Ir al contenido principal

La tortuga y el futuro.

 

¿Qué nos deparará el futuro? Son fechas en las que muchos desdeñan el año de tribulaciones que nos ha tocado vadear, y ruegan que el que comienza, lo haga con mejor pie. Concepciones medievales como la del Marqués de Santillana y sus tres ruedas de la fortuna no nos son extrañas. Dos plenas de quietud, el pasado y el futuro, mientras el presente discurría con una inercia implacable ante cualquiera de los ímpetus individuales. ¿Es nuestra vida un presente continuo? Si nos hundimos más todavía en la telaraña del tiempo, nos despertamos en la Antigüedad. Para los griegos no había mayor zozobra que la del destino, que jugaba incluso con los dioses, que en sus manos resultaban peleles vulgares. Nadie escapaba a sus caprichos deletéreos y fascinantes. Sin embargo, el azar tenía a sus hacedores serviles en ese microcosmos heleno.   Las Parcas - para mal, ¡no abramos la Caja de Pandora!- y las Moiras, entretejen los hilos inextricables de nuestro futuro. 


De This mediaUser:PriorymanOriginal workDesconocido - Image by w:User:Prioryman, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=53491807
Las tres Moiras, que bajo sus pies fraguan 
la muerte, que estaba en el destino.


Julio César más largo para estas cuestiones,  no creía en ese tipo de supercherías, salvo en lo que pudiesen ayudarle. Cocinaba el más allá, untando a los del más acá , que de esta forma trabajaban para su causa. Los oráculos así consultados, entreveían en las vísceras del animal sacrificado una clara victoria en la fecha que por conveniencia estratégica, coincidía con la del vaticinio dirigido por el gran militar romano. Una bolsa de sestercios, movía esa rueda del futuro, que para el Marqués de Santillana era inamovible.  Imaginemos la ebriedad del instante, la nube de legionarios arracimada en torno a un o una pitonisa (1), y tras la capa roja distintiva de Julio César, que estallaba en un júbilo inefable. Quién más y quién menos se figuraba que el gran político romano estaba ungido por los dioses. Incluso cuando cruzó el Rubicón, había sobornado a los oráculos de mayor fama para que decantasen la balanza de la fortuna hacia sus intereses. De esta guisa, el venidero dictador romano se rodeó de una aureola de imbatibilidad. Podemos luchar contra los vivos, pero si el más allá, se empeña, no habrá quien se oponga al gran estratega. Julio César no es la excepción. La humanidad ha imaginado siempre cómo sería movernos por las certezas de un futuro conocido de antemano. 


De Lionel Royer - Musée CROZATIER du Puy-en-Velay. — http://www.mairie-le-puy-en-velay.fr.http://forum.artinvestment.ru/blog.php?b=273473&langid=5, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1218850
Julio César, el implacable y astuto conquistador.


Por eso, Querofonte no podía ser menos. Resolvió una cuita que le carcomía por dentro. Milagroso y redentor, sería reparar esa duda que le roía, como decíamos el alma. Consideraba a su amigo Sócrates, un dechado de virtudes, pero ¿era el hombre más sabio del mundo conocido? Sus discrepancias con los sofistas, los demagogos de nuestros días, a los que ridiculizaba con su método, le procuraron muchos enemigos. El pensador se consideraba un partero, que nos acompañaba con preguntas para que alumbráramos y entendiésemos nuestras  propias contradicciones. Guiaba a los presuntos sabios, con el fin de conducirlos hacia su ignorancia. Con todo, volvamos a Querofonte, que se planta ante el oráculo; una pitonisa se esconde tras una tela que nadie osa atravesar - ¿Es, oh, Oráculo, Sócrates el hombre más sabio de nuestro tiempo?- Se disipó la pregunta en los labios de Querofonte, por la congoja que le producía hallarse con una respuesta no invocada ni soñada. 


De Universidade Federal do Espírito SantoVitória [1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1180735
Las ruedas de la fortuna en la Edad Media. 


