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Amadeo de Saboya, un rey efímero

Bamboleado por el traqueteo del tren, el Duque de Aosta no terminaba de dar crédito a la noticia. Su máximo valedor había sido objeto de un atentado, perpetrado impunemente por más de una docena de tipos, en una tarde gélida. Dicen que el reloj marcaba las siete y media pasadas de la fatídica tarde, ya gobernada por la penumbra, y  el coche de caballos se dirigía al Ministerio de la Guerra. Una emboscada pergeñada en pleno Madrid, con nocturnidad y alevosía,  ya que cortaron las posibles vías de escape en la Calle del Turco a la berlina del líder político del momento. No obstante, no le dieron muerte enseguida, sino que el General Prim se debatió por su existencia y tras una lenta agonía de tres días,falleció el 30 de diciembre de 1870. Se supone y decimos bien que la septicimia acabó con la vida del ilustre espadón de los liberales progresistas, pero todavía hay instalada una controversia respecto al motivo de su deceso. Algunos expertos sospechan que ésta fue causada en parte por un estrangulamiento, dado que el mal bicho se resistía a abandonar este mundo. Otros forenses aducen que las señales alrededor del cuello fueron producidas por la posición de la momia, y los ropajes que rodeaban al mismo (1).  



De Miranda - La ilustración española y americana 5.1.1871 pag.17, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21713037
El atentado Juan Prim sumió en sombras hasta el final, el
triste y corto reinado de Amadeo I de Saboya.


A pesar de todos los negros presagios, el noble italiano sería coronado como Amadeo I de Saboya . Es más, a él que de fámulo le gustaban las leyendas del mar, el destino le depararía ser el Rey sino de auténticos filibusteros, sí de unos tremendos enredadores. Capaces de acabar con la vida de un héroe nacional, que combatió con ardor a los carlistas y  reconocido con la Gran Cruz Laureada de la Orden de San Fernando ( no desgranaremos la extensa y gran hoja de servicios del General Prim). Pese al cisma evidente, que había atomizado la política de entonces, todo un gallinero, el político catalán logró imponer su voluntad y traer a un monarca ajeno a las disputas locales. De Amadeo se decía que tenía gran apostura, la frente despejada y no muchas luces según Juan Eslava Galán, que le hace un traje en toda la regla. Siempre lleno de charreteras, daba el pego con una elegancia natural y el hecho de no dominar el idioma unido a su timidez proverbial, hizo que en público se mostrase reservado y no dado a grandes efusiones. La procesión iba por dentro a tenor de sus declaraciones posteriores.



La corona española a subasta.

Corto como decíamos, aunque sobre todo un gafe redomado, prosigue Eslava Galán con su escalada de adjetivos. Amadeo atraía el mal fario sobre sí, y es que su vida fue una concatenación de hechos desgraciados. El mayor de ellos y que estuvo a punto de costarle la vida, fue el de aceptar la corona española ( era el segundo plato de Prim). De sus súbditos, a pesar del evidente fracaso de un reinado efímero e imposible, tampoco le quedó un sabor amargo, tal y como reza en las siguientes palabras que recogemos de este fabuloso blog, y en el que aparece todo el discurso de despedida del monarca:

La España vive en constante lucha, viendo cada más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los qué con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males dé la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males.


Amadeo I de Saboya, su triste figura
nos recuerda a todo un Quijote real




Su llegada ofendió a todas las facciones en disputa y las unió en contra suya. El mero hecho de haber sido elegido monarca por el Parlamento que presidía Ruiz Zorrilla,  representaba   una burla para los monárquicos, que desairados le hicieron un notorio vacío. Pero todo lo podía o al menos lo parecía el general Prim, hasta que le dieron el pasaporte en el paquebote de Caronte. Los republicanos por su parte, le recordaron que su reinado transitaría los mismos derroteros que el de otros miembros de la realeza defenestrados en fechas recientes. Tampoco los carlistas, que le veían como un usurpador, le brindaron apoyo alguno. Recordemos que después de haber echado a la corte de los milagros de Isabel II, tan perfectamente retratada en la serie del Ruedo Ibérico por Valle Inclán, vinieron años de una caótica República,que intentaron solventar Serrano y Prim de acuerdo a las revistas satíricas de la época, subastando frívolamente la corona ¡Ni Duque de Monpentsier ni que ocho cuartos! ¡Amadeo de Saboya! En cualquier caso,  el espigado monarca, al que amén de endilgarle epítetos poco favorables, hemos de reconocerle que quizá sus juicios sobre la situación del país fuesen los más lúcidos. “El gobierno se reúne para saber a quién echarle la culpa” O su famosa frase, “Non capisco niente, siamo in una gabbia di pazzi” (No entiendo nada, estamos en una jaula de locos). Quizá como dicen en esta bitácora brillante  y cuya lectura recomendamos , mientras se desdibujaban las siluetas de una España que moría en sus retinas a medida que se alejaba en barco, le entrarían ganas de rezongar, cansado de nuestros conflictos: "va fan culo a tutti". A más de uno, dado el griterío que padecemos actualmente, y en el que han aparcado notables discursos de políticos mediocres - lo de notable es ironía - se le ocurra decir lo mismo que Amadeo. O que aquella jaula de grillos guarde semejanzas con la que padecemos en el presente.




 (1) Las autopsias hechas en pleno siglo XXI por expertos convocados por dos conocidas universidades a la momia del general, darían para el desarrollo de una  novela negra, con tramas políticas y filtraciones periodísticas, que sonrojaron a parte de la profesión

Comentarios

  1. Sí: el parecido con la realidad actual es evidente:

    “todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles”

    Siguiendo con las comparaciones:

    “Non capisco niente, siamo in una gabbia di pazzi” y lo otro, desde el barco “"Va fan culo a tutti"

    Me recordaron lo que ocurrió con Estanislao Figueras, primer presidente de la Primera República española. Cuando dejó al consejo de ministros plantado, y se largó a Francia sin más. No sin antes haberles espetado a los de su gabinete, como justificación de su renuncia, aquello tan sonado (y castizo) de:

    "Señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros"

    Interesante artículo, Sergio. Echaré un vistazo a las bitácoras que recomiendas.
    Saludos.

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  2. Muchas gracias,Bonifacio.Para mi es una época muy interesante.Hace no mucho un cronista comparaba a nuestro rey con aquel otro de mirada lánguida,un Amadeo de Saboya,que parecía no saber de nada pero ante el despiporre general,las sucesivas crisis de gabinete,acertó tremendamente en el diagnóstico. ¿Qué opinión tendrá su Majestad?Sería impagable conocerla

    De esta época siempre recuerdo el Mr Witt de Ramón J.Sender que fue escrita al dictado (método que algunos censuran,a Churchill por ejemplo,por considerarlo menos democrático).Hay más literatura,pero esta novela me encantó. Figueras fue un buen personaje y me ha encantado su casticismo.

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