Sin
duda Cinema Paradiso llena las
retinas de los cinéfilos; los héroes del celuloide perdidos en el imaginario de
generaciones pasadas, desfilan fotograma a fotograma por el escenario de la
gran pantalla. Y con fruición nos atrevemos a revelar quién es el actor de la
imagen y en el sumum del deleite, atinamos tardos con la cinta que protagonizan.
Con todo, es una galería carcomida de rostros, que casi nada dicen al
espectador contemporáneo: Toto, El Gordo y el flaco, Ana Magnani, la
esplendente Brigitte Bardot, y Charlot conformaban aquel panteón de actores ilustres.
Estrellas en el sentido más estricto, cuyo venero nos llegue a la manera de un
sonsonete conocido, pero que no son más que fósiles errantes por la pantalla.
Quizá
aquí estribe la pasión arrumbada que me explicaba un profesor de Instituto,
amigo mío, que inerme no hallaba las razones, por las que la película de
Giuseppe Tornatore no había conmovido a la batahola de jóvenes de quince años
de su clase.- Es mi película preferida, Sergio ¿Cómo es posible que no despertase
ninguna emoción sino aburrimiento? - En una mesa del Hoyo 17 agitaba las
pestañas y extrajo un nuevo cigarrillo de su paquete arrugado, mientras
recelaba de lo alejado que estaba de sus pupilos. Además, me siguió confesando inocente
que se había ilusionado con que la historia de amor de Elena y Salvatore
emocionase a sus adolescentes, muy avezados en estas lides. Pero incluso los
códigos de amor de nuestros padres estaban aventados.
- - ¿A
quién se le ocurre pasar noches en vela bajo el alfeizar de la amada? Cuando
tiene el privado del feis y se puede declarar con una canción en spoti. - Se rascó
pensativo su barba hirsuta, mientras escudriñaba sus emociones, y le había respondido
lacónicamente que tenía razón.
- - Se
le acusaría de acoso.- Barruntó indolente y rendido a las evidencias.
-
Los
tiempos están cambiando, querido Luigi.- Le advertí con el remoquete de la
canción de Dylan.
Luego,
por los médanos del Parque de El Capricho, discurrimos enfrascados en un
análisis huero sobre las causas del desapego a la cinta de Tornatore de sus
estudiantes. Como explicaba la magnífica Galaxia Gutenberg, hasta el lenguaje
de la imagen que nos parece tan universal, cambia en las distintas culturas,
cuanto más cuando se produce un salto generacional tan evidente, propiciado por
la tecnología.- ¿Ha envejecido tanto
Cinema Paradiso?
-
No,
al contrario, ya sabes.- Demostré con mi titubeo y perplejidad que no
comprendía el fenómeno. Puede que hubiésemos categorizado con una muestra, que
no deja de ser una patulea de zoquetes.
-
Bueno,
son muy buenos alumnos- Me corrigió Luis con una media sonrisa esbozada.
Desmontes de El Capricho, parajes de nuestra ficción |
Una
nube de humo perseguía a mi amigo, con la sempiterna colilla humeante enroscada
en sus dedos. Añadimos a continuación, como siluetas vacilantes por los
desmontes de los maravillosos jardines de El Capricho, el pandemonio de
virtudes del filme con el afán de autoconvencernos
de su grandeza. Es una de las óperas primas más redondas: un canto a la belleza
pergeñada a base de retazos, pero que conforman un todo muy armonioso. Se
superponen varias historias, sin que la narración pierda pujanza, y entretanto,
la maravillosa banda sonora de Ennio Morricone inspira los sentimientos del
espectador en íntima relación con la imagen. Es más, Tornatore no ha defraudado
las expectativas que creó con su primera obra, una de las películas más conmovedoras
que haya visto. Muy al contrario, sus guiones tienen un sólido basamento
literario, con unos personajes de una gran hondura psicológica. La última escena
de Geoffrey Rush en La mejor Oferta es una buena prueba de ello. Es verdad,
que el lenguaje literario y cinematográfico ha cambiado y se ha estilizado
tanto, que en la trama se difumina cualquier atisbo de constructo artístico. En
otro post lo comentaremos, que son demasiadas cuestiones para tan breve
espacio.
"La vita non è come l'hai vista al cinematografo: la vita è più difficile". Cinema Paradiso Alfredo
S. Munari
"La vita non è come l'hai vista al cinematografo: la vita è più difficile". Cinema Paradiso Alfredo
S. Munari
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