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Borges, Bioy Casares y Vargas Llosa

 - ¡Que le parta un rayo, Adolfo! 

-El mejor comienzo es el final. - El tal Adolfo no dio su brazo a torcer. Saltaban las chispas dialécticas en la habitación, que se encontraba a media luz. El maduro se refugió entonces en la ventana, huyendo de la diatriba de Jorge Luis Borges., y metió la cabeza entre las cortinas para asomarse al mundo real. 

-No, querido, el final es la invitación a leer tu próxima creación. - Sentenció el señor Borges, que quiso avanzar en la neblina creativa. Se les estaba atragantando aquel cuento fantástico, por las perversas disquisiciones literarias de su partenaire en este oficio, Adolfo Bioy Casares. Propuso más conciliador. -  Pero pasémoslo por alto, para adelantarnos algo en este pesado oficio. 


De Annemarie Heinrich (1912-2005) - http://www.annemarieheinrich.com/sitio/galeria.php?id=4 and https://borgestodoelanio.blogspot.com/2016/10/jorge-luis-borges-militar.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=23152328
El genial Borges, icono también
de la literatura. 


Se hizo el silencio en aquel instante turbador. Unas nubes que serpenteaban negras por el cielo bonaerense. Auspicios de tormenta. Adolfo trascendió  a las aceras a través de los ventanales en el modesto departamento con dos piezas, que ocupaba su maestro y compañero, en la calle Maipú número 994.  Querría volar sobre la agitación de todos esos transeúntes, que desvían sus ojos, intrusos extraños a otras realidades. En un acto de sinceridad ,Adolfo se esforzó por contener la rabia y no emprenderla a golpes con ese bulto que por otra parte tanto amaba por parecerse tanto a sí mismo. Pero estaba demasiado soliviantado, por lo que un Borges conciliador le apremió para que se tomase el chocolate caliente que había servido la criada con el perfecto indumento inglés.- Reponga fuerzas, amigo, y sigamos. No nos detengamos por rebatiñas sin sentido.


De Alicia D'Amico - Libro "Grandes Maestros de la fotografia argentina" Bagó, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3323162
Bioy Casares, el genio a la sombra
del genio.

 

La pareja de malvados narradores, en parte invención de la prensa, se reunía para crear sus historias fabulosas, escuchando la radio, o leyendo los periódicos. - Mire, Don Jorge, han robado uranio.- Cogido en el lapsus, por la ceguera de su interlocutor.- Bueno, disculpe, le leo. -  Y le leía. Al mismo tiempo, Adolfo pensaba si estaban en la campiña inglesa. La cofia de la fiel sirvienta que también hacía de lazarillo de Don Jorge Luis te transportaba a lugares del espacio tiempo diferentes al de aquel apartamento claustrofóbico, y que se encontraba en medio del meollo de la Gran Buenos Aires. El señor Borges que era a pesar de su fragilidad, un gran paseante, se estimulaba con los ruidos de la metrópoli. Muchos investigadores y plumillas se sorprendían porque el escritor argentino, nacido en el seno de una familia pudiente, viviese en un departamento tan modesto, con una de las habitaciones además, cerrada. Las cosas más íntimas de la ubicua madre del escritor, Leonor Acevedo, seguían intactas, como su camisón. Se imaginó Adolfo al estilo de Psicosis, esa película recién estrenada por Alfred Hitchcock en blanco y negro, que el espíritu de la madre podría salir en cualquier momento de esa habitación, que le atraía irremisiblemente por su misterio. Sin embargo, sonó el chirrido del timbre, que le dejó helado. - ¿Viene alguien, Don Jorge Luis?

- Sí, no podía posponer más la visita, amigo. Una entrevista de un tal Mario. En cuanto se vaya, resolvemos si comenzamos por la desaparición involuntaria del protagonista o buscamos otro artificio - El sueño del cuento perfecto, que desvelaba a Borges y su amigo. Podría matarse con malos versos, y así llegó el joven, que respondía al nombre de Mario Vargas Llosa. - ¿Les cojo en buen momento? - Se podía oler la electricidad que quebraba el ambiente de aquel salón. atiborrado de cachivaches. El señor Borges abrió las fauces para lanzar una petición, que parecía extemporánea. - ¿Ve ese tomo de Yeats?

 

De Desconocido - rev la semana nro 298, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4850154
El joven Mario, campanudo y atiplado.



- Sí. - Repuso el periodista que vestía una chaqueta de pana y portaba en su rostro aceitunado, unos labios gruesos y unas largas patillas. No se atrevía a deslizar la mirada por los anaqueles polvorientos. Desvelar los libros que leía cualquier persona era un acto de intimidad, que quería respetar No obstante, era superior la curiosidad. - ¿No tiene ningún libro suyo?

