Igual que las pesquisas de antaño, los autores del rescate de este prontuario de artículos de Manuel Chaves Nogales, comenzaron a indagar en los márgenes de un trabajo de investigación de periodismo. Se hacía mención en el mismo y a pie de página, de unos artículos publicados en la revista mexicana Sucesos y posteriormente por la inglesa Evening Standard. Atar cabos con el fin de llegar a la conclusión, sin tenerlos en las manos, que se trataba del colosal periodista sevillano. Citas y huellas que dejan rastro en otros trabajos de investigación, sirven a guisa de novela de intriga y de introducción a Defensa de Madrid. De manera insospechada, aparecen secretos revelados a la luz de flexos, horas de búsqueda y correos electrónicos que se entrecruzan, para que de la biblioteca de una universidad alemana, emerja el tesoro de un Antártida perdida en forma de todos los artículos del autor sevillano traducidos al español, menos uno. Es así como nace este interesante libro de uno de los maestros de nuestro periodismo y que prologa de forma brillante, como no podía ser de otra manera, Antonio Muñoz Molina.
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Tropas franquistas merodean por el extrarradio de un Madrid, que creían cerca de ser tomado. |
Manuel Chaves Nogales volvió a estar de moda por esa ecuanimidad que lucen sus escritos acerca de nuestra guerra(1) o la caída de Francia en 1940, y que le valieron en su época el desprecio. Pese a hallarse mientras los escribía en pleno ojo del huracán, Don Manuel acierta de lleno en sus análisis y se juega el pellejo con valentía. De Goebbels por ejemplo, al que entrevistó en 1933, dijo que le adornaba una sonrisa cínica, que no le llevó a engaño pues vaticinó su locura sectaria:" Es de esa estirpe dura de los sectarios, de los hombres votados a un ideal, con el cual fusilan a sus padres si se les pone por delante" Traigamos a la memoria, que doce años después, los Goebbels administrarán cianuro a sus propios hijos, cuando en el búnker muere un nazismo hecho escombros.
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Toda una aventura editorial, hallar esta reliquia editorial.´ |
Volvamos a Madrid, y a la época en la que posiblemente escribiese estos artículos(Noviembre de 1936, comienzos de 1937). No es difícil imaginarse entonces al maestro coger su sombrero Philby, ajustarse el nudo windsor de su corbata, para salir a enfrentarse a una grisalla de monos azules. En plena borrachera en la que aparece una urbe desclasada, y se ha socializado la imprenta de su diario, Don Manuel merece la reverencia de sus obreros. No en vano, cuando veinte años atrás viajó por toda Europa en avioneta, no crucificó al régimen bolchevique. Sí, que entrevió el trasfondo de perversidad de aquel régimen, para el que le leyera con más hondura sus crónicas y no se quedase en la superficie. No eran diablos con rabo aquellos comunistas, sino algo peor. Y eso que los bolcheviques se esforzarían para que tan notable reportero viese lo que quería el partido que alcanzasen sus ojos. A Chaves Nogales no le confundieron. Sin embargo, muchos intelectuales cayeron en esos trampantojos visuales, que perfeccionaron las aldeas Potemkin de los zaristas(2) y a los que eran tan proclives en el Buró del partido.
Por esas fechas, a Madrid han llegado los truenos de los obuses del Cerro de Garabitas, que las tropas franquistas disparan a la misma hora, con ánimo funcionarial, los aviones italianos y alemanes que bombardean casi sin oposición hasta que lleguen los chatos y hace un frío de cojones. Sobrecogido, Don Manuel no renuncia a pisar la calle, que tanto ama, a pesar de que los viandantes cuando comienzan las escaramuzas, vuelan raudos por las aceras en busca de protección. En sus rostros se dibuja el pavor. El periodista sevillano gastará alpargata, incluso en semejantes circunstancias. Son famosas sus disertaciones a propósito del periodismo que gusta hacer al maestro.
