Glenn Miller desapareció entre cendales de neblina como toda la tripulación de aquel vuelo maldito. La silueta de la aeronave tragada por una llovizna otoñal, que empañó los ventanales de la torre de control, hicieron que nadie se percatase de la partida salvo el radioescucha, que bostezó en repetidas ocasiones ¡ Le quedaban todavía cinco horas de turno! En el cuaderno de la torre del aeródromo de Twinwood sin embargo no constaba que se hubiera llevado a cabo ningún vuelo el 15 de diciembre de 1944. Algunos testigos recuerdan que el piloto de la avioneta, preguntó al músico antes de subir al aparato con algo de chacota si <<quería vivir para siempre>>. Le notó algo receloso mientras se embarcaban en un vuelo que prometía inclemencias - Nunca se sabe.- Al contrario de Saint Exupery, el autor del Principito, Glenn tenía gran aversión al riesgo. Y la pequeña avioneta modelo Noorduyn Norseman con Miller a bordo, partió a un destino incierto hasta nuestros días ¿ Qué ocurrió con el vuelo del gran músico ?
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El gran músico se alistó al ejército americano.
Su popularidad le hizo ser reclamado en distintos frentes.
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De sopetón, los fieles devotos de la música de Miller, se sorprendieron con una emisión de la BBC cuatro días más tarde. Dentro del habitual parte de guerra, con los que el locutor desgranaba la actualidad de frentes lejanos y tan cercanos como el patio de las propias casas de los británicos, informaron de la desaparición de Glenn Miller. Oficialmente el General Eisenhower le había encargado la dirección de un concierto de Navidad en la recientemente liberada Ciudad de la Luz. Muchos plumillas se lanzaron entonces al aeródromo de Twinwood, ávidos de recabar cualquier información del triste suceso. ¿Por la desaparición de una persona? se preguntará el lector, cuando morían seres humanos a puñados en los numerosos frentes de la contienda. Pero hablamos de una figura mundial, forjador de la leyenda de las Big Band ¿ Quién no ha escuchado en repetidas ocasiones In the mood? Trombonista y músico autodidacta, llegó al universo de las orquestas para revolucionarlas, y vender millones de discos.
Por eso la noticia de la desaparición de Miller quebraba la dinámica de la información, enfrascada rutinariamente en la destrucción provocada por la contienda. Los reporteros después de repetidos esfuerzos, dado que se trataba de una instalación militar en período de guerra y rodeada por tanto de grandes secretismos, se llevaron la primera sorpresa. En el diario de la torre de control no figuraba como decíamos misión alguna el día 15 de diciembre, debido al mal tiempo. Otro testigo que trabajaba en la base, les aseguró que Glenn Miller realmente habría volado el día anterior, el catorce de diciembre. Una dificultad añadida era pergeñar sin plan de vuelo, dónde se habría podido estrellar el aparato(1). Cabe preguntarse cómo se lanzaron a cielos tormentosos, con apenas una brújula y sin un plan de vuelo ¿El piloto era un temerario o alguno de los pasajeros, tenía una necesidad imperiosa de volar al continente lo más prontamente posible?
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La guerra continuaba, pero era inevitable los aires de francachela
con un París liberado.
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Se ha conjeturado mucho sobre este aspecto. Dirigir un concierto para Navidad suponemos que requerirá sus tiempos de ensayos. De forma descabellada, se sugirió también que el piloto, un coronel del ejército americano, se sacaba un sobresueldo con artículos de contrabando, y que aquella tarde, la carga era valiosísima. No en vano, el coronel tenía acceso a la morfina de los botiquines, utilizada para paliar el dolor de los soldados heridos, aunque se le había encontrado un fin más lúdico y que reportaba pingües beneficios ¿Les habría prometido una ganancia si se aventuraban con él? Otra de las hipótesis que ha ganado enteros, todas meras especulaciones, es la misión que se le habría encomendado a un Glenn Miller, para que ejerciese de cicerone y rompiese el hielo de unas negociaciones en las que Alemania aceptase la rendición. Choca con la idea pública que habían manifestado los Big Three ( Roosvelt, Stalin y Churchil), de rendición total sin contraprestaciones.