- Tampoco creo que me interesarán. Y le diré, joven, que me parecería una falta de respeto con Yeats, Joyce o Cansinos Assens por no estar a su altura. - Un suspiro, en el que los ojos de Jorge Luis, tan enigmáticos como los muones, se dirigieron hacia la magra figura de Vargas Llosa, que irradiaba ilusión. - ¿Y ha escrito alguna novela de éxito, como La ciudad y los perros

-Sí, señor Borges, pero al lado suyo, es peccata minuta.

- Léame, por favor, cualquier poema que abra al azar. Por azar estamos aquí. -  Mario de pie, abrió el tomo de Yeats, y se preguntó si leía con la prosodia necesaria. Borges juzgaba a los desconocidos, a falta de su vista, por cómo leían. Era su costumbre hacerlo así. Adolfo asistió callado a ese intercambio de palabras y halagos.  

La destartalada casa, no por su abandono, sino por estar hecha de retales podía estar allí o acaso en ninguna parte. Reales eran los soconuscos, que mojaría en el balde de chocolate, se dijo Adolfo. Mientras ese viejo con cara de gárgola ríe con aquel muchacho, que le ha preguntado por qué no se ha lanzado a escribir una novela. 

- Porque tienen demasiada farfolla. Los hispanos pecamos de escribir con demasiado aparato metafórico, adjetivamos en exceso e innecesariamente. La novela permite más licencias y florituras, más oportunidades de pecar, en las que no quiero incurrir. Prefiero la letra fría como un chuchillo, concisa, de la literatura sajona. Por eso, nuestro más grande pensador, Ortega y Gasset, se pierde en sus ideas porque acababan escondidas entre tanta retórica, amigo. No le pasa eso a Kant. - Le pareció que Borges se burlaba del filósofo español como lo hacía Sánchez Mazas, que se mofaba de su estilo inflamado para el pensamiento, aunque sin comprender la grandeza de las ideas de Ortega.  En aquel instante, saltó Beppo, el gato de Borges. Blanco y zalamero, se posó en el regazo de su dueño. 

- ¿Y es verdad que tiene mucha tirria a Sabato? Él alega que el capítulo de Informe de ciegos, no es una referencia a usted, sino  a aquéllos que no supieron ver los males del peronismo.  

- Le creo, Sobre héroes y Tumbas es una novela fabulosa, que nos entronca con la tradición europea: Mann. Y le adelanto una primicia. Mi editorial está buscando la fórmula de encontrarnos en un libro o diálogos, con la literatura como excusa.-Mario sabía de las desavenencias políticas de ambos. Ernesto Sabato más rojillo. 



- Onetti, dicen que es faulkneriano, pero que su Santa María y su mundo imaginario, más que al realismo mágico, le debe a usted. Por ser tan crudamente real.

-Nunca leí nada de Onetti ni sé lo que es Santa María. Antes deberíamos desbrozar su prosa, infecta de tanta metáfora y adjetivos, como los que creo que rodean a su Santa María. 


El viejo maestro de la literatura hispana, que dejó de ser un localismo gracias a él, adorado por los franceses primero y universal después, no tenía pelos en la lengua. Enemigo acérrimo del peronismo, apoyó a Aramburu, que parecía un gobierno de militares de transición. Recibió cargos y premios de aquella dictadura infamante, pero perdió el Nobel. Injustamente. Por otra parte, también atacó a la derecha nacionalista, y calificó al militarismo argentino y británico que se disputaba Las Malvinas, la pelea de dos calvos por un peine. Era un pacifista y hombre de orden. En esto pensaba Mario, para terminar su crónica, cuando Don Jorge Luis le interpeló.  

-Sabe una cosa, amigo. - Habló Borges. A un Adolfo postergado, le comenzaba a entrar sueño. - Quizá usted que tiene sentido comercial, pueda resolver nuestras querellas literarias. 

- Por más que me esfuerce-Mario señaló a los dos genios - no estoy a la altura de dos talentos, que siempre admiré.

- Me encanta su educación, pero lo que le decía. A ver si nos saca por lo menos del empate. Explícaselo tú Adolfo. - Le narró una historia extraña, con un preámbulo científico. Un abogado bonaerense, que de pronto se encuentra con su doppelganger. - Qué no es tal. 

-¿Entonces?- Otra vez la verborrea de Adolfo. Había universos paralelos, y por tanto existía un Mario y un antimario. Nunca lo habría pensado el peruano, cuyo universo creador se aferraba a la realidad, y más bien política.- ¿Sabe lo que es la antimateria?

- Wilde fue un precursor entonces con su cuento del El pescador y su alma. 

