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¡Despierta, Walter!

Había dejado de tener fe. Lisboa sonaba demasiado lejana y muy hermosa, con esas luces que se habían apagado en el Viejo Continente por culpa de los bombardeos. Una Antártida inexistente o el ideal de la Atenas en sus esperanzas. Le hablaban, de vez en cuando le daban palmaditas en un rostro, con aquellas dos oquedades que se refugiaban en ningún horizonte. Unas lágrimas que adornaron el gesto de un auténtico desconsuelo. Sin duda, agradecía esa bonhomía cándida de la acompañante. - Nos tomaremos un café en el A Brasileira, maestro. Ya verá cuando nos sentemos en su terraza. - Brillaron los ojos dulces de la amiga, quizá recreando esa escena de un futuro posible y alentador. - Allí se sentó un Fernando Pessoa. - Los labios de Lisa Fittko musitaron seguidamente uno de los poemas del vate luso.¡Pobre vieja música!




De Joshua Benoliel - Arquivo Municipal de Lisboa, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4031996
El A Brazileira, café mítico donde los haya,
sueño de exiliados y de errabundos. 


Aunque quizá al moribundo ya no le emocione ni la música. ¿Qué escuchaba él de pequeño? ¿Alguna pieza de Haydn o de Mozart en el gramófono de la madre? Su cuerpo no estaba en él, sensación tan desabrida como la sudoración, mantenían su turbación.

 -          Nacionalista.  Excelente poeta, pero repleto de nacionalismo. - Una brizna de lucidez en Walter Benjamin, al que se le escapaba la existencia. Un erudito toda su vida, capaz de unos ensayos literarios canónicos sobre las distintas artes y la estética, como de discutir del futuro del marxismo en el marco de la Escuela de Frankfurt con Theodor Adorno. Sin embargo, sus acompañantes de aquella tarde, eran una pareja de amigas, que han descubierto una ruta para pasarse a España, sin demasiados contratiempos. La mujer siguió hablando del nacionalismo, esa hidra que aún en nuestros tiempos, consume Europa. 

- Muchos cayeron en esa trampa. Fue un espejismo.

- Un espejismo, del que no salimos y que acabará con todo el continente convertido en cascotes, Lisa. - Ella le mesaba entretanto los cabellos al filósofo convaleciente, al que la febrícula le subía por la tarde como un reloj, con exactitud escrupulosa. Una tiritona intensa, y los labios febles por los que asomaba un cigarrillo, que no se atrevía a encender, porque estaba tan débil, que ese hálito de vida que atesoraba el señor Benjamin, expiraría con tan sólo una calada..- No les bastó con la primera guerra. Qué ilusos fuimos entonces. Algunos la vimos como una oportunidad para derrumbar las esclerotizadas sociedades capitalistas. Pero la muerte no entiende de más capital, e intereses, que los de alimentar su guadaña. Les fallamos, Lisa, nosotros los marxistas porque nuestros amigos, los soviéticos, trajeron más guerra a los camaradas exhaustos. Civil la llamaron, pero fue internacional e incivil.  ¡ Pan y paz, qué colosal mentira! 

- Pero nosotros huiremos de esta guerra, Walter. ¿Sabes que Lisboa está más hermosa que nunca?

- Y llena de espías. El profesor Salazar, el único dictador que viste de traje como dice el New Yorker, no querrá ofender a los nazis, y nos entregará, como a tantos otros. Yo tengo muchas ideas, quizá equivocadas, pero no tengo ni un chelín en el bolsillo. 

- Tenemos amigos allí. No seas tan escéptico, nuestros amigos americanos tienen plata, Walter.

- Curioso, con las ideas no compras nada, aunque sí promuevas guerras. Las ideas pueden ser peligrosas. Tendría que haberme dedicado a otra cosa, que me llenase los bolsillos.  

- El visado temporal para atravesar España, caducará antes de que podamos pasar. Arthur también está en nuestra misma tesitura.- Se referían a Arthur Koestler, el escritor que corría grave riesgo si caía en manos de la Gestapo. Hay un atisbo de disidencia en Koestler que les enemista con sus antaño colegas comunistas. Por aquellas fechas había escrito El Cero y el infinito ( en inglés, Oscuridad al mediodía) obra que censura las purgas estalinistas de los años treinta.  Como su amigo André Gide, Koestler será apartado del paraíso soviético.   


La novela que condenó al ostracismo a Koestler,
cómo no, tachado de enemigo fascista. 


Me canso de hablar amiga, dulce y tierna Lisa. ¿Me ayudas a recostarme?

- Si la puñetera burocracia española fuese más rápida. - No sabía la amiga de Walter Benjamín, que hacía siglos, el padre del Romanticismo español - en su cenotafio se erigió este movimiento- Mariano José de Larra, había hablado en uno de sus famosos artículos, de la perentoria administración española. Vuelva usted mañana. Más perentoria si uno se moría en breve. 

 

De Photo d'identité sans auteur, 1928 - Akademie der Künste, Berlin - Walter Benjamin Archiv, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17162035
El filósofo de triste final.


Anochecía, cuando le volvió a contarle al oído, porque Walter apenas oía en su estado de delirio, que Lisboa estaba preciosa. Un tal Antonio Ferrero la había dejado maravillosa para la Exposición de los Conquistadores de 1938. La dictadura evocaba pasados gloriosos. No se había cumplido la profecía Supra- Camoens, el viejo brillo jamás volvería por mucho que hubieren predicado los autores de la Renascenza a la que por supuesto perteneció el inefable Pessoa y tantos otros. Sin duda nadie vio a Sebastián V paseando por una  ciudad remozada, gracias a la Exposición. 

