Por aquí, que este árbol es sagrado, es una puerta celestial que nos transporta a
otra dimensión, donde moran los habitantes de Gondal. - Bosquejó con ojos febriles
Anne; las pupilas se habían agrandado buscando la complicidad de sus hermanos, que revoloteaban como
mariposas por los arriates del malogrado jardín familiar. Entretanto, parloteaban en un idioma ininteligible para cualquiera que fuese un extraño a sus juegos.
- Pero si desciframos la clave, una palabra secreta,
los caballeros brunos podríamos sorprenderos en una celada. ¡ Qué venga la luz a vuestro reino, Anne! - Y se abalanzó el dulce Branwell a por Anne con una pluma, a fin de cosquillearle la nariz.- ¡Dime la contraseña, felona! - La
otra se agitaba como gato panza arriba, aunque fuese su hermano venerado, hollaba
territorio sagrado: los predios de la imaginación y una especie de lealtad
oculta a unos súbditos inexistentes. Más dolor le causaban las risotadas de Charlotte y de Emily que habían empeñado su palabra en un socorro mutuo, pese a que finalmente,ni Angria ni Gaaldine acudirían en su ayuda. Podían más los caballeros brunos y el engatusador de Branwell, por cuya naturaleza frágil todas se disputaban su cariño. - Confiesa, Anne.
- ¡No te la diré, aunque me condene su excelencia a la horca! Más vale una muerte con honra, que una vida de perjura. - Y se zafó inteligentemente, para sollozar a continuación porque el gigantón de Branwell, todo fuerza incontrolada, le había impedido respirar. Con algo de zozobra cogió aire. El padre, que había adivinado la disputa en la distancia, se acercó con trancos acelerados entre las sombras fugaces de los árboles de la Casa Haworth. Habría preferido sin duda que sus hijos resolviesen sus cuitas , porque casi siempre salía esquilado cuando se interpuso. Una vez llegado a su altura, Anne farfulló un lamento de querellas inasibles para el progenitor.
- No me entero ¿Gondal, Angria? Hemos crecido y tenemos como
adultos que hacer frente a miles de vicisitudes. Por qué no se están un
ratín quietecitos, y se ponen a leer a Homero, que les será más provechoso. - El padre no se quitaba de la cabeza el andrajoso cuaderno unido por un hilo, donde los hermanos adolescentes escribían sus relatos de mundos fantásticos. ¡Si hubiese sido más severo! Era demasiado tarde.
-
Nunca existió dice Branwell.
- ¿Quién?
- Homero.- Aclaró Charlotte al reverendo padre.
![]() |
La casa parroquial de Haworth |
- Es como Gondal o Angria, alguien se las inventó, en este caso nosotros, y quién le dice padre, que las generaciones venideras no especulen con su verdadera existencia. - Expuso su razonamiento el redicho de Branwell.- Como con Troya y Homero (1).
- Si existe en nuestras cabezas, aunque sea en forma de pensamientos, existen.- Sentenció Emily.
- Todo lo que existe está en nuestras cabezas. - Apuntilló Charlotte.- Yo puedo ver a los caballeros del reino de Gondal, sus guanteletes y que alzan sus viseras para extasiarse con la hermosura de sus amadas. Las armaduras por supuesto son relucientes.
- Lo que imaginas no tiene porqué existir.-Rebatió otra vez Branwell el mayor de los Brontë.
- Claro que sí.- Se alzaban las hermanas en una nueva discusión.
- ¡Basta, déjense de cuentos! Hagan algo provechoso, porqué no estudian el Imperio romano de Gibbon, que no pueden discutir que existió en nuestras cabezas y en la realidad.
- Y si todo lo que creemos que es realidad, fuese el sueño de un Dios ebrio (2).- Branwell seguía en sus trece.
- Con vosotros no se puede, es la verdad. Haced lo que queráis, pero por favor, no quiero riñas. - Se iba a girar sobre su vertical, cuando el reverendo recordó algo.- ¿ Branwell, a ver si acabas con el retrato de las niñas? ¡ Y olvidad por unos segundos Glass Town ! Qué quiero que me tragáis de una vez la cesta de grosellas.
- Enseguida, padre.
- Si existe en nuestras cabezas, aunque sea en forma de pensamientos, existen.- Sentenció Emily.
- Todo lo que existe está en nuestras cabezas. - Apuntilló Charlotte.- Yo puedo ver a los caballeros del reino de Gondal, sus guanteletes y que alzan sus viseras para extasiarse con la hermosura de sus amadas. Las armaduras por supuesto son relucientes.
- Lo que imaginas no tiene porqué existir.-Rebatió otra vez Branwell el mayor de los Brontë.
- Claro que sí.- Se alzaban las hermanas en una nueva discusión.
- ¡Basta, déjense de cuentos! Hagan algo provechoso, porqué no estudian el Imperio romano de Gibbon, que no pueden discutir que existió en nuestras cabezas y en la realidad.
- Y si todo lo que creemos que es realidad, fuese el sueño de un Dios ebrio (2).- Branwell seguía en sus trece.
