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Por qué no te "Callas", madre.

 -Puccini soñó con ella. No puede ser de otra forma. Aunque no coincidiesen por razones vitales y tampoco pudiese pronunciar su nombre. - Confesó Edward Johnson, cuyo mayor afán fue atraer a los mejores artistas a su Metropolitan Opera House.  Tenor retirado que como director de la famosa institución, buscaba talentos en una Europa que se desangraba en la II Guerra Mundial

-          ¿Y quién podría, maestro? ¿Cómo es?

-          Yo me lo he aprendido. Kalogeropoúlou.  

María Kalogeropoúlou, más conocida como María Callas, rechazó curiosamente el papel de Madame Butterfly para desembarcar en la largamente impetrada América. A pesar del éxito en su país, la futura diva no gozaba del pleno reconocimiento del mundillo de la ópera. La  apuesta sin duda audaz de Edward Johnson, por consiguiente, le salió rana; el rechazo de la cantante, y el espíritu de los más exquisitos. Trémolos, registros diferentes en un mismo párrafo. Los puristas no entendían ese apasionamiento de la plebe por la Callas, que también hacía mella en ellos en cuanto escuchaban a la cantante sobre el escenario. Querían luchar contra las emociones, y apelar a la razón.


De CBS Television - eBayfrontback, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=37848669
María Callas, la Divina. 

- Sí, tiene más registros. Lógico, ha evolucionado desde mezzosoprano. - Insistían con voces y sonsonetes atiplados, gustándose a sí mismos. - No soporto sus gorgoritos. 

Sin embargo, la griega tenía de aliado al escenario; el aire se erizaba entonces con una electricidad que llegaba hasta las butacas, para tocar a los más escépticos con la noble espada de la belleza.  Los defensores de María Callas  reponían al alma de perros viejos de los críticos, que solamente hacía falta escucharla y sobre todo, verla. Ellos afilaban los lapiceros en sus borradores. - Escribiré antes mi crónica, para no dejarme seducir por su encanto.-  Ese magnetismo insondable que trastocaba sus prejuicios. Por más que se empeñasen, La Sutherland, la Tebaldi, eran inmensamente buenas. Pero María Callas transformaría la ópera, cuando todo parecía inventado. No en ese año 1949, preñado de incertidumbres. La Scala de Milán, predio de Renata Tebaldi, se resistía a contratarla. 



De Mishkin Studio, New York - Bibliothèque nationale de France, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9510141
Edward Johnson, en el papel de Pelleas


Como decíamos, la tremenda tímida vivía los personajes con una intensidad desconocida en la ópera,  crispándosele  el rostro en el papel Cio-Cio San en Madame Butterfly. María había sufrido en sus carnes y sufriría  amores desconsolados, cómo no romperse con personajes trágicos.  Se le aparecía la voz, puro incordio de su madre, Evangelina  Kalogeropoúlou, que se había perdido entre el eco de los muertos, pero que le seguía recordando su alma de gorda. "Gorda, gorda". Recuerdos de esa edad, rondaba la adolescencia con los quince años, en la que otras niñas jugaban a las muñecas. ¿Lo que hubiera dado por una simple muñeca de trapo? Ella pesaba ochenta y cinco kilos, porque no se resistía a la bollería de los buffets de los hoteles. En cuanto vencía la vigilancia estrecha de la madre, el olor de los dulces despertaba en la muchacha una orgiástica amalgama de sabores sobre su paladar y una forma de combatir su soledad. Sus padres se habían separado en el año 1935, y la adolescente no veía en su madre, la eterna estatua sedente, que escrutaba sus clases de canto, sino a la mujer abandonada, que quería esconder su tristeza. Evangelina sabía que su hija tenía un don, por lo que no lo debería disipar por pura vaguería. 

"Gorda, gorda, siempre serás una gorda. Tienes en ti el espíritu de una oronda Gioconda". Años después, en la imagen gélida del espejo que recortaba el  semblante de la musa, se enfrentaba a ella misma, y a la estela de Evangelina. Parecía que hablaba sola. No, por supuesto que no. Era la remembranza de su progenitora. 




- Tú nunca me quisiste tener. 

- Así fue, amiga mía. - Con gesto acre, el perfil duro de helena que cree que en la disciplina, encuentra la virtud de una madre. Evangelina sufre además el mal de Penélope, la mujer abandonada. Junto a la frustración de la cantante que nunca acarició el éxito y el reconocimiento. No estaba dispuesta a que a María le ocurriese lo mismo. - Hubiera querido un hijo. Son más protectores con su madre. 

- Pero, madre. - Tenía una queja en los belfos. La ópera de I puritani de Bellini se iba a representar en Venecia. Uno de los lugares de peregrinaje de la Ópera. Conquistar la Fenice un sueño por hacer. Y el vago recuerdo de Evangelina, volvió a azotarle. 

- No quise tener una hija. Lo contrario sería mentirte. En el pecado llevo la penitencia. No te vi hasta pasadas cuarentaiocho horas. No quería reconocer que eras una mujer.- En ese instante la diva lloró. 