Más teorías a las que debemos asomarnos con incredulidad. Miller gozaba de una sólida amistad con el actor David Niven y sobre todo, Marlene Dietrich. La musa alemana habría trabajado de forma clandestina para los comunistas, dirigida por el misterioso y más efectivo de los espías rojos, Otto Katz, El hombre de los mil nombres. Katz arrastró con una personalidad magnética a figuras conspicuas de la vida pública y cultural americana, que creyeron inocentemente trabajar por un altruismo, tras el cual se escondían los intereses del Kremlin. De esta guisa, Glenn cumplía con un cometido encargado por la Dietrich - Katz. Poco creíble. En esta misma senda del espionaje, y más que la misión encomendada por su amiga, la inolvidable Dietrich, Miller, aprovechará la pantalla de director orquesta archifamoso, para realizar labores de espionaje para su gobierno. Era un perfecto gancho para atraer a importantes figuras alemanas a la esfera de los intereses americanos. A pesar de las reticencias de Goebbels respecto a esta música degenerada, el jazz y sus variantes fueron tanto durante la Segunda Guerra Mundial como en la Guerra Fría, un reclamo perfecto. Bueno, pues según esta historia, un Glenn desenmascarado, fue objeto de crueles torturas por la Gestapo, y para ahorrar padecimientos a familiares, se inventó la caída de los cielos de la avioneta. Algunos biógrafos del músico hablan que concordaría con el anuncio de un hospital, de la muerte de un tal paciente Miller. Entre grandes dolores que le produjeron las heridas horrendas de la tortura, nos abandonó el icono musical.
Con todo, la teoría más aceptada, fue la de que una expedición de bombarderos Lancaster derribaría a la frágil avioneta. La misión abortada, y a causa de los peligros que entrañaba regresar con la onerosa carga a casa, por protocolo debían arrojar las bombas en el mar en una zona escasamente concurrida. La mala fortuna de los tripulantes de la avioneta fue que la onda de una de aquellas bombas los derribase. Una teoría más que no se ha contrastado. El testigo principal afirma que reconoció a través del astrodromo del bombardero la silueta del avión monomotor con la que estaba familiarizado en su Canadá natal. No obstante, este relato es refutado por algunos veteranos aviadores que creen posible que a una distancia de dos mil pies se reconociese con total certeza el modelo de aeronave.
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Las V1 dificultaban la navegación aérea de una época
marcada por la guerra.
La V2 en este caso, era un avance significativo.
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Aun cuando, si hacemos caso a otras declaraciones, el compositor habría muerto en una noche de farra. Aseveraban que Miller había estado presente en una fiesta organizada por Eisenhower en París días después del vuelo del 14 o 15 de diciembre. Bebidas, y el siempre rozagante Miller, con una sonrisa dibujada en sus labios, mientras una colilla se desvanecía en los mismos, estuvo muy parlanchín toda la velada. Tenían tanta firmeza aquellos declarantes que observaron al director de orquesta especialmente risueño. Algunas lenguas más viperinas, aseguraron además que se había marchado con una mujer de vida licenciosa. El cóctel de amor y drogas habría acabado entonces con la existencia de nuestro protagonista ¿Quién sabe? ¿ O le apuñaló la prostituta? Ninguna certeza rodea a este caso, en cualquier caso siempre nos quedará su música. Lancémonos a la pista a disfrutar de Moonlight serenade o recreémonos en el filme de Anthony Mann, que con un inconmensurable James Stewart, creó el estereotipo del compositor, que ha llegado a nuestros días.
(1) El continente se encontraba enzarzado una guerra cruel. Los V1 como coletazo de las armas milagrosas de Hitler, asolaban a la vieja isla británica, de modo que las rutas de avión según el investigador Roy Nesbit, estaban muy restringidas y bajo un firme secreto militar. Salirse de ellas, entrañaba muchas papeletas para ser derribado por fuego amigo, de manera preventiva. Gracias a la reconstrucción de Nesbit de esas limitaciones, y teniendo en cuenta que el destino de Miller y sus acompañantes era el aeródromo de Villacoubley, nos podemos hacer una idea de las rutas más plausibles.
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