La respuesta por el contrario, confirmó lo que sospechaba: Sócrates era el hombre más sabio de toda la Hélade. Pero las pitias como sabemos habían de interpretarse. Casi siempre encerraban una paradoja. Por eso, fue preguntando el famoso filósofo allá y acullá. Con sus pies menudos, y la amenaza de Jantipa, su esposa, que le consideraba un buen diletante. Pero el gran filósofo llegó a la conclusión de que estaba rodeado de sabios pretenciosos, que henchidos de vanidad, fingían saber. Y él, que reconocía la fragilidad de su conocimiento, adujo como conclusión el famoso, "sólo sé que no sé nada". La humildad y la realidad del sabio, para reconocer que su inmensa, sabiduría, no era más que una gota de agua en el inmenso océano de nuestro desconocimiento . 

También Esquilo, el famoso dramaturgo se dio de bruces con otra de las paradojas de las pitias. Había consultado al oráculo de Delfos las cuestiones más perentorias para un autor teatral. ¿Será exitoso mi "Agamenón"? Sin embargo, tan preocupado estaba por esos asuntos  paranormales, que el dramaturgo no conforme con saber sobre  amores, amistades o las vicisitudes más cercanas de un drama suyo en ciernes de ser estrenado, preguntó al Oráculo por cómo se produciría su muerte. Nadie lo quiere saber, le repone el oráculo. - Nadie no,  a menos que yo sea nadie. - Precisa a quien se halla escondido entre cortinas. Preferentemente una mujer, que lanza pitias, esas frases enigmáticas que se pueden interpretar de miles de formas. - Se te caerá la casa encima.

  


De Zde - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=62073855
Una pitia, leyendo en lo más hondo de un plato.



Desde entonces, nuestro dramaturgo, presa de una fiebre inusitada, se muda a un chamizo de estructura endeble. Busca cobijo en la bóveda celestial. Reclusión y ayuno, varado como un santón en medio del campo, a fin de no dar cumplimiento a aquel vaticinio. Por un  momento creyó que había burlado a su cruel fortuna. Ufano paseaba cuando una ave rapaz, que surcaba los cielos gracias a las sutiles ondas de las brisas mediterráneas, se adentró en la escena con una tortuga como presa. A fin de engullir la carne de la tortuga, necesitaba lanzar contra las rocas al galápago para romperle su caparazón, la casa del galápago, con  tal rebozo para las Moiras, que cayó sobre la cabeza de nuestro desgraciado Esquilo. Él muere en el acto por aquel impacto. Nada se resiste a la estela confusa que sigue el telar de nuestras Moiras.. Confusa, porque se manifiesta de forma poco clara a guisa de pitia.  Reseñemos, que el águila había confundido la calva de nuestro protagonista, con una roca



De Marcello Bacciarelli, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=52742776
Alcibiades y Sócrates, el hombre de acción y el gran
sabio. 


(1) El gran Camilo José Cela en su fabulosa novela, El tobogán de hambrientos, nos sorprende con su "un echadora de cartas". Porque nadie confiaría en las runas de su futuro en un echador de cartas, el protagonista feminiza en su tarjeta de presentación su dedicación laboral.  La Ministra del ramo de igualdad, nos dirá que el escritor avanzó un ideal de justicia lingüística. O quizá no, puesto que si nos tomamos en serio el lenguaje inclusivo, debiéramos decir "une pitonise". 

Esto que podría ser gracioso, no lo es tanto. Recuerdo la anécdota de un familiar mío, profesor de economía en Argentina, que era el tutor de un animosa muchacha feminista. La susodicha le presentó una tesina, escrita en ese malhadado lenguaje inclusivo. Al principio se lo tomó como un reto. Averiguar lo que decía, pero una jaqueca se lo impidió. Cuando rehusó corregírselo, la moza de inusitadas virtudes, lo denunció al rector, por trato discriminatorio en el lenguaje. No me extraña que algunos hayamos perdido cualquier esperanza, incluido mi primo Francesco.  





