Se desfogaba Sánchez Ferlosio con los desmadrados tiempos modernos, que a raíz de su locución, estaba muy lejos de comprender. Sin duda late en el escritor agostado una brizna del protofascismo que inspirase a su padre, el inveterado Sánchez Mazas, creador del grito Arriba España, aparte de insigne miembro de la literatura de la munición que tan bien desmenuzó Andrés Trapiello en su ensayo Las armas y las letras. Una guerra y unos afanes bélicos que en lugar de glorificar ideologías o patrias, pusieron en la picota a muchos soldados Svejk (1), a los que poco les iba en la contienda civil y que dependiendo del equilibrio de fuerzas de una zona, les tocaba pelear en uno u otro de los bandos. Curiosamente Sánchez Mazas, se salvó de morir en un fusilamiento de puro milagro o si acaso se prefiere, por el veleidoso azar. La guadaña silbó en su rostro con un canto desesperado, al no poderse hacer con su vida, y le permitió llevar luego una trayectoria fecunda, que a otros le fue negada, pese a que no glorificasen la muerte en los campos de batalla como Sánchez Mazas. Tamaña catarsis sirvió para inspirar Soldados de Salamina, una novela pasable.
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Nuestro fabuloso filósofo, cuya influencia es más palpable allende nuestras fronteras. Gentileza Wikipedia |
De todas formas, en el ánimo de los Sánchez, imaginamos que pesara más la condición de liberal de Don José, a la que no renunció ni siquiera cuando retornó del exilio. Es más, ni siquiera en el Madrid más tormentoso de la república, trufado de checas, abnegó de sus principios(2). Por este motivo, este gran intelectual, se granjeó la enemistad de ambos bandos, que no lograron eclipsar de cualquiera de las maneras, su enorme contribución al pensamiento. Que Ortega que era el icono más conspicuo de nuestra cultura blanquease a la dictadura con su regreso a España, nunca le fue perdonado por una parte de la izquierda cultural. Llovía sobre mojado.
Pero no debemos obviar, que las ideas de Ortega y su obra más reconocida, La rebelión de las masas tuvieron una gran difusión en el mundo anglosajón. Buena parte de la teorización de John Maynard Keynes se fundamenta en la incertidumbre que nos consume, y que salvamos con un espejismo cotidiano de aparente normalidad, repitiendo las mismas tareas todos los días. Es aquel mar de incertidumbre que nos rodea que atisbó Ortega "Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo" Meditaciones de Don Quijote. En este contexto de vaguisimas certezas, aflorarán en la teoría de Keynes los animal spirits que ante la más mínima contrariedad, cuanto más si nos asomamos a los abismos más negros de la economía, reaccionan de la forma menos racional posible. El profesor Oscar Vara Crespo lo compara con una escena de un Western de Steve Mcqueen donde uno de los protagonistas se tira a los cactus en una reacción completamente inesperada e irracional(3). El profesor Ortega creía que para salvarnos de dicha incertidumbre, como masa nos entregábamos a un Pantocrátor redentor llamado Estado/Trump. Libertad a cambio de seguridad rezaría un eslogan más apropiado para las circunstancias.
Por último, nos resulta curioso que precisamente Javier Marías, hijo del discípulo de Ortega Julián Marías también se tope con la masa que se expande por sus esporas de vulgaridad en palabras del escritor, y que le han valido
para ser atacado con saña en las redes, por sus pretenciosas columnas y elitismo, la misma acusación que levantaron contra la filosofía de Ortega. Javier Marías no es
de mis escritores favoritos, con sus aires de perpetuo cabreo a veces repara morosamente en los detalles de una
novela y convierte el guiño de un ojo en dos páginas narrativas bastante
plomizas, pero tampoco podemos decir que no tenga talento, que lo tiene y mucho,
aunque a veces peque de narcisismo en su prosa. Esas masas que Ortega observaba
por doquier se desparraman por el centro, para fastidiar al quisquilloso Don Javier y en este divertido artículo se desmonta a
Marías hijo como si la ciudad fuese un gigante atrezzo para sacarle de sus casillas. Todo nuestros quehaceres giran en
torno a tocarle las narices a Don Javier. En los tiempos del gran filósofo, una disciplina de pensamiento llamada
solipsismo que bebía no sabemos de qué fuentes, el sufismo podría ser una de
ellas, convertía al individuo y su subjetivismo en clave para interpretar el universo. Con nuestra muerte desaparecía un universo, que sin nuestro tamiz subjetivo carecía importancia. Parece que Javier Marías es un solipsista recalcitrante.