- Con vosotros no se puede, es la verdad. Haced lo que queráis, pero por favor, no quiero riñas. - Se iba a girar sobre su vertical, cuando el reverendo recordó algo.- ¿ Branwell, a ver si acabas con el retrato de las niñas? ¡ Y olvidad por unos segundos Glass Town ! Qué quiero que me tragáis de una vez la cesta de grosellas.
- Enseguida, padre.
Valga este introito, un mero recurso narrativo, para preguntarnos qué
filones de la vida del autor permanecen entreverados con el mar de ficción, que
aparece como eco de su prosa. En el caso de las hermanas Brontë son
apreciables como jóvenes de poderosa imaginación, los rasgos autobiográficos y
la ficción que ejerció de estímulo para espantar los numerosos fantasmas
familiares, que habían crecido bien pronto. La primera en desaparecer y
desarmar un poco más el polisón familiar de los Brontë, fue la madre.
Un padre de escasos recursos y una prole en consonancia con
la época, se vio obligado a internar a sus dos hijas mayores. La desnutrición y la tuberculosis que asola al maldito Cowan Bridge, acabará con la vida de ambas. Tragedia que marcará unos días sin rumbo en la familia. Las tres hermanas más Branwell sufren la severidad de esta escuela, que van a plasmar en sus novelas.
Frente a la desesperanza buscarán refugio en la literatura; comienzan a publicar con seudónimo masculino dado que a las mujeres le estaban reservadas otras labores bien diferentes. También Branwell objeto de sus desvelos caerá en un infierno de adicciones y morirá en plena juventud, lo que va acrecentar el drama de dimensiones inabarcables que aflige a la familia. Un muchacho de grandes virtudes, y que apuntaba por sus excelentes posibilidades artísticas a convertirse en un fantástico pintor o poeta, ve truncada su vida. Y las hermanas llenan ausencias irreparables como decíamos, con más literatura. Su triunfo casos caerá algunos casos igual que la fruta madura. En cualquier caso, Jane Eyre, Cumbres borrascosas o Agnes Grey forman parte de un acervo literario universal, en el que es fácil intuir la dureza de Cowan Bridge. También los anhelos de solteronas, las esperanzas cifradas en la literatura de unas hermanas que crearon un mundo sin precedentes en el género narrativo,al abrigo de la Casa Haworth. Parece que cae la luz caliginosa sobre aquél médano bastante pino, y a los visitantes, se les ocurre que acaso Charlotte se haya asomado a una de los ventanales, pues se mueven los visillos. Convertido en museo, carece sin embargo de la agitada zozobra que trajeron consigo las Bronte. Ficción o realidad, son a lo sumo hilos que provienen de esta paradoja, que es nuestro cerebro.
(1) Schliemann comenzó a excavar en Troya en 1870
(2) Hay unos versos muy famosos del gran poeta Heinrich Heine, que juguetea con esa posibilidad ( para leer relato completo)
Frente a la desesperanza buscarán refugio en la literatura; comienzan a publicar con seudónimo masculino dado que a las mujeres le estaban reservadas otras labores bien diferentes. También Branwell objeto de sus desvelos caerá en un infierno de adicciones y morirá en plena juventud, lo que va acrecentar el drama de dimensiones inabarcables que aflige a la familia. Un muchacho de grandes virtudes, y que apuntaba por sus excelentes posibilidades artísticas a convertirse en un fantástico pintor o poeta, ve truncada su vida. Y las hermanas llenan ausencias irreparables como decíamos, con más literatura. Su triunfo casos caerá algunos casos igual que la fruta madura. En cualquier caso, Jane Eyre, Cumbres borrascosas o Agnes Grey forman parte de un acervo literario universal, en el que es fácil intuir la dureza de Cowan Bridge. También los anhelos de solteronas, las esperanzas cifradas en la literatura de unas hermanas que crearon un mundo sin precedentes en el género narrativo,al abrigo de la Casa Haworth. Parece que cae la luz caliginosa sobre aquél médano bastante pino, y a los visitantes, se les ocurre que acaso Charlotte se haya asomado a una de los ventanales, pues se mueven los visillos. Convertido en museo, carece sin embargo de la agitada zozobra que trajeron consigo las Bronte. Ficción o realidad, son a lo sumo hilos que provienen de esta paradoja, que es nuestro cerebro.
(1) Schliemann comenzó a excavar en Troya en 1870
(2) Hay unos versos muy famosos del gran poeta Heinrich Heine, que juguetea con esa posibilidad ( para leer relato completo)
Maravilloso mudo de fantasía y costumbrismo. Uno de mis libros del alma es Cumbres Borrascosas, auténtica obra maestra. Me encantó como siempre tu relato, amenoe instructivo. Gracias querido amigo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ansiaviva. Quería reflejar aquel mundo de fantasía y costumbrismo que señalas muy acertadamente,como propio de Las Bronte.Y se creó en ese sombrío microcosmos que fue Haworth.Allí aparecen retazos de las novelas de las hermanas.Cumbres borrascosas o Jane Eyre las he releído no sé cuántas veces.Maravillosas
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