  

Comentarios

  1. jajajajaja, empiezo por el final. me ha hecho gracia lo de la moza.
    Y de Cela una frase para la posteridad: "Yo no doy consejos, que la gente se equivoque sola"

    Y a lo que vamos. Déjame ceñirme con autores más cercanos, ceñirme a Juan Eduardo Cirlot, que nos dice sobre la Rueda de la Fortuna que al final, y eso me da esperanza, expresa el equilibrio de las fuerzas contrarias de comprensión y expansión, el principio de una polaridad.

    No se si nuestra vida es un presente continuo, o el castigo de un pasado, que también podría, si intuyo que la historia tiene un punto de repetición, pero no porque hayan unos hados puesto atención en que así sea, sino porque el ser humano nace con una "tara" que no puede dejar de evitar. Esta "tara" la tienen muy presente en la cultura filosófica oriental, y no es más que el "deseo".

    Es indudable que, si por aquellas dominamos este, el deseo, la Fortuna nos será propicia, sin lugar a dudas, pues no debemos poner en duda que es el origen del sufrimiento.

    Nuestros deseos se pueden resumir en tres, los que conocemos : poder, sexo y dinero, más uno que nos viene añadido con la edad: tiempo cronológico existencial.

    Un abrazo de todo corazón y que los Reyes Mágicos nos traigan un apaciguamiento del "deseo", sólo así, creo, la Fortuna nos será propicia, sin necesidad de recurrir a Arcanos ni Pitonisos. Estoy convencido.

    Salut ¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espléndido, Tot, te ha salido muy filosófico. Casi has forjado un aforismo por cada párrafo
      Y es verdad que el deseo y la pasión nos vuelve vehementes. Creemos obtener lo anhelado y en lugar de júbilo, nos sobreviene de nuevo esa sensación de vacío. Es la diferencia entre ser y tener. Aunque también Alfredo de Cinema Paradiso, le aconsejaba a Toto que todo lo que hiciese, lo hiciese con pasión. Cómo decirte quete 'deseo' unos felices Reyes. Espero que en cualquier caso los tengas con la mayor dicha posible.

      Eliminar
  2. He disfrutado, Sergio, con tu texto que es tan interesante como divertido, así como instructivo pues me ha enseñado cosas que desconocía como las anécdotas de Querofonte o la maldición sobre Esquilo cuando le cae la tortuga encima.

    Tus reflexiones me han llevado al tema de las profecías autocumplidas cuyo interpretación es sumamente interesante. Las expectativas que tenemos sobre algo nos condicionan y pueden ser causa de que terminen cumpliéndose. En mi propia experiencia lo veo continuamente. Creer en el éxito puede ser causa de que termine llegando; creer en el fracaso puede ser lo que lleve a que se consume.

    En mi carrera como profesor no he tenido mucho éxito vaticinando, sin embargo, el futuro de mis alumnos. Muchas veces he sentido que había en ellos predisposiciones que les harían llegar a desarrollar unos valores o cualidades o virtudes que yo detectaba. ¿Se puede intuir a un futuro escritor? ¿A un futuro dibujante, a un futuro músico? Mi olfato no fue muy bueno pues creo que he fallado siempre en ello. Alumnos brillantes terminan llevando una vida gris y alumnos grises terminan por llevar una vida brillante. No fue mi intención sino fomentar en mis alumnos lo que consideraba sus virtualidades, me sentí como un alentador de talentos escondidos pero, en lo que yo conozco, no acerté en la inmensa mayor parte de los casos. La vida es fundamentalmente azar, no le veo ninguna lógica previsible. A veces se acierta y a veces se falla. Admiro la determinación de Julio César aunque tuviera que "untar" a los oráculos, pero no le sirvió ante los idus de marzo.

