Al rey de Inglaterra le habían subido las fiebres, y postrado en su cama, supo que le llegaría el momento donde delirará, pero antes de perder la conciencia, quiso asentar
cuál sería el futuro de su reino. Por esta razón, invitó a su primo Haroldo a escuchar sus últimas
voluntades, que recitaría claramente y en voz alta, para que sus súbditos diesen fe. Era verdad que le costó arrancar una mísera palabra a una garganta que se le hubo resecado por el acecho de la muerte, pero
le advirtió claramente, que sus tierras serían del futuro Guillermo el Conquistador .
Haroldo, que se había sentado en el costado de la cama, se levantó airado por lo que creyó una traición. Él era el legítimo
sucesor y ¡ la duda ofende! Quiebros y requiebros en la pieza, engalanada para
indicar los blasones de la casa del rey, y las teas cuya luz parecía flotar. -
Primo, me has decepcionado.- Reclamó un Haroldo herido, y de cabellos blondos. Un cronista
avezado se percató de la importancia de las palabras del monarca que se abandona a los brazos de la muerte, aunque encuentra un último haz de fuerza inextricable, para redondear en voz alta sus voluntades.
El Tapiz de Bayeux, una muestra de propaganda del poder. |
-
Sabes que he dispuesto - El moribundo tragó saliva y elevó más aun la voz, para que quedase testimonio,
mientras su primo Haroldo le marcó con sus pupilas encendidas de odio.- Vuesas
mercedes saben que, a mi muerte, he previsto dejar mi reino a Guillermo el
Normando. Si se lo dejara a Haroldo, creo que no sabría mantener la paz. - La
tierra había dado vueltas en torno al pobre Haroldo, que no obstante se mantuvo en
pie. Avergonzado delante de una buena porción de testigos. Si pudiese, le
asesinaría con sus propias manos. ¿Qué se creía aquel ser perverso? Haroldo
sabía ser cruel "si fuese menester". La estancia entretanto se había
sumido en un silencio cómplice. En el fondo, el Rey tenía razón, el inestable y
voluble Haroldo haría que aquellos territorios conociesen de nuevo las
tinieblas. Sólo un pero, se apremiaron los testigos: Guillermo era de una estirpe extranjera. Haroldo tomó suficiente resuello, y dijo en referencia al reino y la
paz.- ¡ Dádmelo y yo lo mantendré!
-
Entonces.- solemnizó el rey- tendrás mi reino, pero como conozco a Guillermo y
a sus normandos, encontrarás la muerte en la empresa.- Resonó a admonición.
Poco después, el reverbero de aquella amenaza nada velada, persiguió a Haroldo,
que para tomar el reino debía romper un juramento. El rey entretanto murió
envuelto en el sudor frío, con leves quejidos. Su cuerpo abandonaba este
mundo. - ¡El rey ha muerto!- Informó a Haroldo su escudero.
- Lo sé, pero ¿ no dices ¡Viva el nuevo rey!?- A Haroldo, la lengua se le afiló como a una áspid, dado que intuía conspiraciones por doquier, con tal de que no se viesen cumplidos sus sueños.
- Señor, con el debido respeto. - Se le dirigió el escudero, fiel a Haroldo y que sabía de
cómo se las gastaba el inmundo normando, que enviaría una expedición a la isla para despojar a los sajones de su independencia. Un caballero bestial y a carta cabal, que se multiplica
en la lucha. Retar a Guillermo suponía tamaña osadía, que resultaba imposible
no temer las peores consecuencias.- Usted juró.
-
¿Qué?- Haroldo repuso encolerizado ¿ O no había jurado? Pues estaba prisionero y jurar en dichas condiciones no comprometía a nada. Repitió el argumento a su súbdito- ¡Él me tenía retenido y en esas condiciones!
- Pero había escondido, su majestad, unas reliquias y fue juramento sobre sagrado. Intente llegar a un acuerdo con él, antes de coronarse.
- Ni hablar, aunque jurase sobre sagrado, fue con trampa. Es un felón.
El escudero se retiró, con las pupilas cargadas de sueño. Había velado las armas de su patrón, Haroldo, con un sayo en blanco. De ahí vienen las expresiones de velar armas, pasar la noche en blanco. El resto de la historia lo conocemos. Haroldo rompió el juramento, en el que las reliquias hacían de guardianas de las palabras, y en enero de 1066 ascendió al trono de Inglaterra como Haroldo II. Al jurar sobre sagrado, aun cuando el nuevo Rey considerase que había sido un juramento viciado, Guillermo le acusó de perjurio y el Papa excomulgó al rey inglés. Rabió entonces puesto que consideraba viciados los juramentos que no fuesen proferidos por un hombre libre. Se produce más tarde el desembarco de los normandos y la famosa Batalla de Hastings, que recoge esta interesantísima página de historia. A Guillermo le acompaña su hermano Odón, obispo de Bayeux, que en lugar de empuñar un arma, prohibidas en su condición de religioso, blande un poderoso martillo que causa estragos en las líneas enemigas. La resistencia de los ingleses será terrible, hasta que las tropas normandas fingen una retirada que hace abandonar su formación a los enemigos, circunstancia que será aprovechada para cambiar el sino de los reinos y de la batalla, que se decanta del lado francés. Los expertos también atribuyen un papel importante en la victoria normanda a los arcos de cuerda larga. La batalla duró sólo un día. El catorce de octubre de 1066, Guillermo el Conquistador tiene el camino libre a Londres, donde se coronaría rey de Inglaterra el día de Navidad del mismo año. Tardó sin embargo años en sofocar las distintas rebeliones que enarbolaron la bandera propia contra un extranjero, por muy regia que fuese su condición.
