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Herman Hesse según Hugo Ball


La biografía de Herman Hesse rubricada por Hugo Ball  resulta muy reveladora tanto si nuestro objeto es interpretar la obra escrita del gran autor alemán, como  entender una personalidad tan polifacética y difícilmente abarcable. Un long-seller que ha acaparado mucho interés a tenor de la infinidad de estudios de doctorado y artículos que voraces tratan de arrojarnos algo más de luz en torno a una figura que los exegetas empañan de tintes ascéticos. La huella de Hesse para otro de sus biógrafos, Volker Michels, por su inmensidad, y abanico de artes que presumió dominar- pintura, música- no tiene parangón en el siglo XX. Todo un héroe renacentista en el siglo de la destrucción. Pero tornando a la biografía que perpetra Ball, ésta tiene un doble valor literario porque enfrenta a dos monstruos de la narrativa. Ambos reconocidos "antipatriotas" por una oposición rotunda a la guerra 1914-1918 (1), aborrecidos por ende por los nacionalistas alemanes hasta la náusea, los cuales habían interpretado como una traición cualquier declaración contraria al ardor guerrero. Ese mutuo reconocimiento les unió, y Hesse que era un autor consagrado en 1927, consintió una crónica de su vida muy canónica. Recordemos a vuelapluma, que Ball fue uno de los fundadores del dadaísmo que el rumano Tristan Tzara definió como el caos de coger unas tijeras y recortar al azar unas palabras de un periódico que compondrían por las ruedas inextricables de la probabilidad, un poema ejemplar para el dadaismo. Quizá Tzara avanzase la realidad de los robots escritores que podrían ser dadá según el artículo de El Español. Sin embargo, en el caso que nos concierne, no esperemos que Ball atendiendo a los principios del movimiento de vanguardia que capitalizó, nos recree un complejo puzle de vivencias de Hesse.

De Gret Widmann (†1931), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=208230
Herman Hesse entregándose a una
obsequiosa lectura

Muy al contrario, se ciñe a la realidad de los hechos; así nos revela una juventud de Herman muy encorsetada y espiritual. No nos extrañe por consiguiente que el nombre de Herman Hesse resuene rotundo y a la vez desangelado en el panteón literario particular de cada casa. Un hielo que crecía en los anaqueles en torno a sus obras, debido en buena medida por la pereza que nos provoca todo lo que atañe a lo espiritual. ¡Nos rodea el materialismo! La lectura de Hermann nos invita a iniciarnos en una senda de exploración personal, y quizá fuese ese afán de búsqueda interior lo que convirtiese a su literatura en un laberinto lleno de casmodia y cuya salida no atisbamos de antemano. Demian, una novela clasificada en el subgénero de novela de formación-  el  bildungsroman - aparece en la semblanza de Ball como un reflejo de los tormentos que experimentó el mismo Hesse, atrapado en una atmósfera cuyo epicentro giraba en torno al pietismo suabo.  Nos recuerda a otra de las obras maestras del bildungsroman,   Las tribulaciones del estudiante Törless del inefable Robert Musil(2) que tenía el encanto de los libros prohibidos y de ser calificado como corrosivo para los espíritus adolescentes. El nihilismo que carcomió a las sucesivas generaciones  desde el período finisecular del XIX, y que según la censura franquista se adensaba tanto en Demian como en Las tribulaciones.  


De Anónimo - Fotografía anónima de 1916, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9433475
Hugo Ball, un enemigo "declarado" de la patria.

