pero claro, ¿cómo no defender las teorías del condenado, si ni Stifels ni Cardano, sendos aritméticos, habían visto antes que él, Galileo, que la ley de los coeficientes se forman con la reunión de un binomio a cualquier potencia entera?. Y no sólo eso, Bellarmino sabía (¿qué no iba a saber él?), de la carta a la duquesa de Toscana por parte de Galileo, y que en ella señalaba los límites de la autoridad y de la experiencia, y en la autoridad Las Sagradas Escrituras, y en Las Sagradas Escrituras el aliento del Espíritu Santo, y en esa carta, carta apoyada intimamente por Bellarmino, el condenado podía afirmar con rotundidad, "que no le parecía necesario creer que aquel mismo Dios que nos ha dotado de sentidos, raciocinio y entendimiento, haya querido anular el uso de estos, dándonos por otros medios las noticias que por ellos podemos adquirir; de manera que aun en aquellas conclusiones naturales que se presentan a nuestra vista y a nuestro entendimiento, sacadas de la juiciosa experiencia o de las demostraciones necesarias, debamos prescindir del sentido ni de la razón..."
    ¿Cómo sino defender al menos no atacar con celo este postulado? Galileo, le decía: sed hombre de Ciencia, no postuleis como Teólogo, dejadme las verdades absolutas sólo a mi.

    Tuvo Galileo un buen inquisidor, sólo le pedía tiempo y reflexión al científico, y que su doctrina fuera de momento un postulado hipotético, nada que incomodara al Santo Oficio, nada que a la postre pudiera condenarle bajo su autoridad.

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    1. Madre mía, Tot, nos has convulsionado con tu historia, que revela tu pasión y la teología, de nuevo espléndidamente escrita y por la que no sería ocioso, volver a reescribir mi historia, dándole esa profundidad teológica de la que carece este Bellarmino, al que yo contemplaba más como un personaje histórico y no con la carga tan ideológica, teológica que le has dado y que nos acercaría sin duda muchísimo más al personaje.

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  3. Con tu permiso, SERGIO, he disfrutado como un camello. Tocas la teología, hoy desfasada, pero como podemos observar, no hay más que leer tu escrito y la respuesta de JOSELU, más que importante para saber del comportamiento humano.
    Un abrazo

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    1. Permiso y más que encantado,con un encantamiento por ese poso con el que has trazado la verdadera dimensión de este Cardenal.

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  4. Os leo a todos, sobre todo a ti SERGIO, un placer! - acabo de leerte en casa de MIGUEL- y me has dejado con los ojos como platos por tu maravillosa puesta en escena de este juicio sumarísimo.

    ¡Cómo te has colado! en la figura de un cardenal -a quien, salvo MIGUEL nadie conoce- y has hecho una verdadera maravilla de escrito en el que según te leo mezclas ficción e historia. Mucha más historia que ficción. Argumentas y te acomodas desde la mente de un cardenal al que a diferencia del resto, le interesaba más calmar y colmar las ansias de represión eclesiástica aguantando la cara, que de verdad castigar al científico por el que parece muestra simpatía, posiblemente porque como dice MIGUEL, tb poseyera preparación científica, que debiera haber sido el único idioma que se hablara en esos juicios siendo todo lo contrario. Cuanto genio atormentado por el fanatismo, antes y ahora !!!

    Porque fíjate! más allá de esta magnífica entrada tuya...( seguiré leyéndote porque eres fantástico, de corazón te lo digo) me asombro al comprobar que este juicio sumarísimo al que se le sometió a GALILEO ( juicios, porque según cuentas, fueron dos) fue durante el siglo XVII, supuestamente inicio de la EDAD MODERNA y sin embargo parece que se desarrolla en plena edad media, en pleno oscurantismo. Lo mismo sucede hoy y eso es lo que de verdad me asusta, que en pleno siglo XXI, se siguen produciendo estos juicios medievales y por ello esos dos estudiantes ha sido colgados en IRAN. ¿ Cómo es posible que no aprendamos de la historia y el Santo Oficio siga existiendo bajo el ropaje de otras religiones o políticas yo todos lo consintamos? ¿ Existe alguna posibilidad de redención para este mundo nuestro o caminaremos para atrás repitiendo una y otra vez las mayores aberraciones de la historia? discúlpame porque me he emocionado y no quiero ni pensar que tocho de comentario me está saliendo...perdón, dejo que mis dedo escriban lo que les sale y aquí hay taaanto tanto, que o puedo parar ; )


    Enhorabuena!
    Un verdadero placer, mil gracias!


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    1. Un verdadero placer el mío,leerte, María, y no se me había ocurrido ese tremendo filón de otras religiones, que llevadas por el fanatismo, nos traen esos esperpentos que parecían fósiles de otros tiempos. Seguro que puedo leerte en algún lugar, me encanta tu prosa,bruñida con una claridad especial. Un abrazo,y cuídate.

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