Las torres de Londres, iniciadas por Guillermo I el Conquistador |
El escudero se retiró, con las pupilas cargadas de sueño. Había velado las armas de su patrón, Haroldo, con un sayo en blanco. De ahí vienen las expresiones de velar armas, pasar la noche en blanco. El resto de la historia lo conocemos. Haroldo rompió el juramento, en el que las reliquias hacían de guardianas de las palabras, y en enero de 1066 ascendió al trono de Inglaterra como Haroldo II. Al jurar sobre sagrado, aun cuando el nuevo Rey considerase que había sido un juramento viciado, Guillermo le acusó de perjurio y el Papa excomulgó al rey inglés. Rabió entonces puesto que consideraba viciados los juramentos que no fuesen proferidos por un hombre libre. Se produce más tarde el desembarco de los normandos y la famosa Batalla de Hastings, que recoge esta interesantísima página de historia. A Guillermo le acompaña su hermano Odón, obispo de Bayeux, que en lugar de empuñar un arma, prohibidas en su condición de religioso, blande un poderoso martillo que causa estragos en las líneas enemigas. La resistencia de los ingleses será terrible, hasta que las tropas normandas fingen una retirada que hace abandonar su formación a los enemigos, circunstancia que será aprovechada para cambiar el sino de los reinos y de la batalla, que se decanta del lado francés. Los expertos también atribuyen un papel importante en la victoria normanda a los arcos de cuerda larga. La batalla duró sólo un día. El catorce de octubre de 1066, Guillermo el Conquistador tiene el camino libre a Londres, donde se coronaría rey de Inglaterra el día de Navidad del mismo año. Tardó sin embargo años en sofocar las distintas rebeliones que enarbolaron la bandera propia contra un extranjero, por muy regia que fuese su condición.
Lo que no fue óbice para que comenzase una historia que durante cuatrocientos años unió los destinos de Francia e Inglaterra. Y por muchos más años. Europa siempre fue un continente asolado por las guerras. No era extraño que cada poco tiempo, las zampoñas anunciasen una nueva contienda. Por otra parte, franceses e ingleses están de acuerdo en que muchos fueron los que quisieron imitar el ejemplo de Guillermo, en balde ( todo un héroe nacional francés e inglés). La Armada Invencible, Napoleón en una invasión que planeó de forma infructuosa, a Adolf Hitler, y sobre todo su acólito, Heinrich Himmler, que sintieron verdadera debilidad por Guillermo el Conquistador y el Tapiz de Bayeux ( en este tapiz se narran entre otras cosas las vicisitudes de Guillermo y los conquistadores normandos para derrotar a los ingleses). Había servido de propaganda en su época y para los jerarcas nazis ocultaba sin duda la clave para tumbar a los berroqueños ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. Y quizá por qué no, el famoso tapiz si lo sabemos interpretar debidamente y leer entre líneas, nos indique cómo volver a atraer a los británicos al seno de la Unión Europea. ¿Será el castigo electoral a Theresa May el primer paso en esa dirección?
El paso del Cometa Halley que se refleja en el tapiz,
se interpretó como un mal augurio para Haroldo II
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Jirones
de más de setenta metros, enmarcados en una cenefa, para vanagloriarse de las
hazañas de un normando ilustre, Guillermo el Conquistador.
Acabo de caer en que la misma idea del tapiz de Bayeux fue usada por el director Tim Burton en su particular versión cinematográfica de la Alicia de Lewis Carroll. Sabía que me sonaba a plagio (no sé si intencionado) el largo mapa con hazañas que salía en la película. Hasta que me recordaste tú lo de Bayeux ahora, al leerte.
ResponderEliminarBuena entrada, como siempre.
Muchas gracias,Bonifacio,por tus siempre inteligentes comentarios.Yo no sé,pero después de escribir esta entrada,recordé una novela esotérica en la que Himmler se obsesiona con el famoso tapiz.No recuerdo el titulo,aunque sé que la leí.Y me vienen fragmentos de la misma al desgaire.Indagare cuándo tenga algo de tiempo.Un saludo y aguardo tu próxima entrada,que estará al caer.
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