(1) Svejk es uno de los personajes más conocidos de la literatura centroeuropea. Cuidador de perros, que por su aparente estulticia se mete y sale de los enredos de una Primera Guerra MUndial, sembrando a su alrededor el desconcierto y por supuesto el divertimento de sus lectores. Jaroslav Hasek logra una pieza muy divertida, de refinada literatura, que se ha convertido en uno de los alegatos pacifistas más desternillantes. Algunos compararon al orondo recluta, amante de las salchichas con nuestro entrañable Sancho Panza. Hablar de Svejks en un conflicto, significa hacer mención a aquellos soldados que combatían ajenos a cualquier instinto de lucha.
(2) Las hermanas del pensador español recibieron a una cuadrilla comunista que aporreaba la puerta de la casa familiar. Aquel grupúsculo quería recabar el apoyo de Don José a la República, tras el golpe de estado de los Sanjurjo-Mola- Franco, por lo que debería firmar el manifiesto que de forma enardecida conminaba a la lucha sin cuartel. El filósofo tuvo los arrestos de no salir a rubricar dicho documento hasta que no se alterasen algunos párrafos, con los que no comulgaba. A vuela pluma digamos que formó parte de la Agrupación al Servicio a la República, y cuando observó los que para él eran tristes derroteros, esgrimió en un artículo el famoso "esto no es, esto no es". El estaba convencido de que una democracia liberal era el mejor antídoto contra nuestro retraso, claro que el escenario convulso de fondo, con dos ideologías totalitarias en clara disputa, no eran el mejor regazo para en España este sistema saliese de unos tímidos balbuceos.
(3) La pregunta que subyace a todo este entramado keynesiano es porqué motivo los planificadores son capaces de templar sus ánimos en un escenario de conocimiento limitado o plena incertidumbre. Es más, no sólo velarán por el interés general. Buchanan con su famosa public choice desmonta parte y nos acerca más a una lógica realista. Los políticos/planificadores tienen sus propios incentivos.
(2) Las hermanas del pensador español recibieron a una cuadrilla comunista que aporreaba la puerta de la casa familiar. Aquel grupúsculo quería recabar el apoyo de Don José a la República, tras el golpe de estado de los Sanjurjo-Mola- Franco, por lo que debería firmar el manifiesto que de forma enardecida conminaba a la lucha sin cuartel. El filósofo tuvo los arrestos de no salir a rubricar dicho documento hasta que no se alterasen algunos párrafos, con los que no comulgaba. A vuela pluma digamos que formó parte de la Agrupación al Servicio a la República, y cuando observó los que para él eran tristes derroteros, esgrimió en un artículo el famoso "esto no es, esto no es". El estaba convencido de que una democracia liberal era el mejor antídoto contra nuestro retraso, claro que el escenario convulso de fondo, con dos ideologías totalitarias en clara disputa, no eran el mejor regazo para en España este sistema saliese de unos tímidos balbuceos.
(3) La pregunta que subyace a todo este entramado keynesiano es porqué motivo los planificadores son capaces de templar sus ánimos en un escenario de conocimiento limitado o plena incertidumbre. Es más, no sólo velarán por el interés general. Buchanan con su famosa public choice desmonta parte y nos acerca más a una lógica realista. Los políticos/planificadores tienen sus propios incentivos.
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