    Ante el futuro inmediato o el que sigue al inmediato, no tengo ninguna predicción sobre qué va a pasar ni si llegaremos alguna vez a recuperar la normalidad, pero temo que dentro de los futurólogos que hablan tampoco hay sino palos de ciego, creo que vamos en un tren con el conductor dormido o aletargado y no tenemos ni idea de adónde vamos.

    Saludos de dos de enero. Ya el año ha cumplido dos días.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus reflexiones, Joselu. Y el detalle de las idus de marzo, no se te ha escapado. En economía las profecías autocumplidas son claves para aquellos teóricos que creen que nos movemos en la más absoluta incertidumbre. El aparato estadístico sirve en periodos estables y en la medida que los analistas, tenemos expectativas parecidas, porque usamos las mismas herramientas. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?

      La vida nos puede conducir por tantos caminos, que es difícil intuir las inclinaciones de tus alumnos. Infinitas influencias, y los que parecían grises en una época, emcontraron su determinación en otra, transformándose en bellos cisnes. Y es verdad, que nos adentramos en un periodo, cuyo tren se mueve por los impulsos de un conductor dormido o aletargado. Pero como muy bien decías en tu post, la vida está llena de contrariedades y lucha.Por más paraguas que nos imagimemos y nuestra propia molicie, no nos permita ver, que estamos sumidos en un mundo de contingencias, en el que nada está asegurado ni podemos tomar por seguro. Feliz año, Joselu.

      Eliminar
    2. ..."¿Qué fue antes el huevo o la gallina?..."
      Bueno, aquí llegamos a respuestas sencillas (aunque esto parezca de intrincable respuesta) para dos colectivos diferentes.
      El colectivo religioso, independientemente de cual sea esta la causa de su devoción, te dirá: la gallina, porque Dios creó todas las cosas.
      El colectivo científico, independientemente de la causa que estudie, te dirá: el huevo, porque este eclosionó por evolución debido al ADN y las características de aquel momento en humedad, oxigeno y etc, etc.

      La realidad es que todos son especulaciones, y que estas son tan sólo probables.

      Cada uno de nosotros podemos hablar de la Fortuna tal cual nos va, y te pondré un caso que me pasó hace mucho tiempo, pero es real.
      Quiso un día que pasara por delante de una Administración de Lotería. En su puerta, y con un montón de décimos en la mano, había un señor que me ofrecía el 26013. Lo recuerdo perfectamente. Llevaba el dinero, mil pesetas de la época. No era poco. Mi economía me lo permitía. Pero mi intención era acabar de pagar una factura de unos productos que había comprado el día anterior, y que el empresario me había fiado con la palabra de que le pagase el resto al día siguiente. Le había dado un apretón de manos y le había confirmado que no le fallaría. Llevaba el dinero justo para acabar de pagar lo que debía, y no podía sacar de allí las mil pesetas (insisto en que era mucho), y dejar mi palabra incumplida. No compré el décimo, y estuve tentado, siempre me gustó el 13., y el primero era su doble. Pagué al mayorista tal como prometí. El sábado se produjo el sorteo. Primer premio: 26013, ocho millones de pesetas.
      Y ahora la pregunta: ¿Soy un desafortunado por haber dejado perder ocho millones que en esa época era el valor de un par de pisos en medio de Barcelona?, o ¿soy afortunado porque siempre he mantenido mi palabra, no he roto una promesa, se me han abierto las puertas, y habiéndolas pasado como todo el mundo, mal en temporadas, he salido con bien de todas y me puedo mirar a la cara?

      La Fortuna se la crea uno mismo, creo. Lo sencillo, lo fácil, es creer en la predeterminación, eso evita que tomemos decisiones y nos sintamos responsables. Pero somos libres, y por eso, estamos condenados.
      Perdón por el rollo.

      Eliminar
    3. Qué rollo, Tot, si me parecen increíbles tus reflexiones. Y lo del huevo y la gallina. En mi caso me refería a las profecías autocumplidas. Se cumplen porque analizamos la realidad los agentes con los mismos moldes o es que esos moldes son capaces de aprehender la realidad.