De DesconocidoUploaded by Bleff, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=29894222
O Campo, madre de las letras, flanqueada por los
dos sabios.



- No se me había ocurrido, brillante, joven. - Le alentó Borges, que había visto malograda su patente de erudición. - Pues al final, persigue a su antimateria en una especie de cuento negro, por los suburbios de Buenos Aires. Lupanares, fondas, malevos y compadritos. Le confunden. Él que es un profesional serio, se ve inmerso por equivocaciones en una vida a ratos marginal, hasta que sale a la superficie de su anterior monotonía. ¿Le interesa, Mario?

-Sí, es un argumento sorprendente. 

- Hasta que da con él, nuestro antipersonaje, y desaparecen ambos. La antimateria al entrar en contacto con la materia se contrarresta y cuando se fusionan se convierte en la nada más absoluta. 

-Sí, pero yo trabajo más con la realidad. Qué se hace mágica, por lo extraordinario.

-Nosotros también .- Alegó enojado Adolfo.- La antimateria es tan real como la materia.  Añadimos ficción, que es que ese antiabogado es un crápula frente a su alter ego de materia. 

- El caso es que discutíamos cuando llegó usted. - Intervino Borges. - Sobre si poner la noticia de la desaparición del abogado al comienzo. Esa era  la opinión de Adolfo. Especulaciones sobre si tiene que ver con algún asunto turbio. Hasta que acercamos al lector a la historia científica y fantástica. Desapareciendo en el último acto. 

-Podríamos decir que es un contador, y que la prensa especula con que un desfalco esté detrás de su desaparición. Y no, es el encuentro con su antiyo.

- ¿Te parece que un abogado no puede tener asuntos turbios en su cartera?-Reprochó Borges a Adolfo. - En el recorte de prensa era un abogado, respetemos eso, por lo menos. 

- Claro que sí, maestro. - Contestó Bioy Casares a la apelación de Borges.

 -Atengámonos al principio o al final, según se mire. - Otra vez Borges. Dio pie para que los tres genios, como reunidos en torno a una lámpara mágica, pugnasen por entrar en ella. Mario recordó que un principio como el de Robert Musil en Un hombre sin atributos, tan científico, le dejó noqueado. Borges decía que era más importante el final. Había que dejar ese poso de magia en el estómago del lector, para incitarle a comprar tu próxima obra. Adolfo le rebatía. Si el principio es tedioso, dejará el cuento y nunca llegará al final. Todos con razón y sin ella.  La historia la habían leído en el periódico. Mario se va creyendo que han dejado zanjado el cuento. Nada más lejos de la realidad. Adolfo al que se le adormecen las pupilas sorbe de la taza, esta vez de café, porque sabe que tardarán en llegar a un acuerdo. Desfigurarán desde esa redoma, de un alfoz bonaerense las tramas más oscuras de su relato. H.P. Lovecraft, Leopoldo Lugones u Horacio Quiroga encanta a ambos. A Jorge Luis, los ojos se le giran porque sin ver, lo advierte en cambio todo. Y tornan a discutir otra vez, sin desmayo, por el principio, final y de lo que se tercie. Beppo los mira a ambos, con regocijo. Y nosotros, queríamos buscar en el azogue de nuestra imaginación, una historia libresca, un día después de celebrar el Día del libro y Sant Jordi. Esperemos que le haya gustado.  Estos días además, cuando leíamos esta noticia, se nos ocurrió pensar qué habrían soñado Borges y su leal pupilo. El universo sería según varios científicos una recreación.  Y nosotros seríamos nada más y nada menos que los personajes de un videojuego.

Esto lo había escrito mucho antes el gran poeta alemán, Heine:

"La vida y el mundo son el sueño de un dios ebrio, que escapa silencioso del banquete divino y se va a dormir a una estrella solitaria, ignorando que crea cuanto sueña... Y las imágenes de ese sueño se presentan, ahora con una abigarrada extravagancia, ahora armoniosas y razonables... La Ilíada, Platón, la batalla de Maratón, la Venus de Médicis, el Munster de Estrasburgo, la Revolución Francesa, Hegel, los barcos de vapor, son pensamientos desprendidos de ese largo sueño. Pero un día el dios despertará frotándose los ojos adormilados y sonreirá, y nuestro mundo se hundirá en la nada sin haber existido jamás."




La ciudad y los perros, la fabulosa
novela de Vargas Llosa.


