Tenía tanto los dientes como el rostro roídos por el mismo cansancio. Ojos hundidos, tras unos quevedos, y las respuestas llenas de ironía. La entrevista se habría producido en cualquier parte de los Estados Unidos de América. – Si me pasase algo, sabe Stalin, que saldrían muchas verdades a la luz que no le dejarían bien parado. – El aparato que grababa la entrevista, seguía girando mientras resistía la fuerza de una mirada atónita. Stalin podría lanzar miles de cortinas de humo, con las que dar la vuelta a una verdad, por lo que no me resultó difícil imaginarme las risotadas que le provocarían al camarada número uno, la afirmación de Alexander Orlov. El tipo al que me enfrentaba con preguntas como mi único arma, había sido uno de los fontaneros más serviciales y despiadados del NKVD. Hombres que garantizan que el sistema siga a flote, a pesar de sus miles de perversiones y agujeros. Como dijo un historiador occidental, el miedo es el verdadero motor de la historia. Yo creía por entonces más en la incompetencia.
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Alexander Orlov, el sicario de Stalin. |
Orlov, que pasaba por un funcionario pudoroso, había sido uno de los hombres de Stalin en la Guerra Civil española, a los que había repudiado más tarde. Con gran perplejidad, Orlov había acogido la purga de Mijail Koltsov. Los diarios de la Guerra Civil española de Koltsov se antojan imprescindibles. Y Alexander me lo reseñó enseguida, mientras se limpiaba los cristales de las antiparras, que se le habían empañado. – Si a ése se lo cepillaron, qué no harían conmigo. Era se decía, la voz de Stalin.
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Ficha de Koltsov, en el NKVD. Su suerte estaba echada. |
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Entonces usted tuvo algo que ver con el
asesinato de Andreu Nin.
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Nada que ver, caballero. Yo simplemente
trabajaba para el servicio de información del NKVD y nunca me manché las manos de sangre.
- ¿Se reafirma en que fue un funcionario probo? – Me miró unos segundos mientras el olor de sus Murattis, impregnaba la estancia. Y rondó por mi mente su historia. Esos crímenes de los que se acusaba a aquel lobo, al que solamente le faltaba aullar. Se presentaba, con todo, con el aspecto de un inocente ratón de biblioteca, pero sus crímenes tenían una aureola legendaria.
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Periódico del POUM, con el que batallaban en el campo ideológico. |
"¿Govierno Negrín? ¿Dónde está Andreu Nin, en Salamanca o Berlín?" Por toda la retaguardia popular salpicaban las mismas reflexiones. La propaganda estalinista actuaba para poner en entredicho la figura del dirigente poumista. No en vano, su desaparición se había convertido en un escándalo mayúsculo para el gobierno del Frente Popular, que se debatía en una guerra atroz. Esos disolventes de la lucha interna, habían constreñido la capacidad de lucha y llevarían a la derrota al bando popular en nuestra Guerra Civil. Andreu Nin pertenecía como hemos dicho a un partido, el POUM, que se había convertido en algo mucho peor que herético en la URSS de Stalin, en troskista. El máximo dirigente no dio tregua al viejo revolucionario, ni siquiera en su exilio, hasta que Ramón Mercader lo asesinase con un piolet, sin embargo, eso sería otra historia.
Andreu Nin había sido secuestrado para el ajusticiamiento, por su deriva troskista, y porque defendió que la Guerra se podía hacer al mismo tiempo que la revolución. Tesis contraria a la de los comunistas, con los que creyó que se podía divergir, pues el revolucionario catalán se había formado en las escuelas ideológicas de la URSS. Mal cálculo que le costó la vida a Nin. Para terminar de empañar su nombre y justificar su desaparición, aparecieron unas maletas con mapas y planos secretos, que supuestamente como espía del franquismo y de los nazis, iba a entregar a los mismos. Un montaje absurdo. ´Aunque convenció a las bases, que llenaban de pintarrajos las paredes de medio país, que a los más pulcros con el lenguaje nos asaltaban por sus evidentes faltas. "¿GoVierno Negrín? La diplomacia extranjera exigió no obstante, pruebas que no incriminasen al ejecutivo del Frente Popular en la desaparición del dirigente del POUM. Creían que Negrín estaba en connivencia con lo peor de los aparatos represores de la URSS.