      Me sorprende tu integridad, y el haber resistido la tentación. Porque sabemos el desenlace, que de antemano te era completamente desconocido. Pero esa actitud, de pies bien plantados en la tierra, te habrá salvado en otras ocasiones, en las que los cantos de sirena de una belleza indecible, te habrían arrastrado a la ruina. Podemos decir que la fortuna te fue esquiva una vez y que gracias a tu sentido común, te sonrió en más ocasiones. Yo no creo en ella, ni en haya nada predeterminado. Te mueves como decía Ortega en un mar de circunstancias y entre ellas, tú tienes la decisión. El libre albedrío, sus teorias y diferentes corrientes, más que debates bizantinos, tienen una enjundia exquisita. Seguro que en alguna ocasión aparecerá entre la bruma de nuestros post.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Sociedad de la Niebla

C asi en la noche de los tiempos La vuelta al mundo en ochenta días , nos metió los demonios de las prisas y el encanto de viajar por el mundo. De la tierra a la luna , mi preferida, había avanzado más de un siglo la posibilidad de que el hombre hollase nuestro satélite. Muchos científicos se frotan todavía los ojos por lo próximos que estuvieron sus cálculos ¿Cómo lo hizo? Se preguntan sesudos.  Con todo, Julio Verne lucía esquinado en mis anaqueles, cuando Manuel Ontiveros me sacó del amodorramiento. - ¿Nunca te has preguntado por qué se adelantó tanto a su tiempo? - Señaló jubiloso a la parte más arrumbada de mi librería, a los ejemplares de Verne. -           Tenía una imaginación proverbial. -           Podría ser.-   me dijo enigmático Manuel, que parpadeó gozoso porque todavía me tenía enganchado con el misterio sobrevenido.- Pero podría ser por otra cosa. En Veinte mil leguas se adelantó a la invención del submarino ¿ Tampoco te lo has preguntado,

Los comienzos del más grande

E l micrófono valorado en más de un millón de dólares>> secretaba el televisor, que se hacía eco de un reportaje dedicado a un  cantante muy famoso. Nosotros en el duermevela de la siesta, alzamos atraídos por la noticia un párpado, para que se nos revelasen  las formas del instrumento, pero apareció aquel bulto envejecido. Antaño había producido la dicha en millones de sus seguidoras y  tuvo en el hito del Teatro Paramount , una de sus paradas en el camino de la fama. Aquella noche en cambio, el fenómeno iba a actuar en el Santiago Bernabéu . A todos los italianos les brillaba una sonrisa al escuchar su nombre, pues a pesar de los esfuerzos de su madre, una genovesa que según la leyenda renegaba de su orígenes, Frank Sinatra nunca renunció a aquellas amistades de barrio y a otras más comprometidas y menos recomendables ( Salvatore Giancana , mafioso que controlaba el ocio nocturno en varias ciudades, entre otros).    Al fin y al cabo, Frankie era un medio italiano

El anillo de Valentino

H ace mucho tiempo había escuchado una historia sobre la muerte de Rodolfo Valentino,  que nos inquietó. Danzaban las luces de las linternas en nuestros rostros por un inoportuno corte de luz que había provocado un huracán, de las decenas que habíamos soportado en Cayo Largo en los últimos años. - Era el ídolo de vuestra abuela, y cuentan que hubo muchos suicidios entre sus admiradoras, tras conocerse su muerte. En los reportajes de la época, unos camisas negras quisieron hacer los honores al féretro, pero los contrarios se opusieron, por lo que se armó una gran trifulca.  El gran Rodolfo Valentino en plena ola de éxito. -           ¿Unos camisas negras, tío? – Pregunté con mis ojos abismados en el miedo más absoluto. El huracán y esos espantajos del pasado, tan presentes en aquella estancia.  -           Sí, de Mussolini, pero no murió de una peritonitis.- Nuestro tío acrecentó el misterio con las cejas arqueadas. – O sí, pero provocado por un anillo.  Cuentan que