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Vetustos tangos de arrabal

Numerosa tinta ha destilado el tango con sus polémicas de arrabal, esparcidas en dominicales que lectores hojean desde la distancia,  con labios aparvados de asombro.Añadamos las cuitas entre seguidores de cantantes, que minusvaloran al presuntamente adversario - donde cabe uno no puede estar el otro- y que nos dejan boquiabiertos porque vienen cargadas de hiel. En el tango quizá lleguemos todavía más allá- no es cuestión de Julio Sosa o sólo el "polaco" Goyeneche - hasta denostamos países mientras discutimos por los orígenes de la estrella más emblemática, que reunía todo, una voz coloreada, un semblante de caballero por encima del bien y del mal, como aparece Carlos Gardel en las cintas que llegó a rodar  antes de su trágico final, que conmovió al mundo ( no alcanzó a los suicidios en masa que se produjeron tras el deceso de Rodolfo Valentino, pero Don Carlos era una estrella de proyección global en 1935).


Magníficos afiches también forman
parte de la leyenda del tango



¿Qué nos atrae realmente de esta melodía arrabalera ? Las letras que nos hablaban con elocuencia de las rencillas de alfoz ventiladas con la hoja de una navaja y por la fuerza de los chirlos. Tienen sus iconos, sus poetas, y hasta sus santuarios que han atrapado a célebres literatos (las aristas de inmundicia que se derivaban de los duelos con facas despertaron el interés de un Borges, que daba sus primeros pasos fuera del nido familiar). Pero también nos podríamos quedar con los arpegios elegantes del gran Astor Piazzola, que hubo de rescatar al tango del limo, con los gambeteos de los compadritos o las letras de amores agostados como el tango   Nada  que tanto abundan y nos sumen en delirios de tristeza al maullar el bandoneón. 

Sin embargo, es posible que los fabuladores hallemos muchas más razones en las historias que crecen en torno al tango como nubes tempraneras. Quizá como decíamos, la que más encono despierte tenga su origen  en la nacionalidad de Carlos Gardel, puesto que se tienen datos muy confusos que los tertulianos contraponen con fervor casi religioso, sin que el observador imparcial llegue a conclusión alguna y nos apremien  más bien con actos de fe. Los argentinos en este caso  reivindicamos los orígenes  franceses del cantante, todo por hurtarle a los uruguayos y según la opinión de estos últimos, la condición de Olimpo del tango a Uruguay ( también nació Julio Sosa y alguno más, pero el máximo exponente, Gardel, no debería "tener semejante tacha" escuché que le decía en tono de burla, más bien le escupía a un amigo suyo uruguayo en el Café  Tortoni, un compatriota arrebolado por los sudores de la disputa, porque ésta no es cosa baladí ni mucho menos) No nos detendremos en las evidencias que esgrimen cada uno de los bandos, porque nos interesa más una anécdota sobre este particular que refirió el magistral Eduardo Galeano en su prontuario de historias  de balompíé:  El Fútbol. A sol y sombra. Imaginemos al escritor uruguayo, siempre aferrado a su bloc negro que parece un misal, donde anotaba cualquier chascarrillo que surgiese en la cháchara menos enjundiosa, con el mismo ímpetu de reportero de  Heródoto o su reencarnación en el polaco Ryszard Kapucinski (o Richard para que sus compañeros de viaje no se liasen con su difícil pronunciación).


De Guillermo Laborde (1886-1940) [1][2] - FIFA.com, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2748565
Mundial de Uruguay,1930



Eduardo garabateó que la prueba fehaciente de la "uruguayidad" de Carlos Gardel descansa en dos hechos, ambos relacionados con el fútbol. En el año 1930, cuenta que reinaba la algarabía en el País de la Plata, los rotativos informaban de cada movimiento de su selección con el mínimo detalle, ya que iba a disputar la final del primer Mundial de fútbol, como se podrá imaginar el lector, contra la aguerrida Uruguay. El destino es a veces así de torvo. Carlos Gardel no quería ser menos que cualquiera de sus compatriotas de acogida, por lo que fue a rondar al combinado argentino con su habitual repertorio a fin de darles suerte. Todos sabemos cuál fue el resultado de aquel campeonato, pero para los despistados, consignemos que  Uruguay se alzó con el título. 

Aquello podría obedecer a la casualidad,nada de mal fario destacará el lector más racional, sino fuese porque cinco años después, Don Carlos iba a prestar un último servicio a su  verdadera patria antes de desaparecer de forma trágica- la imagen de Galeano nos viene a la mente cargando las tintas de su pluma y con redomado énfasis regruesando el adjetivo de verdadera, lo que nos causa en realidad pesadumbre por venir de un hombre tan ponderado, que se rebeló no obstante, o el animal que lleva dentro contra cualquier atisbo de comedimiento,el fútbol nos troca en faunos,más si viene mezclado con los asuntos de la patria-. Pues nos confirma con indisimulada alegría que en el año 1935 se jugaba la final de la Copa América, y que Argentina quería vengarse de la derrota del Mundial ganando este nuevo título internacional, por supuesto contra los uruguayos. Gardel fue de nuevo a rondar a la selección de Argentina a su concentración, que poco después volvería a caer en una final contra Uruguay. Los uruguayos afirman que no fue casualidad, que lo que  nuestro protagonista en el fondo anhelaba, era reconciliarse con sus orígenes y con su verdadera patria, Uruguay. En ese mismo año fallece el gran ídolo,y todos en esta ocasión si que estamos seguros,que sufrimos la peor de las derrotas,argentinos y uruguayos.La vida a veces nos infringe estas crueles derrotas,no en vano,nos hemos perdido los tangos de Gardel que nunca fueron.


PD; Hemos decidido abordar esta historia, una vez que se han apagado los ecos de la posible salida de Messi del combinado nacional.  Recordar tristes motivos, que azotan iconos del País de la Plata, cuando la concurrencia del que dicen mejor jugador del mundo no estaba garantizada, hubiese sido una falta de tacto por nuestra parte. Recuperado Lío, podremos abrirnos en carne ante el mundo balompédico. 






Comentarios

  1. Me encanta Gardel. Y no me suicidé cuando él murió porque yo nací después. Ah... Y es argentino, nacido en Francia, lo cual es lo de menos.

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  2. Efectivamente,es lo de menos,pero he visto buenas agarradas a propósito de. la cuestión.Un abrazo,me gustó mucho su post sobre la permeabilidad de las fronteras.

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