Aunque no lo creamos, unas horas después,  Walter Benjamin se recupera milagrosamente de su dolencia. Atraviesan la frontera hispanofrancesa por un paso en el que no hacían muchas preguntas. Pero un diligente policía español, en virtud de unos documentos que no concuerdan, descubre que los papeles no están en regla. ¿Por qué frontera había atravesado Benjamin? Si no tiene el permiso de las autoridades galas, para abandonar territorio francés. La maldita burocracia, da igual de qué país. Su testimonio en la lengua de Racine, no se lo aclara. Con todo, en deferencia a la salud del filósofo, le permiten descansar veinticuatro horas en un hotel de Port Bou, antes de retornar a Francia y volver a estar a tiro de la Gestapo. Débil una vez más, es un cadáver viviente que solamente encuentra una solución ante semejante callejón sin salida. Walter Benjamin se suicida el veintiséis de septiembre de 1940. Pronto se cumplirán ochenta años de esta tragedia. Pocos días después, las autoridades españolas deciden pasar por alto ese detalle de la visa de salida francesa, y admiten a exiliados que no cumplen con ese trámite. Como decía Alfredo de la maravillosa Cinema Paradiso: "el progreso siempre llega tarde" Para Benjamin, trágicamente tarde. Maldita burocracia. 

Por último, no nos podemos perder el comienzo de la mítica  película de Michael Curtiz, Casablanca, en la que Lïsboa es el paraíso al que todos querían llegar. Casablanca era la última estación antes de esa tierra prometida. 





 


Comentarios

  1. Me ha gustado tu relato sobre la tragedia de Walter Benjamín en la frontera de Port Bou. Puedo entender la angustia que lo llevó a suicidarse en la perspectiva de ser entregado a la Gestapo. Su objetivo era Lisboa, la Lisboa de Pessoa, ciudad hermosa donde las haya. He estado dos veces recientemente y me he sentado en A Brazileira a tomar un café. No me importaría vivir en el barrio de Alfama aunque ahora lo amenaza la gentrificación por la presión de B&B y el turismo internacional.

    Tengo pendiente la lectura de El cero y el infinito de Koestler, tal vez lo lea ahora, tu mención me lo ha hecho tenerlo presente. Su tema no deja de ser similar al de Orwell en el interesantísimo Homenaje a Cataluña en que se plantea la realidad del estalinismo. Por supuesto luego también en Animal Farm y 1984. Orwell y Koestler fueron estigmatizados y declarados fascistas por la batería de comunistas de todo el mundo. Importantes intelectuales españoles como Haro Teglén o Vázquez Montalbán arremetían contra Orwell por cómplice del fascismo y el capitalismo. Se le difamó para desprestigiarlo. No es de extrañar que Homenaje a Cataluña no se publicara en España íntegro hasta 2003. La intelligentsia comunista lo odiaba -y eran ellos los que decidían que era lo correcto y lo que no-, el franquismo impidió su publicación, pero, por otra parte, los nacionalistas catalanes veían en este libro una afrenta contra Cataluña porque no se mencionaba su carácter nacional y se ignoraba su esencia. Un libro molesto para todos, pero que hay que leer tanto como El cero y el infinito.

    Walter Benjamin fue una víctima propiciatoria. Siento que su drama ocurriera en España. Maldito sea el funcionario que desechó sus papeles. Es un intelectual al que apreció mucho, pero recientemente he intentado leer Iluminaciones y no he podido con él. Su nivel excede a mi nivel intelectual, me sentí desbordado por el texto.

    En cuanto a Fernando Pessoa qué decir. He leído su Libro del desasosiego y me ha resultado increíble aunque es un libro para digerirlo muy lentamente, a lo largo de los años, volviendo una y otra vez a sus pensamientos.

    Una mixtura de intelectuales muy interesante tomando como eje a Walter Benjamin en la frontera española. Una pena.

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    1. Me encantan como siempre tus reflexiones, Joselu. A mi me ha interesado de Benjamin su propuesta sobre la estética y su profundo conocimiento del Romanticismo alemán. Pero es verdad que cuando se aborda su obra, su complejidad la torna en tramos incomprensible.

      Pessoa siempre me pareció un ideal literario. Poeta excepcional, gran cuentista, su Banquero anarquista parece una de las mejores paradojas borgianas, o su Libro del desasosiego, una obra fundamental para la literatura europea del siglo XX. Pese a que precisamente haya que armarse de grandes dosis de sosiego, para no decaer en el intento. Leyendo sus diarios, comprendí más a un autor que puede parecer triste. Sus coqueteos con la Renascenza,las aspiraciones con las que quería labrarse su futuro como intelectual. Me encanta Lisboa, Joselu. Viviría con los ojos cerrados.

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  2. Me ha sido sumamente complejo el leerlo, tanto que he abandoné un primer intento. Quizá ahora vuelva a la carga.
    Gracias por las explicaciones, hay algunas que desconocía.
    Una persona interesante, sin duda.
    Salut

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    Respuestas
    1. Gracias a ti, Tot. Fue un intelectual apasionante, porque abarcó muchas disciplinas. A mi me costaría más seguirlo en sus obtusas teorías marxistas, en las que incluso coquetea con la cábala, pero en sus ensayos o criticas, he sacado algo interesante. Si alguna vez vas por Portbou, en un reportaje de El País, leí que en una de sus callejuelas, hay una especie de mampara que no te permite seguir el camino, en su honor. El trámite absurdo que le llevo al suicidio, y que se saltarán días después en la parte española de la frontera.

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