- Trabaja, trabaja y trabaja. Y cuando hayas terminado de trabajar, sigue trabajando. No importa que te encuentres desfallecida. -  Le rezongaba el espíritu de Evangelina. Hacía cinco días que le habían ofrecido el papel de Elvira de I puritani. La griega, que representaba Brünnhilde por entonces de las Valkirias de Wagner, estaba harta de la fastuosidad de esta pieza musical. Y se dieron una serie de circunstancias azarosas.  No en vano, la soprano Marguerita Carosio que hacía de Elvira en la ópera de Bellini, tenía una salud quebradiza. Dudaban de que pudiera sacar las representaciones adelante. El bel canto es un trabajo más que maratoniano, titánico. Una tarde, Callas que tenía el libreto de I Puritani retozando en sus manos, comenzó a cantar algunas estrofas, que escuchó la mujer del director de la compañía. Conocedora de las tribulaciones de su esposo acerca de la salud de la Carosio, le propuso que le hiciese una prueba a María. - La chica es muy buena.


De Ag Andras - Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11273070
Renata, la rival de María Callas.

- Lo sé, pero quedan cinco días para el estreno, mujer. - En el fondo, le fastidiaba a Tullio Serafin el optimismo desbordante de su mujer, que no conocía de límites, pero que te podía llevar al mayor de los ridículos.   

Fue así como le propusieron el papel del éxito que la convertiría en la artista más deseada por los directores de ópera de la época. Desde entonces, no habría barreras que se interpusieran para el reconocimiento absoluto de la helena. María Callas se había convertido en un mito para los italianos. ¿Cómo aprendió tan rápido un papel tan complejo? Es un misterio. Pero nos imaginamos al espíritu de la madre, repitiéndole la letanía. - Trabaja, trabaja y trabaja. Y cuando hayas terminado de trabajar, sigue trabajando. No importa que te encuentres desfallecida. Continua trabajando.- A partir de aquel rotundo éxito, se abrieron las puertas más exigentes, como la Scala de Milán, y se acabaron los roles secundarios. María temió durante toda su vida, que la soledad agriara el carácter como le ocurrió a la temible Evangelina. La soledad, como sabemos, convirtió a la diva en un ser frágil, al punto que fue carcomiéndola por dentro, para acabar de forma trágica.   




Comentarios

  1. El bel canto es impenetrable para mí, pero percibo la grandeza trágica del vídeo que has enlazado. Igual que el de la vida de la Callas hasta su trágica muerte. En ella se resume la dimensión de la artista sin igual y su fragilidad, mucho mayor que la de cualquier persona sin esos dotes. Ser artista auténtico es muy duro porque se está mucho más inerme ante la vida. La vida de un artista no es nunca pobre pero sí expuesta doblemente a la tragedia. Me atraen los artistas suicidas y la Callas parece que eligió este destino.

    Hace unos años tuve que ir varias veces a un notario para resolver ciertos asuntos. Su notaría en paseo de Gracia de Barcelona era un local como el de cualquier notaría pero había algo que lo hacía singular. De fondo siempre había interpretaciones de María Callas y mientras esperaba me dejaba invadir por la fuerza de su canto. No lo entendía mucho pero lo distinguía como algo realmente único.

    Estuve hace unos años en el cementerio de Père Lachaise pero no sabía que allí estaba su tumba. Me encantan los cementerios de París. ¡Qué mayor esperanza que se enterrado en uno de ellos...!

    Buena crónica como son todas las tuyas que nos introducen en historias recreadas con arte y amor.

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    1. Muchas gracias, Joselu, una vez más por tus sabios comentarios. Yo también me dejo embargar por la belleza del canto roto de la Callas. Que tuvo una infancia infeliz con la siempre sombra acechante de la madre. Y es curioso, que su disciplina le ayudó a abordar el papel y la oportunidad de su vida. Esa era parte de la historia que quería contar.

      En cualquier caso habría triunfado. Ella que ocupaba un amplio registro, que logró dominar gracias al trabajo que le inculcó la severa y frustrada Evangelina, añadió su capacidad de interpretación. Finalmente, se reconoció en esa mujer que sufría por el abandono y que se escondía en un carácter fuerte, para huir de su soledad. Esta es la otra parte que quería contar. Su hija, en cambio, arrostró como pudo su fragilidad provocada por ese miedo a ser abandonada ( conocemos lo que le ocurrió con el gran amor de su vida, el magnate Onassis). Hasta que al borde del dolor, acabó muriendo en soledad. Como dijera su amigo, el director Zefirelli, fue la soledad la que le llevó a ese callejón sin salida. Y siempre creyó que su muerte no fue natural.

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    2. No soy un experto en ópera, sin embargo he logrado distinguir a la "Callas" y a Alfredo Kraus de los demás cantantes de ópra. Creo que tienen lo que se llama personalidad, y que por mucho que uno no sea entendido en el tema, siempre sabe quien está entonando esa melodía.
      Tampoco se de su vida, si como acabó, pero eso por la prensa. Poco más. Tuvo una gran voz y un destino nada agradable.
      Me gusta que traigas estos temas a colación, entiendo poco de ellos, pero me agrada ver como los explicas.
      Gracias
      salut

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    3. Gracias a ti, Tot, que nos permites viajar al pasado de una Barcelona fascinante. La ópera en el fondo y en la forma tiene un afán de divertimento. A pesar de su “cochura” más compleja, no deja de contarnos historias de pasiones humanas y de conmovernos con su belleza. Como escribía Leoncavallo, ahora escucharán un squarzo della realta, un fragmento de realidad. De una dura realidad, que fue lo que tuvo que sortear buena parte de su vida María Callas, para no sentirse abandonada como la madre, Evangelina.

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