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Comité de actividades antiestadounidenses, por el que desfiló una plétora de espíritus subversivos. |
En años posteriores descubrimos que Nin fue llevado a Alcalá de Henares, donde el probo de Alexander Orlov, tras días de tortura, lo desolló vivo y murió para ser enterrado en las cercanías del río Henares. Contaban las mismas leyendas del rey Asirio Asurbanipal, que forraba las paredes de su palacio y de su biblioteca, con la piel de los adversarios. Otros testimonios sitúan a Nin en las otras dependencias que tenía la NKVD en El Pardo. Dónde se hallan sus restos, constituye uno de los mayores misterios de nuestra guerra, y en el que la memoria histórica nunca indagó. Quizá porque sea un tema comprometido. Continuemos por Orlov. El propio Dzerzhinsky, fundador de la checa, había puesto los ojos en Alexander, como una de las promesas de sus canteras del terror. Orlov fue de los pocos que accedió a la pieza del Palacio de la Lubyanka, donde Dzerzhinsky que se alimentaba de té a la menta, estaba rodeado de legajos con los enemigos del bolchevismo: visibles, invisibles o inventados. La sangre debía correr en cualquier caso. A partir de entonces, el nombre de Orlov empezó a sonar en los cenáculos del poder bolchevique. Hasta que se fugó con unos papeles, que como me reiteraba en la entrevista, podían hundir en la iniquidad más absoluta a Stalin. - No me cree, jovencito. - Me dijo desafiante con sonrisa de cocodrilo mi entrevistado. - Tengo papeles para enterrar a todo el bolchevismo. Si me pasase algo.
- - ¿No cree que exagera?
- - Pruébenme. - El odre que seguía fumando un Muratti, me guiñó el ojo. - No seré un cordero como Trostky. El silencio nos conviene a todos. Y si usted trabaja para ellos.
- Ni mucho menos, caballero, qué insinúa.
Quizá el papel por el que Stalin quisiese borrar a Orlov del faz de la tierra, fuese el que jugó en su intervención en el traslado del oro republicano a Moscú. Se supone que como pago para unas armas que dejaron de llegar en la cuantía que había sido prometida, y con la excusa de que no cayese en manos fascistas, esa fortuna desapareció con la colaboración dicen de Negrín, que regentó por entonces la Presidencia del Consejo de Ministros del Frente Popular. Stalin pudo borrar cualquier rastro, menos el que suponía Alexander Orlov. Después de esta entrevista que dio para mi periódico el Inquire, sentí que me seguían varios personajes. No sé si de la seguridad interior o comunistas. ¿ Hasta Cleveland llegaba la sombra alargada del stalinismo? Un periodista principiante que había sido utilizado por Orlov como trampolín para lanzar una advertencia a alguien.. ¿A quién? ¿Al propio Koba(1)? Quise indagar más, por ese entonces no tenía familia, pero Stalin murió unos días después. Dicen que de una apoplejía, de la que no fue atendido por temor o vendetta de su círculo más cercano. Volví a ver a Orlov que me aseguró que el líder supremo había sido envenenado, y aunque él se quitase a su verdugo de encima, no le convenía bajar la guardia. Desde entonces no volví a encontrarme más con él. Así se lo aseguré al HUAC Comité de Actividades antiestadounidenses y me reitero en lo dicho. Que del personaje me atrajo su leyenda sanguinaria. Y lo común que me pareció luego. Soy Leonard Wachovski, periodista cuyo nombre he inventado por razones obvias.
(1) Sobrenombre de Stalin y que hacía referencia a su carácter de acero. Despiadado como el acero, añadamos.
D
Ciertamente carezco de la información verdadera para hacerme una idea, tan siquiera somera de semejante individuo. Te diré eso si, que me asquea y me confunde todo aquel que en nombre de un ideal (religioso o político) es capaz de matar, torturar, flagelar o dejar morir a otra persona. Pongo en el mismo saco a Orlov frente a Nin, que a los Testigos de Jehová frente a la negación de una transfusión de sangre porque el Levítico o el Deuteronomio se lo impiden.