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Un pepino, como se llamaba popularmente a los obuses, rifa la muerte. |
Como reitera a sus pupilos, hay un periodismo de alpargata, y otro, el de los cuatrojos, que solamente mueven el carril de su Remington. Lo más, se bajan a tomar un café, que alternan con varios cigarrillos, una bruma de tabaco los envuelve, y la claridad del día les hiere como si fuesen vampiros. En la cabeza de todos está ese Nosferatu de Murnau que fue la mejor estrategia para que las muchachas se te agarrasen fuerte en medio de la proyección, porque habría asustado a cualquiera. Matías, su inseparable Matías, en cambio, prefería emborronar sus cuartillas con una pluma bastardilla, pero sin salir de la redacción, ni siquiera para tomar aquel café. - Las buenas, las reservo, Don Manuel, para los acontecimientos históricos. – Enseñaba sus dientes pochos, y al borde de los sesenta, a Matías le clareaba la coronilla. La leyenda decía que dormía en la redacción, pues a cualquier hora que fueses, surgía su sombra como la del Nosferatu de Murnau, que todavía seguía en cartelera. En ese Madrid no había mucha variedad en las salas de cine. Mucho cine ruso, El acorazado Potemkin, La Revolución de Octubre de 1917, en las que Eisenstein falsea muchas tomas, para disfrazar una revolución de propaganda. Con todo, Matías nunca iba al cine; solamente abandonaba la redacción cuando llevaba todos los días una flor a la tumba de su mujer en la Sepulcral de San Isidro. No habían tenido hijos.
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Para qué cojones trabajará a su edad.
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Los carteles de El acorazado Potemkin salpicaban el callejero madrileño. |
Los tipógrafos, además de sindicalistas, estaban hasta la coronilla de Matías, de su joroba, su letra ilegible y deseaban que se jubilase. Seguían rumiando el rosario de quejas al señor Chaves Nogales, que no entiende qué clase de solidaridad obrera es ésa, que no comprende de la soledad de Matías. Él es capaz de ver más allá. Sus artículos han producido más escozor que la sarna en aquellos días. Cualquier día lo fusilan, por decir la verdad. En ellos rezan cosas del estilo a que: "El pueblo en armas ha fusilado a los militares que han caído en sus manos y luego se ha puesto a hacer la guerra improvisando el más incongruente ejército del mundo; un ejército en el que las virtudes militares son consideradas como delitos. " O ataca a figuras señeras que conducen a la masa al abismo: "Largo Caballero ha recorrido los frentes de la Sierra disfrazado de caudillo tropical, cubierto con un inverosímil sombrero de alas anchas y armado con un rifle."
Puesto que son siempre copados, y no les queda más remedio que dejar de falsear sus partes de guerra, una alocución de radio camufla las derrotas evidentes. Las manadas del Frente Popular huyen a escape de todos los lugares, ya que no existe disciplina. Son repliegues tácticos dice la voz profunda que se alterna con las soflamas de la Pasionaria en Radio Madrid. En un santiamén, las tropas moras se encuentran en las postrimerías de la gran ciudad. Nadie cree a nadie. Los anarquistas lanzan quizá demasiado tarde un eslogan: "Disciplinemos la indisciplina". A esas alturas, por lo menos no han fusilado las turbas a Vicente Rojo, que será la materia gris que organice la resistencia heroica de Madrid, junto a un General Miaja(3)Todo este cúmulo de circunstancias, con ese ojo crítico inigualable, lo pone en evidencia Manuel Chaves Nogales, que no se arredra.
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Caricatura de Nosferatu realizada por un dibujante de la Place du Tertre, en París. |
A Don Manuel por tanto, no le sirven los paños calientes sobre la violencia y genocidio desatado en ambas retaguardias. Además cree que en esos excesos llegará la condenación de los restos de una República, que dejó de estar amparada por la ley y consiente los abusos propios de la barbarie. Leer esas reflexiones de alguien que fue testigo directo de los acontecimientos, y que no los dora de propaganda, conmueve, más si tenemos en cuenta que se jugaba el gaznate. Chaves Nogales se consideraba un pequeño burgués de izquierdas. Liberal y republicano, pero que como Ortega en su famoso artículo, proclamaría en referencia a esa República que: ¡No es esto, no es esto! El gran cronista sevillano merece ser reivindicado como figura de ecuanimidad, que huye de la trompetería propagandista y que por supuesto, la memoria histórica jamás reivindicará. Si los justos algún día acompañasen a Dios en cualquier juicio, estoy seguro que Don Manuel estaría sentado a su lado.
