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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Desfado de Tabucchi

Como italiano perdido en una diáspora cultural, quizá la única no desdeñable en términos de añoranza, una figura representa por encima de todos nuestro ideal, la del maestro  Antonio Tabucchi . Si en el resto del mundo todos los caminos confluyen a Roma, en el país luso, el poeta  Fernando Pessoa  abarca casi todos los horizontes. De modo que no es de extrañar que el veleidoso azar pusiese en las manos de Don Antonio un poema del gran escritor portugués, en la estación parisina de Lyon, y que el luso había firmado con uno de sus heterónimos,  Álvaro Campos . Es el triángulo maldito de nuestro joven intelectual, escritor de rachas hasta aquel encuentro: París, Italia y un naciente amor por Portugal habrían de conformar el resuello, que llenó de pasión los años mozos en los que uno se decanta por una vida plúmbea o se arroja en brazos de la incertidumbre. El joven Tabucchi eligió el segundo y más etéreo camino.  Porque herido por la belleza conmovedora de los versos de Campos,

Vida y destino de Grossman

Los prontuarios del Holocausto judío recogen que Vasily Grossman fue el primer periodista en llegar a Auschwitz y enfrentarse a los abismos insondables del ser humano, que tienen en ocasiones, verdaderos contornos de pesadilla. Pilas de cadáveres famélicos por la evidente inanición de la que fueron objeto en vida,  el hedor dulzón de la muerte que le guiaba a través de la vías del tren y subido a su todoterreno .  Todo hería al plumilla, que había sido reclutado  con el fin de recolectar los testimonios del terror nazi en territorio soviético   por la leyenda viva de la literatura   Ilyá Ehrenburg . El   viejo combatiente de nuestra Guerra Civil  y que sobrevivió milagrosamente a la yezhovina (1) actuaba en representación del Comité Judío Antifascista (CJA).      Como Ucrania se había convertido en un espléndido granero en este caso de historias de horror, Vasily inquieto y a pesar de que le hormigueasen los dedos,  no cesaba de anotar en su bloc los acontecimientos de un infier

Nemirovsky, el ballet en la literatura

H oy hablaremos de una joven judía pudorosa  e imbuida de soledad por un padre en constantes periplos de negocios , que escribía y  que además jugaba a crear mundos y personajes imaginarios a partir de chácharas, que escuchaba a su alrededor.  Con una formación exquisita que incluía la música y el baile, no es de extrañar que su prosa destile veneros tan elegantes ( sus borradores son como partituras de música). Sin embargo, los complejos propios y tenerse por tan poca cosa,  siempre hizo minusvalorar su capacidad literaria.  Quizá influyese el hecho de que nunca gozó del cariño de una madre que se marchitaba y que quería vencer al cruel paso del tiempo con cremas y cuidados incesantes, que le apartaban de sus hijas (este personaje rebrotará en varias de sus novelas pero con más crudeza en la fabulosa El vino de la soledad , donde su protagonista, creemos que un trasunto de la propia escritora, titubeará de dolor al pronunciar las dos silabas que nos emocionan al resto de la humanidad

La literatura cipotuda de extremo centro

Retomamos el tema de los clichés políticos, y especialmente uno que se ha venido en llamar el extremo centro , sobre el cual, algunos de nuestros representantes parlamentarios más campanudos han malgastado mucha saliva. Se dirigen a estos quintacolumnistas de la prensa en tono despreciativo, y en un sentido diferente que el que nos produce al más común de los mortales. Como si desde un centro ideológico, se atacase con mucho ímpetu las posiciones de los políticos ofendidos, lo que nos extraña a otros tantos es sin embargo la  capacidad de estos periodistas  menesterosos  para jugar/estirar el idioma y nunca tomar posición pero sí partido, el suyo propio, que en un país más que polarizado, quizá sea la opción más respetable. Resulta difícil por consiguiente que muestren una opinión taxativa por algo, muy al contrario de lo que creen los diputados presuntamente concernidos por la  beligerancia de los cipoteliteratos , cuando son precisamente lindos gatitos, que maúllan y no arañan. Ni

Rebelion de las masas

Se desfogaba  Sánchez Ferlosio con los desmadrados tiempos modernos, que a raíz de su locución, estaba muy lejos de comprender. Sin duda late en el  escritor  agostado  una brizna del protofascismo que inspirase a su padre, el inveterado Sánchez Mazas , creador del grito   Arriba España,  aparte de insigne miembro de la literatura de la munición que tan bien desmenuzó  Andrés Trapiello  en su ensayo Las armas y las letras . Una guerra y  unos afanes bélicos que en lugar de glorificar ideologías o patrias, pusieron en la picota a muchos soldados  Svejk   (1) , a los que poco les iba en la contienda civil y que dependiendo del equilibrio de fuerzas de una zona, les tocaba pelear en uno u otro de los bandos. Curiosamente Sánchez Mazas, se salvó de morir en un fusilamiento de puro milagro o si acaso se prefiere, por el veleidoso azar. La guadaña silbó en su rostro con un canto desesperado, al no poderse hacer con su vida, y le permitió llevar luego una trayectoria fecunda, que  a otr

Luces de bohemia

Quién no en un debate, en medio del enojo recurre a los sabios antiguos para dar más preeminencia a sus opiniones. Una tentación a la que nos aferramos, para darnos un regusto y una patina intelectual, pero a veces la cita se perpetra y adapta a las circunstancias, reinterpretándola penosamente cuando se saca de contexto. Si no nos esforzamos en buscarle su verdadero marco de referencia, la nueva luz llega a ser irrisoria y cegadora. Así ocurrió que se habló pomposamente en sede parlamentaria de los espejos cóncavos que reflejaban las caras de los héroes que iban a sacar de la penuria al país. Pablo Iglesias se había sacado de la chistera una lectura inimaginable en Ramón Valle- Inclán .De esta guisa los fementidos regeneracionistas o regeneradores, se asomaban al Callejón del Gato y sus cuerpos quedaban deformados por los espejos cóncavos y convexos. Desempolvando alguna crónica de Madrid, llegamos a la conclusión de que  algunas tiendas del primer Madrid del siglo XX   pusieron es