ResponderEliminarRealicé un trabajo para la Universidad de Teología en una temática denominada Arte y Sociedad, sobre el cromatismo de los colores de Kandinsky , Moholy Nagy, Josef Albers, Johannes Itten y la escuela de la Bauhaus, intentando demostrar que el arte sirvió de técnica para la maldad, y que fue utilizado en la chekas de la calle Vallmajor de Barcelona (De lo espiritual en el Arte. Kandisky. Ed. Labor), y de como este pintor de adentraba deliberadamente en el interior del inconsciente humano.
trastornando el sentido de los prisioneros.
Te recomiendo por poco que puedas, creo que en PDF se puede conseguir, que te bajes "Como funcionaban las Chekas de Barcelona" Publicaciones del C.I.A.S. Nos podremos hacer una idea de quien era este personaje, Orlov.
No deberíamos olvidar que ste señor, Orlov, venía con la estructura soviética de stalinista, y que él (aunque después repudiado) era un seguidor de sus métodos. La Chezuicháinais Komissia, o Policía Política soviética, tuvo en Orlov un avalador en su implantación en la Guerra incivil española.
PD: Perdón. Me he ido por los cerros de Úbeda.
salut
Al contrario, Tot, me has dado con tu estupenda exposición, algunos hilos de los que tirar. El tema de las checas y Kandinsky me ha fascinado. Es verdad, que viendo sus cuadros me veía atrapado por trazos hipnóticos y musicales. Fue un pintor bolchevique. Aunque a mí me siga cautivando.
EliminarOrlov fue un tipo endiabladamente malévolo, temido y odiado a partes iguales. Y que por conocer los métodos de la 'casa', escapó. Muchas gracias por tu siempre contribución brillante, Tot y leeré las referenciss que me has dado.
Que la profesión cinematográfica española no haya abordado la figura de Andreu Nin, como uno de los personajes clave de la guerra civil y la revolución española, es altamente significativo porque supondría señalar la política represiva estalinista en manos de los comunistas que secuestraron y desollaron vivo a Andreu Nin. Por no hablar de las chekas. En el cine español hubo una ridícula película sobre las Trece rosas que era nauseabunda. Se presentó a estas mujeres como sensibles y bondadosas cuando, para ser comunista, había que ser duro como el acero. Este tema por ser mujeres y juzgadas y condenadas por el franquismo, esto sí que era buen material cinematográfico, pero el enigma de Nin, un revolucionario que estuvo en la URSS durante el periodo álgido de la revolución y la guerra civil rusa, esto no. No toca. No es conveniente. Daría alas al anticomunismo. Ya. Entiendo. Entiendo de qué lado están los cineastas. Igual que clama al cielo que no haya una película sobre José Antonio, no digo que hagiográfica, pero sí que se considere su potencial dramático y el crimen que fue su muerte ya que él no había tenido nada que ver con la sublevación militar. Hay muchas cosas que no se pueden contar porque todavía se quiere no dar alas al fascismo y al anticomunismo, pero cualquiera que conozca la historia del comunismo, sabe que es el sistema criminal más grande de la historia, por más que haya habido muchos que han militado en él por buena voluntad y un deseo de mejorar la vida de los seres humanos. Stalin asesinó a más de setecientos mil comunistas en las purgas de 1937, justo cuando se produce la desaparición de Nin. Me enervo hablando de esto. Me ha gustado mucho la semblanza de Orlov, cuyas circunstancias desconocía. Un hombre siniestro, solo de pensarlo me dan escalofríos. Y pensar que la tumba de Stalin está en la plaza Roja de Moscú, siempre llena de flores, y que hay muchos jóvenes rusos que mitifican el comunismo, y se visten con sus símbolos...
ResponderEliminarJoselu, me han impresionado tus reflexiones que suscribo punto por punto. No se me ocurre añadir ni una coma, y qué razón tienes respecto a la figura de Andreu Nin, cuya historia sumergiria en un mar de contradicciones a los que quieren tejer una leyenda dorada en torno al Frente Popular. También sorprende que las chekas de Barcelona o Madrid hayan sido olvidaas por el cine actual , con la fuerza dramática que se deriva de su historia.
EliminarSoy de la opinión de que Jose Antonio merecería una película, que huyese del estrambote tanto de unos como de otros. Los primeros lo convirtieron en un icono por la falta de misticismo del franquismo y los otros, cuando abordan su figura, nos encontramos con un tipo violento e iracundo, amante de la muerte, alejado del José Antonio real. Sensible, que atrajo a intelectuales con su personalidad cautivadora. Un placer leerte, Joselu, reflexiones para encuadernar.