En este sentido, Demian cumple con creces con los requisitos de las novelas de formación. El alter ego de Hesse en esta obra, Emil Sinclair discierne entre los mundos de luz y los mundos oscuros, hacia los que se dirige a medida que va trabando una mayor amistad con Demián, que es un compañero de clase que habla como si tuviese todas las certezas. ¿El filósofo de la caverna, que nos pretende sacar de nuestro mundo de sombras? Poco a poco Sinclair madura, se aleja  de todo el poso de seguridades que conforman el mundo brioso de luces, para adentrarse en la bruma donde nada es lo que parece, y que precisamente reñido con todas sus antiguas creencias o cuanto menos, las cuestiona. Todo gravita en derredor de una espiritualidad, que en la familia Hesse como recalca Ball, es un pilar básico. Misioneros pietistas que viven la Biblia con fervor, y que con afán ecléctico, se empapan de las otras culturas que conocen en su diáspora evangelizadora (varios de sus familiares se convierten en reconocidos expertos del sánscrito).  De aquí procede la inquietud de Hesse por las culturas orientales, o su gnosticismo que evidencia en varias momentos de su trayectoria dilatada. Para que en el retrato de la vida familiar placentera de los Hesse no falte de nada, Ball se remonta por aquellos episodios que considera más significativos. Sus abuelos eran tan devotos, que habían considerado a Napoleón Bonaparte como el anticristo que anunciaba la llegada del segundo Mesías. 



Catálogo Editorial Acantilado
La magnífica crónica del mundo de Hesse,
que recoge Ball y moldea literariamente.


Es de agradecer que la Editorial Acantilado haya recuperado esta maravillosa semblanza, imprescindible para los devotos del creador del Lobo estepario, ya que como decíamos, asocia su vasta obra con el contexto en que se hubo originado, una motivación añadida. Si Hesse aprobó la labor de Ball, entendemos que estas páginas son como el azogue de un espejo en las que el mismo autor se ve reflejado. Una galería de afiches por la que se adentra, y en la que ora aparecen los temores, ora los poetas alemanes que ejercieron una influencia notable en su relación con las musas. Asimismo el momento en el que se decide a hacer una incursión en la pintura, fundamentalmente acuarelas, donde demuestra una maestría poco desdeñable. Sin duda, un libro muy recomendable para un Hesse que algunos se han apropiado o asociado injustamente a los ismos(3) u otras enfermedades que han asolado al hombre moderno: casi todas guardan relación con el pábilo de la duda. La soledad o nihilismo, el espacio que había dejado la religión habría de ocuparse por otra sustancia, y el fanatismo no nos abandonó, aunque algunos autores como Nieztsche preconizasen que el hombre tenía que ser sujeto y no objeto de la historia y sus circunstancias. Las ideas no tienen la culpa podemos decir. 




(1) Siempre ha sido difícil remar contra corriente, cuando la amarga derrota se achaca a los espíritus más débiles de la retaguardia, la famosa puñalada por la espalda, que los nazis recogerán del imaginario de la ultraderecha alemana. 
(2) Su maravilloso Hombre sin atributos, con uno de los comienzos más originales de la literatura universal. 
(3) Comunismo, nacionalismos, nazismo, llegaban según una perspectiva más cristiana, por la oquedad en la que se había instalado el hombre contemporáneo.  

Comentarios

  1. Le tengo un cariño personal al escritor porque es probablemente el que me empujó a escribir, a partir de su obra "bajo las ruedas", otro bildungsroman al estilo de Demian y con muchos paralelismos. Se puede releer a Hesse una y otra vez sin llegar al agotamiento. También aprovecho para recomendar sus escritos sobre literatura y libros en general, sin desperdicio. Hesse es un hombre que duda y se interroga constantemente acerca de las verdades fundamentales y de su lugar en el mundo. Es trascendental en la literatura del siglo XX, y aún pienso que se le conoce en exceso por "El lobo estepario" y que muchos desconocen que es un autor romántico.

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    Respuestas
    1. A mi me encanta, sin embargo, a veces me sume en añoranzas y en un eterno dilema, que es estar preguntándonos por el sentido de nuestras vidas. Fue un artista en todo el sentido del término. Las añoranzas me vienen por las arduas discusiones que se originaban en torno a su figura, un profesor de filosofía nuestro adoraba a Hesse, y por la luz llena de certezas que creíamos alumbrar a raíz de su lectura.

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