Comentarios

  1. Unos cuantos genios y otros que no lo son tanto.
    Un abrazo.

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  2. Fascinante recreación de una conversación entre tres prohombres geniales de la literatura y que nos induce a recuperar su escritura. A los tres he leído, más a Mario que a los otros dos, pero Borges, su universo poético y simbólico, es inabarcable y lo releo cada cierto tiempo. Hace un par de años, Ficciones. Su primer libro para mí fue El Aleph y luego Historia universal de la infamia y El Hacedor. He leído su poesía en Los conjurados. Borges es el más universal, el más británico, el que escribió o declaró que había leído primero El Quijote en inglés y luego en español y este le había parecido una mala traducción del inglés. Igualmente desdeñaba a Antonio Machado y a Lorca, y a Cortázar. No sé qué impresión tendría del joven Vargas Llosa. A Bioy Casares lo leía en Ibiza en una primavera de 1978 en el rompeolas cuando tenía veintidós años. Leía El sueño de los héroes. Era mi postadolescencia, poco antes de entrar a hacer el servicio militar. Los tres escritores despiertan en mí ecos formidables, aunque el Nobel de Vargas no deja de revelar que el que verdaderamente lo merecía era Jorge Luis. Me ha gustado mucho este relato sobre las industriosas conversaciones legendarias entre Borges y Bioy Casares que duraron varias décadas. En cierta manera añoro un tiempo en que la literatura era esencialmente varonil y a la que estaban invitadas algunas mujeres singulares. Lo reconozco, soy un producto del heteropatriarcado. Me gusta más la imaginación masculina que la femenina, salvo algunas mujeres que son extraordinarias. Muy buena la cita de Heine y el dios ebrio. Yo soy creyente pero no el dios bíblico judío-cristiano. Me seduce la idea de un panteísmo spinoziano, de un vedanta en que Dios es el principio común al universo, en que todos somos parte de su emanación divina.

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    1. Me abruma tu reflexión. Yo llegué igualmente a Borges, gracias al Aleph y a partit de ahí, leí todo lo que me caía en mis manos, Joselu. De Bioy Casares, me encantó el Diario de la guerra del cerdo, muy actual. Lucha de generaciones que predijo Adolfo en su distopia. Sabato, grande siempre, me gustó más que en ninguna en su Sobre héroes y tumbas. Cada párrafo me sumergida en un extasis. Onetti otro grande, soñé con un día, entte la maleza guadarrameña, toparme con su Santa Maria. Son grandes. Y de Mario he leído mucho,y sigo leyendo... Me ha fascinado tu recreación de tu propia historia personal, una singladura literaria a la que nos has transportado gracias a Casares y ese rompeolas ibicenco. Grande, Joselu, un placer tenerte por aquí.

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  3. Sí, varios genios, que desde ese departamento modesto, crearon fantasías increíbles. Un abrazo, Rocío.

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  4. Bueno, poco más a añadir.
    De Sábato lo he leído todo, desde El Tunel hasta el Nunca más. Me quedo con Abaddón, el exterminador. Es una narración visionaria, pues detalla con precisión lo que ocurrirá con el sistema político en Argentina, y acierta cada una de sus premisas.

    De Borges, El Aleph, sin duda, cada narración es insuperable. De Onetti leí "Dejemos hablar al viento" que creo representa la frustración del género humano.

    Y siempre la política por medio, haciendo de las suyas y saboteando lo que verdaderamente importa, que es lo que se escribe y de que forma se hace. Que si uno es peronista, que si el otro de Aramburu, cuando los dos tuvieron épocas opacas con otras de esplendor, pero curiosos, los dos dictadores acabaron mal, uno exiliado y el otro asesinado.

    De Vargas LLosa su Ciudad y los Perros; de Lugones no he leído nada, lo confieso, pero se que creó la red de bibliotecas en Argentina, que ya una base para empezar. Aunque curioso, también embarrado con la política y con una muerte tan triste como inmerecida, se suicidó.

    De Bioy Casares una novela que no es bien recibida, pero que a mi me gustó : El Diario de la guerra del cerdo. A veces pienso que ocurrirá de verdad y me pongo a reír yo sólo.

    Sigo pensando en Calderón, que anterior a Heine, hizo hablar a Segismundo..."que la vida sólo es sueño, y los sueños, sueños son"

    Salut
    Un placer

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    1. Vaya retahila literaria, en el mejor y más amplio sentido de la palabra. En lo único que discrepamos es con nuestra obra favorita de Sabato. Abaddón es extraordinaria, pese a que a mí me sorprendió más su ssgunda novela. Es curioso, Sabato como decía él, hizo arder con el soplete muchos de sus infaustos intentos de novelas. Pienso en las obras que perdimos y que su afán de perfeccionismo, borró de nuestras manos. Lugones dijo aquello de que había llegado la hora de la espada, pero fue el precursor de la gran ciencia ficción argentina de la que beben estos mitos que son Borges y Casares. Fue un placer leerte, Tot. Con El diario de la guerra del cerdo, también me sonrío, por imaginar que esa distopia no es tan remota como parece.

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