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Chaves Nogales y su esposa. |
Manuel Chaves Nogales actualmente está de moda, incluso en Sevilla han puesto su nombre a un Instituto de Secundaria por votación de las familias, pero su posición sigue siendo problemática en el conjunto de la política española y sus tendencias más destacadas. Chaves Nogales hubiera sido fusilado si no se hubiera ido a tiempo de España, y actualmente sería nuevamente tiroteado dialécticamente. Su punto de vista es contrario a todas las tendencias dominantes, a las del PSOE, Podemos, nacionalistas varios, y, por supuesto, las de VOX y del PP. Su brillo actual es como el de Suárez cuando falleció. Muchos homenajes pero nadie dispuesto a continuar con su filosofía audaz por el entendimiento. Chaves Nogales fue un hombre clarividente que tuvo que huir de una España radicalmente enfrentada en dos facciones -había muchas más, pero para abreviar- para sobrevivir. Andreu Nin era revolucionario y fue desollado vivo. José Antonio fue fusilado. Para sobrevivir había que ser oportunista y estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. Antonio Machado fue un superviviente desdichado al que se le rinden muchos homenajes porque nunca se arriesgó a salirse del guion que le habían escrito, igual que hizo su hermano Manuel en el otro lado. Salirse de guion es muy peligroso en esta España tendenciosa. Ayer vi una gran película de Isabel Coixet, una cineasta que se sale del guion. Su premio nacional es pura fanfarria porque la consideran de su de su cuerda pero no lo es. La fusilarían en determinadas circunsancias unos y otros. En este país hay que estar en el lugar oportuno, y Chaves Nogales no lo estaba, por eso huyó, como Federico García Lorca que huyó de Madrid creyendo que en Granada estaría más a salvo. Lo hubiera fusilado unos u otros. Era diferente. Saludos cordiales.
ResponderEliminarEs lo que me fascina de Manuel Chaves Nogales, Joselu, su valentía para no esconder la verdad en sus artículos y crónicas. Pesase a quién pesase, aparte de una clarividencia fuera de lo común. Predijo sin llegar al estrambote, y a pesar de que los bolcheviques guiaron toda su visita, las enormes grietas de un régimen totalitario. Conviene leer bien esas crónicas, que en su tiempo se interpretaron como un refrendo de los soviéticos, porque no hacía caricatura de ellos. O el entrever la perversidad de los nazis antes que nadie. Por no hablar de los acontecimientos que precipitaron la caída de Francia, cuya lucidez no ha sido superada todavía por ningún historiador. En fin, como dices, también Coixet se encuentra en esa tierra de nadie. Qué difícil es mantenerse en la ecuanimidad, cuando el precio a pagar es tan alto. Ellos lo hicieron y hacen. En el caso del sevillano, la voz de sus escritos, se eleva con altura moral sobre tanta fanfarria. Un placer tenerte, Joselu.
ResponderEliminarNo puedo contestar como deseo por el móvil.
ResponderEliminarHay un problema serio en le barrio donde vivo con la línea, llevamos cuatro días sin ella.
Un abrazo.
No te preocupes, Tot, me encantó tu entrada del arte como arma de persuasión. Impagable.
EliminarAhora me ha venido un poco de cuerda de internete.
ResponderEliminarConocía a MCH N por boca de Lluis Bosch. Leí el libro, me costó encontrarlo.
Tengo que estar de acuerdo con JOSELU.
Hoy nadie acepta escuchar aquello que le incomoda, y este hombre incomodaba al hablar.
A grandes rasgos le pasaría lo que le ha pasado a Gregorio Morán, nadie le quiere a su lado, y nadie paga para que después se le acuse.
Y a eso tendríamos que ir a parar, hoy los periódicos no dan noticias, sino que trasmiten opinión. No hay periodistas, hay informadores.
No hay diarios independientes, todos viven de la propaganda, las subvenciones del estado (El borrador del Real Decreto-ley de medidas económicas complementarias para paliar los efectos de la Covid-19, que se encuentra actualmente sobre la mesa del Consejo de Ministros, y que prevé aprobar este martes, 3 de marzo 2020, incluye una subvención de 15 millones de euros para las televisiones en abierto).
Antes, un diario que se preciara se decía "Diario Independiente", hoy son más honestos, lo han suprimido de sus cabeceras.
Salut
Completamente de acuerdo, Tot, esa inyección de quince millones compró voluntades. Y el lobby de la prensa escrita vuelve a la carga otra vez, y reclama nuevos subsidios que palie la reducción de ingresos. Leo a Gregorio Moran en Vozpopuli, y no solamente es una delicia escuchar las reflexiones de un verso libre, sino que también en cuestiones de estilo, tiene ese venero que nos demuestra que no se escribe como antes. Chaves Nogales corría incluso más riesgos por decir la verdad, en ese Madrid de claros redobles belisonos.
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